Hoteles para no pegar ojo

Escapada

Quién lo diría, pero los hoteles “con fantasma” son un reclamo para turistas de todo el mundo. Ofrecen leyenda, superstición y mucha imaginación para los amantes de las historias de terror… y para los descreídos que tratan de descubrir sus secretos.

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Rose Hall Great House Jamaica Es la más grande de las mansiones de la isla. Se construyó en 1770 y en ella vivió una joven británica que practicaba magia negra y que acabó con sus tres maridos y un sinfín de amantes. Dicen que sigue por ahí; se puede comprobar en un tour organizado o, ¿por qué no?, casándose en los jardines de la finca. www.rosehall.com/tours

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The Historic Anchorage Hotel Alaska Fue una vez el único lugar de Alaska donde se podía comer en platos de porcelana china. Hoy en su web alardean de apariciones, televisores que se encienden y se apagan solos, grifos con vida propia y crímenes sin resolver... www.historicanchoragehotel.com

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The Russell Hotel SYdney, Australia Está en el centro del barrio antiguo de la ciudad, The Rocks. Ahora es un hotel boutique, pero fue un hospital durante la plaga de peste que azotó la ciudad a principios del siglo XX y aún se nota su pasado naval en los vestíbulos del hotel. El espíritu de un viejo marinero que ocupaba la habitación número 8 vela el sueño de sus compañeros de cuarto. Organiza, además, tours de fantasmas por esta ciudad, el punto donde nació Australia. www.therussell.com.au

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City Lodge Berlín Más que un hotel es una obra de arte habitable fruto de la locura creativa del artista alemán Lars Stroschen. Dentro no hay nada comprado, y cada pieza es única. Las habitaciones, todas diferentes, son bastante indescriptibles, desde camas suspendidas hasta estancias totalmente acolchadas, con jaulas o con apariencia de laboratorio, y qué decir de la que incluye dos ataúdes donde dormir… www.propeller-island.de

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Parador de Jaén El castillo de Santa Catalina es, posiblemente, uno de los pocos establecimientos que tienen una reclamación por la existencia de un fantasma, concretamente en la habitación 22. En 1984, parasicólogos realizaron un estudio en el lugar y llegaron a la conclusión de que los golpes y las voces femeninas que molestaban al cliente eran de una joven que murió “de mal de amores” siglos atrás. www.parador.es

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