El uso salvaje del teléfono móvil empieza a pasar factura. Problemas de cuello por doblarlo hacia el aparato, miopía ya en niños de entre tres y cuatro años por un uso abusivo de los terminales y una nueva dolencia en muñecas y pulgares que la revista médica The Lancet ha denominado whatsappitis. La cuestión es que hoy en día domesticar el uso del móvil se ha convertido en un reto, en tanto que ya somos phono sapiens, pero estar conectados continuamente socava la forma de relacionarse con quienes nos rodean.
Para evitarlo, existen aplicaciones para adiestrar al nuevo mejor amigo del hombre (y de la mujer): el smartphone. Es el caso de Forest, una app que incluye estadísticas de uso diario. Permite bloquear el teléfono mientras se trabaja en alguna tarea que aconseja no distraerse. También plantea un reto: plantar un árbol virtual que sólo crece si aguantamos media hora sin desbloquear el dispositivo. El objetivo es repetir este ciclo tantas veces como sea posible y conseguir un frondoso bosque (de ahí el nombre de la app).
Otra aplicación parecida es Moment (“Deja el teléfono y vuelve a tu vida”, es su eslogan), que funciona como un limitador de tiempo de uso del móvil para impedir que algunas personas comprueben compulsivamente si ha pasado algo en Twitter o que se sientan vacías si no refrescan Instagram cada 15 minutos.
Digital Detox promueve la “appstinencia” bloqueando todas las funcionalidades del terminal durante el tiempo que se le indique. Y Flipd incorpora un temporizador que permite decidir cuánto tiempo se quiere estar desconectado (por ejemplo, 30 minutos para tomar un café con alguien). Además, anima a la gente a pasar, al menos, 180 minutos al día con el teléfono inactivo.
Finalmente, Face Up calcula el nivel de adicción al móvil a partir de una pequeña encuesta. Así, si la pareja del usuario le echa en cara que usa el móvil continuamente en su presencia, la aplicación le proporciona estadísticas (personalizadas en función del grado de dependencia) que recuerdan que con esta actitud las posibilidades de que se rompa la relación sentimental aumentan un 16% o que las probabilidades de que las amistades se enfríen por un uso excesivo del teléfono crecen hasta un 48%.
El arte de domar
Algunos sociólogos y antropólogos han lanzado la idea de domesticar al móvil. Para ilustrar el concepto, hacen el símil de los perros salvajes, los cuales se fueron controlando poco a poco, para después incluirlos en la vida doméstica de los seres humanos. En palabras llanas, se trata de introducir en la esfera privada algo salvaje como el móvil (que vive de la esfera pública) y amansarlo para poder convivir con él y que no se nos coma