Andar por encima de las nubes

El itinerario empieza con la ruta más llana y sorprendente de Madeira: la Levada do Caldeirao Verde. Está situada en el parque forestal de Queimadas y tiene algo curioso: el camino discurre junto a la acequia que recoge el agua de las montañas y sirve de canal de regadío. A lo largo de los 6,5 kilómetros de recorrido que bordean la escarpada ladera, se atraviesan cuatro estrechos túneles excavados en la roca, en los que apenas entra la luz natural. Una vez superados se alcanza el súmmum: una inmensa cascada de cien metros de altura escondida a la izquierda de la levada.

Tras explorar el frondoso y húmedo bosque, la siguiente ruta ofrece un cambio de panorama considerable. Se trata de la larga y delgada península de São Lourenço, situada en la punta este de Madeira. Un patrimonio natural de origen volcánico, con clima semiárido y carente de vegetación debido al viento. Este paisaje permite observar los acantilados más bellos de la isla. Al final del sendero, se encuentra la Casa do Sardinha, una especie de oasis donde se puede descansar y recuperar fuerzas. Desde lo alto se vislumbra la mejor panorámica: un imponente macizo flotante que parece retener las nubes.

Y precisamente, sobresaliendo de ese manto nuboso, se atisba el pico do Arieiro. La cumbre donde empieza la última ruta. Supone pasar del nivel del mar a situarse, en menos de media hora, a 1.818 metros de altitud. Se puede llegar en coche, y las vistas son espectaculares. Si hay suerte y está despejado, incluso se puede ver el mar. Justo enfrente del aparcamiento se divisa el pico más alto de la isla: el Ruivo. Hasta él se puede llegar en tres horas por un camino acondicionado y asegurado con cables, que pone a prueba a los excursionistas. El estrecho sendero transcurre por la misma cresta de la montaña, con grandes precipicios a ambos lados del camino. La sensación de libertad y paz está asegurada. El viento es lo único que musicaliza el paisaje.

Visita obligada

Pueblo. Las tradicionales casas triangulares de techo de caña, llamadas palhoças, hacen de Santana un lugar muy acogedor. Es una de las poblaciones pintorescas de la isla, tanto por su colorida arquitectura como por su riqueza natural. Un buen sitio para comprar productos artesanales y flores.

Parque. Monte Palace Tropical Garden es una obra maestra situada en la localidad de Monte y llena de referencias a China y Japón. Entre su enorme colección de plantas autóctonas y exóticas hay esculturas budistas y peces koi. Precio: 12,50 € por persona. Montepalace.com

Playa. Aunque la mayoría de las playas de Madeira son de piedra, la arena existe. Está en la playa de Porto do Seixal. Desde la orilla se puede disfrutar de los salvajes y verdes acantilados del norte.

Restaurante. El Arsénio’s Fado, situado en el casco antiguo de Funchal, la capital, es uno de los mejores lugares para comer una buena espetada de pez espada o atún. Hay que acompañarla del tradicional bolo do caco, un pan horneado en leña y untado con mantequilla de ajo.