Camino al buen tiempo

Escapadas

Flores que parecen de otro mundo, fenómenos del deshielo, el mar como telón de fondo... La primavera invita a descubrir en rutas a pie tres rincones con un atractivo especial en esta época.

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Camí de Cavalls

De Cala Galdana a Sant Tomàs (MENORCA) 11 km • 4 horas

El ruiseñor junto al mar

Cuando las temperaturas se suavizan, la llamada del mar se vuelve más intensa. El Camí de Cavalls es una ruta que da la vuelta a la isla de Menorca y ofrece etapas de paisaje variado con la constante del mar que asoma, ahora en forma de cala rocosa tras frondosos pinares, ahora en playas de arena blanca. El tramo en el sur de la isla que parte de la cala Galdana hacia el este es tal vez uno de los más completos. Tras su paso por las calas Mitjana i Mitjaneta, el camino se adentra en un bosque de pinos y encinas donde en primavera se oye cantar al ruiseñor y otras aves. Superado por el interior el tramo de barrancos y acantilados, el camino conduce a una zona costera menos accidentada que concluye en un relajado camino con el mar a un lado y campos de cultivo al otro, hasta llegar a Sant Tomàs.

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El Calar del Río Mundo

Riópar (ALBACETE) Diferentes rutas de entre 1 y 6 horas

Donde nace el Mundo

De las entrañas de un amplio anfiteatro kárstico cuyas paredes verticales superan los 200 metros, nace el río Mundo. A media altura, desde la cueva de Los Chorros (para los aficionados a la espeleología, imprescindible pedir permisos para visitarla) se precipita una espectacular cascada que se convierte en un sinfín de pequeños saltos y tranquilas pozas. En primavera, cuando la subida de las temperaturas deshace el tapón de hielo y nieve que se forma en la boca de la cueva, se produce el reventón: un fenómeno de un día durante el cual el caudal de agua puede llegar a multiplicarse por cien. Aunque la multitud de visitantes que recibe la cascada (especialmente los fines de semana) resta atractivo al lugar, el espectáculo vale la pena, y la zona está repleta de sendas y caminos menos concurridos ideales para descubrir los verdes parajes de esta también denominada la Suiza manchega, con rutas que pueden ir desde agradables paseos de una hora hasta travesías más ambiciosas, de cinco o seis horas.

El tajinaste rojo

Cañadas del Teide (Tenerife) 17 km • 4,5 horas

La flor de lava y miel

El parque nacional del Teide es uno de esos espacios que resultan espectaculares en cualquiera de las estaciones del año. La excepcionalidad de su geología es un capricho de conos volcánicos y coladas de lava que dibujan los paisajes de formas y colores que el cine ha utilizado repetidamente para recrear paisajes de otros planetas.

Tras las intensas nevadas de febrero que compusieron un blanco decorado invernal, el mayor espectáculo de la primavera llega con la floración del tajinaste rojo, una especie endémica de la isla que puede superar los dos metros de altura y del que se puede encontrar centenares de ejemplares por todo el parque. Y esta gran pirámide floral no sólo decora el parque, sino que también a partir de su néctar se produce una de las mieles más valoradas del mundo por sus características organolépticas.

Para impregnarse de la hermosa rareza de esta especie no hace falta aventurarse a una gran caminata, ya que pueden verse incluso en los márgenes de las carreteras del parque. Pero si se desea disfrutar el paisaje en todo su esplendor, la oficina del parque recomienda la ruta de las Siete Cañadas, un recorrido de 17 km con desniveles poco exigentes y que ofrece una panorámica completa de la zona con vistas a la cima del Teide. Un lujo accesible.

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