1
. El banquete tiene que afrontarse sin ayunos previos. Nada peor que llegar a la cena festiva con un agujero en el estómago.
2
. Unos 20 minutos antes de un gran manjar hay que beber una buena cantidad de agua. Va bien mezclarla con agua con gas. Y que esté a unos 15º, no muy fría.
3
. Es importante centrar la atención en la conversación, en la decoración, en el ambiente, en lo bien que nos sienta todo... Mal asunto si sólo estamos pendientes del plato de jamón.
4
. Ya que se trata de una fiesta es un buen momento para disfrutar sin engullir, para comer despacio y saborear.
5
. Si podemos elegir, pescado. El marisco, el salmón ahumado, las ostras... son opciones deliciosas y ligeras. El jamón de bellota es una maravilla, pero no es etéreo.
6
. Siempre mejor vino, cava o cerveza que un combinado. Si se opta por ello hay que ser muy generoso con el hielo, porque aligera la bebida notablemente.
7
. No es una falta de educación: se puede dejar comida en el plato. Si ya no nos apetece más, ¿por qué seguir comiendo?
8
. Dejar el coche en casa es perfecto. Andar después de la comilona tiene un efecto digestivo y nos puede evitar problemas.
9
. Cuando durante la semana hay varios extras hay que tener opciones de
compensación:
fruta, leches fermentadas , verduras... Un caldo vegetal con alguna aliácea (de cebolla y puerros a partes iguales, por ejemplo), puede hacer milagros.
10
. Es importante no lamentarse. Lo hecho, hecho está y ha sido estupendo. Mejor plantearse una visita al gimnasio, un paseo largo o cualquier actividad física que nos apetezca.