El sexo sentido

sexualidad

Incluso los vegetarianos han de admitir que cierta carne ayuda a reducir el estrés, favorece el descanso, contribuye a afianzar los lazos con la pareja y resulta muy placentera

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Al lector le sorprenderá que en un artículo sobre las bondades del sexo aparezca una monja, pero cualquier excusa es buena para hablar de ella. La teresiana Viqui Molins es la embajadora en Catalunya del padre Ángel, de Mensajeros de la Paz. Siempre está rodeada de personas sin hogar, toxicómanos y desheredados. A todos ayuda, no sólo de forma material. Un abrazo, una palabra de consuelo… Una vez, una prostituta le reprochó: “¡Bah, qué sabrás tú!”. Cuando meses después dio a luz y la hermana Viqui la acompañó en el parto, esa misma mujer le dijo: “Ahora lo entiendo: tú no has tenido hijos, pero eres la madre de todas nosotras”.

A medida que se hace mayor (y ya ha cumplido 83 años), Viqui Molins está más agradecida y es más feliz. “Estamos hechos –dice, con su sonrisa perpetua– para amar y ser amados: no hay nada más bonito”. Sólo hay una cosa que a veces podría reprocharle a Dios: “¿Por qué no me dejaste probar el sexo?”.

¿Recuerdan el chiste del jugador de cartas? Aquel que aseguraba que le encantaba el póquer y, cuando le preguntaban si ganaba muchas partidas, respondía: “¡Ah, ganar! ¡Eso ya debe ser la repera!”. Pues con el sexo y el amor pasa lo mismo, sostienen el ginecólogo William Masters y la sexóloga Virginia Johnson. Por cierto, Masters & Johnson, su nombre como pareja artística, siguen colaborando, pero se separaron después de más de 20 años casados, lo que significa que ser un Einstein del sexo no garantiza nada…¿O sí?

“El sexo, como el dinero, no es imprescindible para ser feliz, pero ayuda mucho”, pensaban Henry Miller y Charles Bukowski. No cabe duda de que, además de ser muy sandunguera, como cantaba la gran Celia Cruz, esta actividad reporta muchos beneficios para la salud. Así lo han explicado los ponentes de una reciente jornada científica en Elche sobre Amor, salud sexual y pareja, con conferencias tan sugerentes como Amor romántico y amor líquido: amar en tiempos de Tinder.

Los expertos recalcan que el sexo fortalece los lazos amorosos en la pareja, aunque como precisa José Bustamante Bellmunt, de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual, “no es necesario tener pareja para ser feliz”. El sexo reduce el estrés, ya sea en pareja o no (Napoleón aconsejaba jugar al solitario antes de la batalla). También remedia ciertos dolores, ayuda a quemar calorías (menos que corriendo un maratón, pero es más divertido) y favorece el descanso, ya que libera una hormona responsable de la relajación y la somnolencia.

¿Es sano? Sí, pero tampoco hay que acudir al sexo como a una farmacia. Una vez más conviene apelar a alguien que renunció al hedonismo y los placeres carnales, pero que ha tenido y tiene una vida muy placentera. Viqui Molins atesora el mejor final para este texto: “No hago cosas porque sea feliz, soy feliz porque hago cosas”. Que cada cual se lo aplique lo mejor que pueda.

La cama de Brian

¿Recuerdan el Frente  de Judea de La vida de Brian? “Además del acueducto, las carreteras, el alcantarillado,  y mil cosas más, ¿qué hizo Roma por nosotros?”

Con el sexo pasa igual: sólo   da bienestar físico y mental, hace aumentar la confianza y la pasión en la pareja... De acuerdo, pero además de eso, ¿qué más hace el sexo?

Entre otras cosas, estimula las neuronas, mejora el suelo pélvico y, según el psicólogo David Weeks, libera endorfinas que actúan como un analgésico

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