Dentro de cada una de estas cinco cajas está el mundo entero, emisoras que son faros, ondas que hablan en todos los idiomas posibles, programas del país que ustedes prefieran: desde la A de Albania hasta la V del Vaticano (sí, también está la Z de Zimbabue). Una Babel ordenada. Si la radio siempre fue una de las compañías más agradecidas que puede tener el ser humano, su versión en internet permite no sólo acceder a las emisoras locales y nacionales, sino a las de todo el planeta. ¿Y para qué?, podrá preguntar alguien. Pues para nada y para todo, para escuchar podcasts en el idioma que les guste o estén perfeccionando, para estar más informado que nadie, para viajar sin salir de casa o viajar antes del viaje o seguir haciéndolo después del regreso reproduciendo aquella emisora de jazz que oyó en Etiopía o aquel programa de reggae que sintonizó en Jamaica. Investigar con el dial acaba siendo una exploración adictiva que lleva a rincones recónditos. Es una opción más cómoda (el mando a distancia ayuda) que ir buscando emisoras en el ordenador. Muchos de los nuevos aparatos en el mercado incluyen conexión a Spotify, compatibilidad para descargar la música del móvil, opción de reproductor de CD e incluso la radio convencional por si la conexión inalámbrica falla. En ese caso, sólo hace falta levantar la antena y oír su canción favorita.
Planeta dial
Aprender idiomas, conocer otras culturas y músicas... con una radio por internet se puede surfear las ondas de los cincos continentes sin salir de casa.
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