“Me gusta ser doble capitana”

Conchita Martínez

Es la única mujer en la élite del tenis que dirige el equipo nacional masculino y el femenino y la única española que ha ganado en Wimbledon. Conchita Martínez ha navegado en las revueltas aguas federativas del tenis español y apagado el fuego del caso Gala León. Ahora, acaba de renovar contrato con la vista puesta en los Juegos de Río.

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Conchita Martínez fotografiada en una de las pistas de tierra batida del Reial Club Tennis Barcelona

Conchita Martínez (Monzón, 1972) ha tenido un fin de semana de lo más ajetreado. Es capitana del equipo español femenino de tenis que ha competido y vencido en Serbia (contundente 0-4) en el torneo de la Copa Federación. Si esta entrevista se publicase dentro de unos meses, en julio, podría escribirse lo mismo, pero en clave masculina, con el equipo de la Davis, que disputa entonces su elimina­toria. Y lo mismo en agosto, cuando pilotará a todo el equipo olímpico en Río. La doble capita­na aragonesa es la única españo­la que ha ganado en la catedral del tenis, Wimbledon. Su penúl­timo mérito, que le ha valido la renovación de sus contratos para todo este año, ha sido contribuir a apaciguar las a veces turbias aguas federativas el tenis ­español tras el caso Gala León, la anterior capitana del equipo masculino, que no llegó a debutar y fue recibida con sorpresa y rechazo por muchos jugadores de élite, lo que se interpretó como muestra de machismo.

¿Ha firmado uno, dos o tres contratos?

Es un solo contrato que abarca las dos cosas más los Juegos Olímpicos. Será bonito ir a otros Juegos y tener otra vivencia que no es la de competir, pero sí ayudar a que todo salga bien.

Tres medallas. Usted y los Juegos han sido buenos amigos.

Sí y además va a ser un reencuentro donde voy a estar en la Villa Olímpica, cosa que antes no hice. Es una buena oportunidad para crear lazos fuertes y vivir emociones distintas.

“Claro que podría haber ganado más títulos, como el Roland Garros del 2000 contra Mary Pierce. También habría podido ganar menos. Llegué a ser la dos del mundo, estuve cerca del uno, pero no llegué”

Cuando fue nombrada capitana del equipo masculino dijo que no quería ser un parche. ¿Qué supone tener dos cargos?

Me gusta, aunque fue repentino. Entré, pero antes hablé con ­todos los jugadores y me aseguré que me veían como apuesta firme.

Para ser capitana hay que tener sintonía con los jugadores...

Por supuesto, si no es un rollo. No me acuerdo de si en mi época se nos preguntaba. No es para nada que los jugadores eligen a dedo, pero si una mayoría de jugadores dice que no… Lo que pasó con Gala León es que no se preguntó a los jugadores.

¿Entrenarles a ellos o a ellas es tan distinto?

No, la verdad es que no es tan distinto, y sobre todo cuando vas a competir, porque muchos jugadores hacen cosas similares, luego haces ejercicios más específicos con el uno o con el otro, el tenis es tenis.

¿Es igual de fácil tratar con Nadal que con Tita Torró?

La verdad es que con Rafa he tenido muy buena sintonía. Al final, jugador o jugadora, eres persona. Claro que te da respeto tener a Rafa en la pista.

¿Cómo es el iceberg del tenis español? Se ve la punta, los grandes nombres. ¿Y la parte que no se ve?

Los cambios generacionales no son fáciles, en el lado femenino se ve más cubierto que en el lado masculino. En las chicas se ven más nombres.

Ahora, las actrices de Hollywood reivindican la equiparación salarial. En el tenis, ese siempre ha sido un debate vivo.

Hemos luchado mucho por la igualdad salarial en el tenis y se ha conseguido gracias a jugadoras que venían reclamando (desde los años setenta) como Billie Jean King. Wimbledon fue el último torneo que igualó los premios para campeón y campeona. Yo cobré menos que el ganador de 1994, que fue Pete Sampras, pero en realidad no sabía ni lo que iba a ganar ni nada. Ahora mismo ni me acuerdo, pero si lo ves ahora es poco con lo que se gana ahora. Además, los tenistas antes hacían mucha menos publicidad.

[Aquel año, Sampras cobró 345.000 libras (483.000€), y Martínez 310.000 (434.000 €), un 11% menos. La equiparación llegó en el 2007, cuando ambos campeones cobraron 700.000 libras (unos 980.000 €).]

“No recuerdo si en mi época de jugadora se nos preguntaba sobre los capitanes; pero ellos no son los que eligen a dedo para nada. Aunque si una mayoría dice que no… con Gala León pasó que no se les preguntó”

¿Una capitana de Copa Federación cobra menos que un capitán de Davis?

No lo sé, no sabría decir… yo (hasta ahora) tenía dos contratos, pero no sabría decir, porque hace unos meses que estoy.

¿A veces se levanta por la mañana y cree que aún juega?

La verdad es que no, después de 18 años de carrera tenística puedes no estar convencida ni preparada para dejarlo. En el 2005, con lesiones, ya no iba a jugar, pero empecé a entrenar, me animé y seguí, aunque fuera a la pata coja. La competición no la echas de menos.

