Cumplir los sueños

Lecciones de cine

Dicen que perseguir los sueños es malo. Crear expectativas nos aboca al abismo de la desilusión, y de ella brota el sufrimiento. El budismo lo remedia con la aniquilación del deseo y el desapego, pero ¿hay algo más bello que cumplir los sueños? Evidentemente soñar es correr riesgos. Implica poner en juego la integridad emocional, salirse del presente absoluto, pero debemos permitirnos ser románticos. En ocasiones es muy necesaria esa capacidad de soñar, viviendo con la ilusión de hacer realidad nuestros sueños. Aunque no lo crean, muchas veces los sueños se cumplen, como en la mejor de las películas.

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LA LA LAND | DAMIEN CHAZELLE | 2016

Bello homenaje a la ciudad de las estrellas, L.A., la meca del cine a la que tantos acuden buscando cumplir sus sueños. Como la pareja protagonista, Mia y Seb, dos jóvenes románticos que anhelan ser una gran actriz y el propietario de un club de jazz. Nada en ellos es convencional, porque prefieren perseguir sus sueños pese al riesgo que ello conlleva. Pronto nace entre ambos una bonita historia de amor, de esas que sólo parecen existir en las películas, pero que a veces se hacen realidad. Bajo una atmósfera de musical clásico, la carismática pareja baila en las Hollywood Hills o en el planetario del Griffith Park, reviviendo escenas de filmes emblemáticos como Rebelde sin causa , con Ryan Gosling ejerciendo de moderno James Dean. También cantan en los muelles de Venice Beach sobre el atardecer en el Pacífico. Todo empieza en un espléndido plano secuencia en un día de tráfico y termina en la intimidad de una sala de jazz donde el genio de Chazelle es capaz de trazar un desenlace de hipotética ensoñación, con una elegancia reservada a los maestros del cine. Con películas como esta, la estela del gran cine clásico parece preservada. En ella se respiran el aroma del malogrado Stanley Donen y la estética de referentes como Los paraguas de Cherburgo .

La La Land es una oda de amor al tiempo en el que las películas eran bigger than life y un canto a la alegría de vivir. No importa si Mia y Seb cumplen sólo parcialmente sus sueños, porque su romántica ilusión se contagia al espectador. Muchos no olvidaremos a Gene Kelly cantar bajo la lluvia, ni a Fred Astaire bailar en el techo. Con La La Land su legado sigue vivo. Sin duda, este es un filme para soñadores y para todos aquellos que un buen día sientan la necesidad de conectar con sus sueños.

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