Bimi, el brócoli que gusta a todos

Con 1 par

Es un alimento híbrido de sabor suave y delicado que nació en Japón en 1993, apreciado en la cocina porque combina con multitud de ingredientes

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Crema de bimi, crema fresca y cebolletas encurtidas Ingredientes para 2 personas > 300 gr de bimi > 2 chalotas > 300 ml de caldo de ave > Sal y pimienta > Aceite de oliva Para la guarnición > Cebolleta platillo fresca > Vinagre de módena blanco > 125 gr de crema fresca > 1 lima > Aceite de oliva virgen extra 1. Encurtir las cebolletas introduciéndolas peladas en una solución de una parte de vinagre por dos de agua. Dejarlas reposar allí un mínimo de 4-5 días antes de consumir. 2. Retirar las puntas del bimi consiguiendo una especie de cuscús y reservar. 3. Cortar en daditos uno de los tallos del bimi y reservarlo para el montaje final del plato. 4. En una cazuela, pochar la chalota pelada y cortada en juliana. Añadir los tallos de bimi cortados en trocitos más pequeños y rehogar. Mojar un poco con el caldo de ave y dejar cocinar durante 10-15 minutos. 5. Transcurrido el tiempo, triturar y colar por un colador de malla. 6. Arreglar la crema a punto de sal y pimienta y añadir una cucharada de la crema fresca para darle un toque cremoso, además de unas gotas de zumo de lima y disponer en una manga pastelera. Reservar. 7. Partir las cebolletas encurtidas por la mitad y marcar en una sartén bien caliente hasta que tome color por el lado plano de la cebolleta. 8. Montar la crema fresca en el plato haciendo una espiral. Encima montar el resto de ingredientes: las cebolletas platillo encurtidas y marcadas, el cuscús del propio bimi aliñado con sal, pimienta y ralladura de piel de lima, y los daditos de bimi en crudo. Un cordón de aceite de oliva culminará el plato.

Seguro que el nombre les suena, aunque todavía no tengan muy claro de qué va, porque el bimi –un alimento híbrido surgido en Japón en 1993, resultado de la unión natural entre dos plantas crucíferas, el brócoli tradicional y una col china llamada kai-lan– comienza a estar en boca de todos.

Es una crucífera híbrida nacida de la unión natural entre el brócoli tradicional y una col china llamada kai-lan, con propiedades antioxidantes

No es nuevo en Europa. Los ingleses, por ejemplo, llevan unos dieciocho años consumiéndolo. Pero desde que la OMS lo recomendó por sus beneficiosas y saludables propiedades, como su poder antioxidante, parece que la fiebre por el bimi también ha llegado a España.

Nosotros lo descubrimos hace algunos años gracias a Javier Bernabeu, de Sakata Seeds, una empresa que comercializa semillas de verduras y hortalizas. Y nos atrevemos a describirlo como “el brócoli para los que no les gusta el brócoli”. La razón es que, en aspecto, el bimi recuerda mucho a este alimento, aunque su tallo sea similar al del espárrago. Pero más allá de las apariencias triunfa por su sabor suave y delicado.

Como sucede con el brócoli o la col, el bimi también combina con multitud de ingredientes en la cocina, aunque tiene un valor añadido con respecto al resto de crucíferas: no necesita ser escaldado. Se puede preparar sin cocer, simplemente marcándolo en la plancha o en la sartén. Con salsa romesco, en tempura, a la brasa, con bechamel gratinada, con patatas al vapor… Su sabor, que a nosotros nos recuerda al del espárrago verde, admite todo tipo de elaboraciones. Es un producto desconocido, pero vale la pena probarlo.

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Macarrones de bimi, ‘beurre blanc’ de panceta y amaranto Ingredientes para 2 personas > 400 gr de bimi > Unos brotes de micro amaranto Para la salsa > 50 gr de panceta ibérica curada > 2 piezas de chalota > 50 ml de vino blanco > 100 gr de mantequilla > 50 ml de caldo de ave 1. Pelar y limpiar el bimi dejando únicamente el tallo. Una vez pelado, cortar en pequeños trocitos biselando el corte para que parezcan macarrones. 2. Escaldar los macarrones de bimi en una olla de agua hirviendo y dejarlos cocinar un par de minutos para que queden al dente. Enfriar en un baño de agua con hielo para cortar la cocción. 3. En un cazo con una nuez de mantequilla pochar la panceta ibérica cortada en dados para que suelte la grasa –reservar algún dadito para acabar el plato– y, a continuación, añadir la chalota pelada y cortada fina. 4. Una vez la chalota esté pochada –sin que tome color– mojar con el vino blanco y con el caldo de ave. Levantar el hervor y retirar la panceta. Triturar la mezcla con ayuda de la túrmix e ir añadiendo la mantequilla en dados hasta darle una textura cremosa. Hecho esto, colar y poner a punto de sal y pimienta. Reservar. 5. Saltear los daditos de la panceta que antes se han reservado. 6. Calentar los macarrones en la propia salsa y disponer en un plato hondo poniéndolos todos en la misma dirección. Encima colocar los daditos de panceta previamente salteados, los brotes de amaranto y un par de arbolitos del propio bimi escaldados y aliñados con aceite de oliva sal y pimienta. Un cordón de aceite de oliva virgen extra culminará el plato.

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