Cuando empezó jugaba contra Chris Evert y se retiró enfrentándose a Serena Williams…

En 18 años pasas por muchos tipos de tenis y de jugadoras; te tienes que adaptar. También como entrenadora, pero ahí ya no tienes control y lo vives mucho desde fuera. En la grada sufres diferente, las cosas se ven muy claras, pero te has de poner en la piel del jugador.

Su palmarés es muy amplio. ¿Podría haber ganado más?

Claro que podrían haber caído más títulos, como la final de Roland Garros del 2000 contra Mary Pierce, pero también habría podido ganar menos torneos. Llegué a ser la número dos del mundo, ojalá hubiera alcanzado el número uno; estuve cerca, pero no llegué.

¿Usted mira mucho al pasado?

Lo cierto es que te acompaña, es tu vida, y más a mí, que sigo trabajando en lo mismo; va contigo y no me importa. Es lo que me apasiona y lo que amo.

Si la Conchita que ganó Wimbledon volviese al circuito femenino, ¿qué pasaría?

Pues creo que mi juego iría perfecto con muchas jugadoras, todo pasaría por estar bien físicamente. Pero eso es hablar por hablar. El tenis femenino y el masculino han cambiado mucho porque se pega muy fuerte a la bola, con tenistas de mucha envergadura, materiales que ayudan a la potencia y formas de trabajar. Todo evoluciona.

Igual si le da a Rafa Nadal la raqueta de Björn Borg, igual…

Igual no haría lo que hace. Que me la den a mí y a ver qué hago.

¿El tenis la obligó a madurar más rápido?

Sí, y más si te tienes que valer por ti misma, maduras más rápido. Hay cosas positivas y otras no tanto. Yo salí de casa a los 12 años. No tienes la vida de una niña normal. Con las jugadoras que empiezan hoy en día es parecido, pero hay más medios, se gana más dinero, hasta un 40% más que en mi época. Tú intentas arroparte con un buen equipo. Si la familia está muy encima, tampoco es positivo.

¿Hay cosas que se pueden recuperar cuando uno se retira?

Es muy difícil. Hay cosas que no se pueden recuperar, porque ya te ha pasado la edad; hay facetas que tienen su tiempo y si no estás, se pierden. Luego sí, estás con la familia y los amigos, pero a lo mejor no has hecho lo que se hace con las amigas a los 12 años. No cambiaría lo que he hecho por nada del mundo, pero sí hay un precio que pagas.

¿Qué parte de culpa tiene de que Garbiñe Muguruza sea la tres del mundo y juegue por España y no con Venezuela?

Parte de culpa… he hecho mi trabajo como capitana, siguiendo a Garbiñe. Fue una decisión que le costó tomar, tenía sus pros y sus contras. Tuvimos una conversación, me dijo que se sentía cómoda conmigo, pero la decisión fue de ella.

¿Eso lo consigue, que la gente se sienta cómoda con usted? Lo que sucedió antes de llegar a capitana de los chicos no fue un camino de rosas...

Bueno, no les doy nada, sólo la atención que se merecen. Más que nada, trabajar de la manera que me gusta: motivas, comunicas y fomentas la unión, sobre todo cuando juegas en equipo.

El tenis es un deporte individual, hacer equipo…

...A veces no es fácil, a veces sí. Lo importante es inculcar que estamos todos para animar, que cada uno aporte su grano de arena y que jugadores y jugadoras se sientan arropados. El tenista, de todas maneras, no tiene por qué ser individualista. A algunos jugadores les cuesta hacer la transición de jugar por su cuenta a hacerlo en equipo.

Cuando ve a Garbiñe Muguruza y a Carla Suárez le recuerdan a Arantxa y Conchita.

Pues sí, ahora que lo dice. Carla se metió entre los 10 top ten y luego se frenó un poco. En los últimos tres años ha evolucionado mucho. Luego se metió Garbiñe. Es lo que nos sucedía a Arantxa y a mí, que nos retroalimentábamos, teníamos una rivalidad sana, en el sentido de que tienes que mejorar. También había otras rivales, no sólo Arantxa. Son un ejemplo para las nuevas jugadores que ven como se les abre la puerta.

En su época las enfrentaban.

Sí nos enfrentaban, pero no nos afectaba; de lo contrario, todos los títulos de Copa Federación y las medallas olímpicas no los habríamos ganado. A veces se especula mucho sin saber.

¿Qué es lo que ha aprendido en estos meses y qué espera del futuro?

La vida es un aprendizaje continuo, pero, en particular en la copa Davis, lo que aprendes es que es fundamental la comunicación y la unión, cuando todos remamos en la misma dirección es mucho más fácil. Yo nunca había trabajado con chicos y me esta encantando la experiencia. Aprendes que si lo das todo, no se puede reprochar nada, creo que se ha conseguido un compromiso por una misma causa y hay que seguir así para que en unos meses miremos hacia atrás y nos veamos en el grupo mundial, que es donde nos merecemos estar. Hay equipo para ganar la Davis y todos lo saben, pero primero hay que pasar el trago de subir (de categoría), y eso querrá decir que hay que jugar eliminatorias y entre todos hacer un sacrificio.

¿Qué es lo que espera oír en los próximos meses?

Espero que tengamos mucha suerte en nuestros próximas eliminatorias tanto en Copa Federación como en la Davis y que ojalá podamos escuchar muchas cosas positivas por haber subido en las dos pruebas, y además nuestros jugadores y jugadoras traigan medallas a España. Eso sería bonito.

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