Errores habituales en la dieta de los niños

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Tenemos claro que una dieta equilibrada es esencial para la salud de los niños. Aun así, hay errores que los padres seguimos cometiendo sin darnos cuenta... El inicio de curso es un buen momento para rectificar.

Desayunos poco variados. Tenemos clarísimo que la cena y la comida han de ser variadas y combinamos a rajatabla el menú de la escuela con el casero. Pero en temas de desayuno, la cosa no es tan clara, y los cereales con leche permanecen todo el año. Es bueno recordar que el desayuno puede incluir pan, tostadas, bizcochos caseros, etcétera.

Exceso de alimentos proteicos. A menudo se nos olvida que el filete de un niño de 6 años no tiene que tener el mismo tamaño que el de un adulto. De la misma manera que se olvida que los lácteos también aportan proteínas de calidad. Por cierto, es interesante introducir a los niños las proteínas vegetales bien combinadas como plato principal.

Extender nuestros requerimientos dietéticos a los niños. Un niño no tiene por qué tomar un yogur desnatado o un alimento light si está bien de salud y su peso es adecuado. A veces extrapolamos nuestras necesidades dietéticas a los peques. Que los adultos tengamos problemas con la lactosa, colesterol, gluten, etcétera, no quiere decir que los sin sean mejores para ellos.

Siempre el agua. El niño debe saber que la mejor bebida es el agua. El zumo o el batido deben tomarse además del agua, pero son alimentos en sí mismos y su misión principal no es hidratar sino aportar nutrientes y energía. Energía que muchas veces no contabilizamos al ser bebidas....

El menú de niños no es obligatorio. En general, el menú de niños está pensado para que los más pequeños coman sin problemas, no para que coman de forma sana. Ante un menú infantil no adecuado hay mil maneras de adaptar platos “de adultos” para ellos. Saborear por primera vez el plato de un adulto puede ser toda una aventura.

Enseñar a dosificar. Frecuentemente los padres optamos por una actitud radical ante ciertos alimentos conflictivos. Reconozcámoslo, es más fácil prohibir que enseñar a dosificar. La actitud que más va a ayudar a los niños es la de la enseñar a tomar el alimento codiciado (bollería, pasteles, helados, etcétera) en dosis mínimas. De esta manera evitamos que se convierta en un deseo irrefrenable.

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