Lo que hay que saber de la alcachofa

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A menudo se tiende a dividir los alimentos en buenos y malos y a pensar que hay alimentos casi mágicos. La alcachofa es un ejemplo de estos últimos e incluso ha llegado a ejercer de alimento milagro adelgazante. Por desgracia, no puede solucionar el espinoso tema del sobrepeso, pero sí tiene unas cuantas virtudes que vale la pena conocer. La alcachofa es una de las verduras con más dosis de fibra que existen. Fibra entre la que está presente la inulina, que entre otras cosas favorece el buen estado de las células del intestino y de la flora intestinal. Es lo que se llama un efecto prebiótico. La alcachofa posee también cinarina, que es una sustancia que estimula la secreción de bilis y el buen estado del hepatocito. Tanto es así, que algunos estudios indican que la alcachofa sería beneficiosa para personas que han tenido enfermedades como la hepatitis o la esteatosis hepática (hígado graso). Un suave efecto diurético es otra de las virtudes de esta hortaliza que, por cierto, en realidad es una flor. La alcachofa aporta también fitoesteroles, que tienen la capacidad de reducir el colesterol en la sangre. A lo anterior hay que sumar una dosis notable de calcio, magnesio y potasio. Sin olvidar que cada 100 g de alcachofa cruda o sin condimentar sólo aportan unas discretas 20 kcal. Tiene por supuesto algún inconveniente. Uno de ellos es que justamente porque posee mucha fibra puede dar problemas de meteorismo. Otro pero es que su pelado no es fácil y que posee dosis muy discretas de vitaminas. Y, evidentemente, que nadie crea que por tomar alcachofas van a desaparecer sus michelines. Sólo lo harán si la alcachofa forma parte de una estrategia dietética adecuada para perder peso. En cualquier caso, es un alimento que hay que incluir en el menú porque tiene más ventajas que otras verduras y sobre todo porque ahora está en su mejor momento.

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