Una legumbre poderosa
El cacahuete es un fruto seco... ¿sí? ¿seguro? Pues no, contrariamente a lo que se piensa habitualmente y a pesar de su apariencia, el cacahuete en realidad es una legumbre. Y, según el doctor Carlos Sánchez Juan, profesor de la Universitat de València y expresidente de la Sociedad Valenciana de Endocrinología, es una legumbre entre cuyas bondades se encuentra su alto aporte de fibra, grasas saludables, vitaminas y sustancias antioxidantes, que pueden ayudar a la prevención de algunos tipos de cáncer.
En su opinión, la crema de cacahuete es una forma fácil de asimilar estas propiedades; incluso en el caso de los deportistas, es recomendable tras un entrenamiento intenso. Sin embargo, Sánchez Juan advierte que este fruto “no es la panacea para los deportistas ni ningún superalimento; simplemente son cacahuetes”. Una advertencia que cobra especial sentido si se tiene en cuenta que su alto aporte calórico puede jugar una mala pasada a aquellos que quieran controlar su peso.
Tan sólo hay una cosa que divida a los amantes de la manteca de maní: cremosa o crujiente. La primera es suave, fácil de untar y es la preferida para su uso en repostería. La segunda contiene trozos de cacahuete sin triturar que hacen que tenga una textura que no suele gustar a los más pequeños.
Según la National Peanut Board, un 56% de los estadounidenses se inclina por la versión cremosa. En el mercado español, aún novel, esta variedad es la más común en las estanterías de las grandes superficies; y según Enrique Charro, responsable del departamento de marketing de Taste of America, también es la preferida. Los responsables de esta cadena, especializada en productos estadounidenses, aseguran que la demanda de esta crema crece año tras año. De entre las marcas más populares en Estados Unidos, los españoles se pronuncian por Peanut Butter & Co. °
Una receta simple
Preparar una deliciosa crema de cacahuetes es más sencillo de lo que parece.
Los ingredientes son mínimos, y sólo hay uno imprescindible: cacahuetes.
Ingredientes:
300 gramos de cacahuetes tostados, sin sal; sal (opcional) y azúcar (opcional).
Pelar los cacahuetes, aunque algunas recetas aseguran que no es necesario. Siempre sin cáscara. Picar o batir los cacahuetes, en intervalos de un minuto para evitar quemar la picadora. Este proceso lleva un tiempo, alrededor de 10 minutos, hasta conseguir la consistencia deseada. Añadir sal y/o azúcar al gusto, si se prefiere.