Sea porque no abundan o por su valor gastronómico, hay especies que van muy buscadas. Son setas raras, difíciles de encontrar. Algunas porque crecen bajo el suelo, como la criadilla de tierra o la trufa negra. Otras porque parecen el tumor de otra planta, como el carbón de maíz. O porque pueden confundirse fácilmente con especies venenosas, es el caso del gurumelo y la seta de cura. Laia Ribas, bióloga y presidenta de la Societat Catalana de Micologia (www.micocat.org), comenta que al ser raras es necesario preservarlas, por lo que los expertos acostumbran a ser celosos de detallar dónde se encuentran exactamente. Por todo se recomienda no coger los ejemplares de setas muy pequeños, más difíciles de identificar, ni los muy envejecidos porque ayudan a las reproducciones futuras. Las imágenes han sido facilitadas por la Asociación Micológica Fungipedia (www.fungipedia.org)
Gurumelo Amanita ponderosa Crece en Andalucía occidental, en el sur de Extremadura y de Portugal. Muy peligrosa porque se puede confundir con la cicuta blanca (Amanita verna) que es altamente venenosa, un solo ejemplar puede ser mortal. Crece bajo tierra y despunta rompiendo el suelo.
Mansarón o Perrechico Calocybe gambosa Muy buscado y difícil de encontrar. Puede encontrarse en prados formando una pequeña comunidad circular. Morfológicamente es fácil confundirlo con otras especies, algunas de ellas tóxicas.
Melena de león Hericium erinaceum Del tamaño de una coliflor tiene una forma que recuerda a un erizo. Raro de encontrar, aunque ahora empieza a cultivarse. Gastronómicamente tiene un sabor peculiar y la consistencia de la langosta
Seta de cura Russula virescens Difícil toparse con ella. Es una de las setas más apreciadas gastronómicamente. Pero alerta porque comparte hábitat y colores con la Amanita phalloides (popularmente, el hongo de la muerte), una de las especies más tóxicas del mundo de las setas, con la que se puede confundir fácilmente.
Pie de cabra Scutiger pes caprae Está en la lista roja de especies en peligro de extinción en casi toda Europa por lo que se recomienda no consumirla para preservarla. Afortunadamente puede pasar desapercibida porque puede confundirse con el suelo por su color mimético marrón. Puede verse en Catalunya y Navarra.
Seta coliflor Sparassis crispa Difícil de encontrar, fácil de identificar. Crece como un parásito en el tronco de los árboles y se desarrolla con la forma de coliflor. Con una ya se llena el cesto porque puede llegar a pesar dos kilos. De agradable sabor, pero es laborioso limpiarla.
Criadilla de tierra Terfezia arenaria Muy rara de encontrar porque crece asociada a las raíces de una planta, bajo tierra. Primero hay que localizar la planta (se llama madre de la criadilla), y después con un palo especial pinchar la tierra para localizarla. Tiene un aspecto similar a la patata
Carbón del maíz Ustilago maydis Empleada en la elaboración de platos de alta gastronomía crece en el interior de las bolsas de las mazorcas de maíz, por lo que a simple de vista no se ve. Puede alcanzar los diez centímetros de diámetro. Primero es de color blanco. Y cuando madura en el interior de las bolsas se convierte en polvo negro, de ahí viene su nombre.
Trufa negra Tuber melanosporum Una de las setas más apreciadas gastronómicamente (aunque por su forma y crecimiento subterráneo hay quien lo identifica como tubérculo) y una de las más caras. Muy difícil de encontrar. Crece bajo el suelo y generalmente requiere un perro adiestrado para encontrarla. Es necesario tener una licencia especial para poder recogerlas.