Las vueltas que da la vida… Hace unos años llevar un tatuaje era cosa de malandrines, gentes de mal vivir y músicos underground. Y, ahora, la fiebre del tatu se ha extendido a todas las edades y estratos sociales. Según un informe de la Comisión Europea publicado este mismo año, el 12% de la población europea tiene un tatuaje. Pero, ojo, porque hacerse un tatuaje no está exento de riesgos. La Comisión Europea alerta que, en algunos casos, “la tinta de los tatuajes puede conllevar riesgos sanitarios”, como infecciones bacterianas, alergias o hipersensibilidad. Antes de grabarse el nombre del novio, el escudo de su club o su flor favorita, no está de más tener presente algunos consejos.
No se conocen los efectos de los tatuajes a largo plazo. La Comisión Europea señala que el riesgo de cáncer de piel “no está ni confirmado ni excluido”. Se aconseja apuntar las características de las tintas empleadas (o fotografiar los frascos), por si se producen problemas meses o años después.°
Se ha observado que la tinta roja es la que presenta más riesgo de causar inflamaciones. La tinta negra es la más segura.
Para elaborar las tintas se emplean más de cien colorantes y aditivos. Es recomendable realizar una prueba alérgica de contacto para evitar reacciones no deseadas.
Se recomienda que las mujeres eviten la zona dorso-lumbar, porque no se podría administrar la anestesia epidural en caso de que fuera necesario durante el parto.
No se aconseja tatuar en lunares, ya que pueden cambiar con el paso del tiempo y la tinta dificultaría su seguimiento.
El lugar es importante. Elija bien dónde hacerse el tatuaje. Es decir, en qué parte del cuerpo. Piense que, en principio, un tatu es para toda la vida (aunque están mejorando las técnicas para poder eliminarlos).
Elija bien donde hacerse el tatuaje. La consejería de Sanidad de cada comunidad autónoma es la encargada de otorgar la acreditación correspondiente a los centros que cumplen las condiciones sanitarias para realizar tatuajes.