Omega 3, ¿sirven de algo?

Nutrición

Durante años se ha considerado que estos ácidos grasos protegen contra dolencias cardiovasculares y el cáncer, pero recientes estudios cuestionan la eficacia de tomarlos como suplemento.

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Prevenir las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, el envejecimiento del cerebro, el asma infantil, la depresión y la ansiedad o la degeneración macular. Mejorar la memoria; reducir la agresividad infantil o curar daños en las articulaciones y en la piel… A los ácidos grasos omega 3, presentes en muchos alimentos, se les atribuyen amplios beneficios. Pero en los últimos años, su eficacia se cuestiona y algunos estudios recientes desalojan del olimpo de lo sano los suplementos de omega 3.

El estudio Vital, encargado por el organismo de salud pública de Estados Unidos (National Institutes of Health) a centros de la Universidad de Harvard, analizó la eficacia de los suplementos de omega 3 (de aceite de pescado) y de vitamina D que toman muchas personas. Hizo un seguimiento de más de cinco años (2011-2017) de 25.871 personas (hombres de más de 50 años y mujeres de 55 o más) y no constató diferencias significativas entre tomar o no (parte de los estudiados tomaban un placebo) esos suplementos.

Ingerirlos no se traduce “en una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares ni cáncer”, concluye el estudio, que publicó The New England Journal of Medicine entre noviembre y enero. Mostró que en el grupo que tomó cápsulas de omega 3 hubo 386 casos de enfermedades cardiovasculares (infartos, ictus… incluidas muertes) y 820 de cáncer. Y en el grupo de control, hubo 419 casos de dolencia cardiovascular y 797 de cáncer. Sí se observó que los omega 3 reducían la ratio de infartos en el grupo de población negra (un 28%).

Un amplio estudio no ha visto que los suplementos de aceite de pescado reduzcan los casos de dolencias cardiovasculares ni de cáncer; la Agencia Europea del Medicamento dejará de autorizarlos para postinfartados

La Agencia Europea de Medicamentos (EMA en inglés), tras revisar estudios de los últimos años, también ha concluido que los fármacos de omega 3 “no son efectivos para prevenir problemas de corazón y arteriales en personas que ya han sufrido un infarto”, por lo que “ya no serán autorizados para tal uso”. Según la EMA, cuando autorizó ese uso en el 2000 había datos que mostraban “algunos beneficios”, aunque “modestos”. La revisión no los halló. La Universidad de Oxford tampoco vio el año pasado resultados en personas con diabetes.

Y sin embargo, a raíz de estudios diversos, desde hace tres décadas a los ácidos grasos omega 3 se les atribuye un efecto antiinflamatorio, en el nivel de dopamina, en moléculas implicadas en el riesgo de enfermedades cardiovasculares... Por ejemplo, un estudio de centros de Granada y Canadá en el que participó la investigadora Celia Rodríguez, ahora en el University College Dublin, vio en personas que consumieron aceite de canola enriquecido con omega 3 que aumentó el nivel de colesterol HDL (el llamado bueno) y disminuyeron los triglicéridos (una grasa en sangre). Por efectos como estos se considera que reducen el riesgo de dolencias cardiovasculares.

¿Por qué ahora no se ven efectivos los suplementos de estos ácidos grasos? Los autores del estudio Vital apuntan que no se habían hecho antes análisis amplios, durante largo tiempo y comparando población que toma suplementos y otra que no. Aun así, admiten que “la hipótesis de que los omega 3 confieren protección coronaria es biológicamente plausible” por sus mecanismos de acción.

El experto en lípidos Emilio Ros, investigador de la red CiberOBN y emérito del Idibaps-Hospital Clínic, apunta que la edad y la salud de los participan­tes pueden influir en un estudio. O si han tomado durante su vida pescado, que contiene omega 3. O la dosis ingerida. En el estudio Vital era de 1 g/día (la que la Asociación Americana del Corazón recomienda para pacientes coronarios). Ros recomienda que se tomen alimentos con omega 3, como pescado, en lugar de suplementos. Recuerda que los alimentos contienen más de un nutriente. Así lo defiende también un estudio de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) para actualizar sus recomendaciones para una vida más saludable.

Celia Rodríguez se queja de que no ocurre sólo con el omega 3, “sino que existe un limbo legal” para la publicidad y venta de suplementos nutricionales.

Estos últimos estudios quizás empañen el fervor por los alimentos suplementados y los suplementos de omega 3, retroalimentado por una industria anual mundial estimada en 24.000 millones de euros por la plataforma GVR (Gran View Research), y que además, para el 2025 preveía que se duplicara este gasto, sobre todo por un mayor consumo de estas cápsulas de aceite de pescado entre los niños o para prevenir el alzheimer, dado su supuesto efecto sobre neurotransmisores cerebrales y la memoria.

El consejo: coma pescado

La EMA instará a la Comisión Europea a dejar de recomendar suplementos de omega 3 a postinfartados, pero no se les retirará la etiqueta de que ayudan a reducir los triglicéridos. “El mejor consejo que se puede dar a la población es que coma pescado. Si se toma pescado dos o tres veces por semana no son necesarios estos suplementos; y se come menos carne, lo que también es más saludable”, señala Emilio Ros. Celia Rodríguez coincide: “Al final, lo que se debe decir es que con una dieta variada y equilibrada que incluya el pescado, no harán falta suplementos de omega 3”.

ORIGEN ALIMENTARIO

Los omega 3 son unos ácidos grasos poliinsaturados (hay varios tipos) contenidos en el pescado, mariscos y ciertos vegetales. Aportan energía y son componentes de las membranas plasmáticas que rodean las células (de ahí que se les atribuya efecto en partes tan distintas como el ojo, el cerebro, los pulmones, el sistema endocrino...). Según la Fundación Española del Corazón, 100 gramos de salmón contienen 2,5 g de omega 3; de atún, 1,3 g; de nueces, 2 g; de coles de Bruselas, 0,13 g; de aceite de oliva, 0,76 g.

En el marisco y el pescado

Anchoas, sardinas, arenques, salmón, atún, hígado de bacalao, ostras… contienen ácidos grasos EPA y DHA, entre otros. Los suplementos que se venden son aceites extraídos de esos pescados, del krill marino y de algas.

DHA (ácido docosahexaenoico)

EPA (ácido eicosapentaenoico)

En diversos vegetales 

Los ácidos ALA, sobre todo, se hallan en aceites vegetales (de linaza, soja, canola...), nueces y cacahuetes o en verduras como las coles de Bruselas, las espinacas y la lechuga, las semillas de chía, la avena o el aguacate, entre otros.

ALA (ácido alfa linolénico)

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