Semana blanca

Belleza

El viento, el frío y el aire seco pueden reducir el nivel de hidratación de la piel en un 13%, lo que provoca los problemas típicos de la deshidratación: tirantez, sensibilidad y rojeces. Hidratar, proteger y reparar son las estrategias básicas para cuidar la piel, sobre todo si la agenda incluye deslizarse a toda velocidad por la pista de esquí, cuando el rostro acusa, además, el reflejo del sol sobre la nieve aunque el día esté nublado. Los rayos ultravioleta resultan más dañinos en la cumbre (cada 300 metros de altitud los niveles de radiación aumentan un 4%), así que una protección solar adecuada es lo primero que hay que añadir al equipo de esquí. Hay que aplicarla con frecuencia en las zonas más expuestas, como la nariz, los labios y el borde de las orejas si no están bien cubiertas con el gorro. Otro foco de atención es la mirada: aunque se escuden tras unas gafas especiales para la nieve, los ojos se fatigan con el paisaje blanco y se irritan con facilidad. Agradecen un contorno de ojos calmante, que los relaje y rehidrate la piel en profundidad.

Piel seca y deshidratada

No es lo mismo, ya que la deshidratación puede afectar a todos los tipos de piel. La piel seca, la que más sufre en invierno, carece de lípidos, suele ser más fina y tiende a la tirantez y la irritación. La deshidratada tiene falta de agua, bien por poca retención de la humedad o por su pérdida en la epidermis, es más áspera y nota el efecto del frío de forma temporal y localizado sobre todo en las mejillas.

¿Cambio de cremas?

Si se nota la piel confortable, no hace falta, pero, en general, en invierno agradece fórmulas más nutritivas que refuercen su barrera protectora y texturas más ricas. Activos hidratantes como el ácido hialurónico y la glicerina; reparadores, como los aceites vegetales o la manteca de karité, y antioxidantes, como las vitaminas E y C, que neutralizan los daños provocados por los radicales libres, aumentan las defensas y aportan luminosidad, otra de las asignaturas pendientes en esta estación.

Junto a la cara y los labios, las manos son las grandes damnificadas de las bajas temperaturas. Una buena crema en el cajón de la oficina y en la mesita de noche ayuda a recordar que conviene aplicarla con regularidad.

Fotoprotector invisible de absorción inmediata y con una fórmula específica para no irritar los ojos. SPF 50+. Fusion Water. 25,10 €. Isdin.

Colágeno hidrolizado para mejorar la flexibilidad articular, nutrir huesos y cartílagos y cuidar los músculos. Fórmula con extracto de cúrcuma, de propiedades antiinflamatorias y analgésicas. Arkoflex Fórmula Expert, 24,90 €. Arkopharma.

Mascarilla-crema hidratante. Alivio inmediato para la sensación de piel tirante que suele acompañar a las pieles secas. 22,70 €. Caudalie.

Bálsamo de labios con aceite de jojoba para una nutrición intensa. Cold Cream, 8,10 €. Avène.

Contorno de ojos antifatiga. Con ácido hialurónico y textura en gel. Hydro Boost, 15 ml, 17,90 €. Neutrogena.

Mascarilla de manos nutritiva. Con mora de los pantanos ártica, aceite de arándano nórdico y miel. Actúa en cinco minutos. 75 ml, 7 €. Natura Siberica.

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