Defensa personal para mujeres

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Frente a las violencias machistas, los cuerpos de las mujeres pueden ser blanco de agresiones en cualquier momento. José Juan Robles Pérez, miembro de la Comisión Nacional de Defensa Personal de la Real Federación Española de Judo, explica que los cursos de defensa personal femenina buscan concienciar a la mujer de que “puede ser un objetivo, no para vivir con miedo, sino para aprender a gestionarlo”. Ofrecen herramientas sencillas y efectivas para neutralizar el peligro. María del Carmen Vila Jiménez, responsable mundial del Departamento de Defensa Personal Femenina de la Federación Mundial de Nihon Tai-jitsu, afirma que “no buscamos crear superguerreras, sino sobrevivientes”.

La defensa personal no es una técnica de combate o de venganza sino una herramienta para protegerse y anular una agresión. La respuesta debe ser proporcional al ataque, con la intención de defenderse de una situación violenta, no de propiciarla. Tampoco es un arte marcial, sino “una serie de mecanismos, acciones y protocolos dedicados a valorar nuestra integridad”, según Manuel Montero Kiesow, presidente de la Organización Nacional para la Defensa de la Mujer (www.defensapersonaldelamujer.org).

Se toman prestados aprendizajes de estas disciplinas para ajustarlos a herramientas que puedan ser útiles en situaciones reales. “El arte marcial es la base, pero se aplica a la realidad de la calle”, explica María del Carmen Vila Jiménez, también profesora de artes marciales y defensa personal en el Club Esportiu Budokan Kasa de Tarragona y autora del libro No eres tan débil como creen. “Aquí no tenemos un juez o tribunal que nos dé puntos o nos aplauda, es cuestión de sobrevivir”, afirma Robles Pérez.

La mejor defensa es huir

El foco está puesto más en la concienciación y prevención que en la técnica. Fomentar el estado de alerta permite alejarse del lugar de vulnerabilidad. “La información es una herramienta. La libertad parte de ser consciente de qué elementos generan riesgos añadidos y elegir si me siento preparada para asumirlos”, explica Susana Mélich, técnica deportiva en aikido y defensa personal, que imparte sus clases en el Club Judo-Pineda de Mar en Barcelona.

El objetivo principal, explica Montero, “es enseñar a incorporar medidas de prevención antes de la agresión y, a quien está siendo agredida, a huir”. Los expertos coinciden en que la estrategia más efectiva es desactivar, mediante la prevención o la negociación, un enfrentamiento directo que obligue a utilizar técnicas físicas. El primer aprendizaje que debiera adquirirse en estos cursos es que “huir no es algo cobarde, sino inteligente”, dice Vila.

Al alcance de la mano

Ante la imposibilidad de evitar la agresión, la idea es utilizar medidas sencillas que permitan salirse lo más rápidamente posible de las manos del agresor. Los expertos explican que la intención de estos talleres no es que las mujeres incorporen estrategias de gran complejidad –que implicarían un entrenamiento continuo y extenso–, sino adquirir herramientas sencillas para salir indemne.

Se trata de que en poco tiempo de entrenamiento puedan controlar técnicas instintivas y efectivas para poder defenderse más allá de su condición física; desde pellizcos y mordiscos, hasta golpes o agarres en zonas vulnerables como los genitales o los ojos. Los profesionales explican que cualquier objeto que se lleve a mano –bolso, paraguas, móvil–, como también el propio cuerpo, pueden utilizarse como arma improvisada. Ante una situación de agresión, que puede provocar un shock es fundamental que las estrategias de defensa sean sencillas.

Los expertos coinciden en que la sensibilidad del maestro a la hora de trabajar con los diferentes perfiles de mujeres que acuden a los talleres es fundamental. “Cada una acarrea diferentes experiencias, miedos, bloqueos; como profesor tienes que tener empatía y adaptarte a eso porque el tratamiento no es el mismo para cada una de ellas”, comenta Mélich. Vila afirma que, en tanto que la mayoría de las mujeres se acerca a estos talleres por miedo, “necesitan encontrarse a alguien empático, que sepa manejarlo y ayudarlas a perderlo”.

¿Cómo es una clase?

 Calentamiento y suaves estiramientos para preparar el cuerpo para el trabajo,

 Juegos y ejercicios que potencien la fuerza, agilidad, destreza, equilibrio, etcétera y que también establezcan un contacto entre las participantes.

 Información y concienciación sobre prevención y defensa pasiva.

 Intercambio de experiencias y dudas de todas las participantes.

 Ejercicios que trabajen la parte técnica desde un nivel muy básico: caídas, desplazamientos, patadas.

 Técnicas simples y efectivas ante situaciones reales que progresen en su nivel de dificultad.

 Recreación de escenarios y situaciones reales.

 Ejercicios de simulación de combate.

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