"Soy un pesimista vitalista; no hay que aguantarme el bajón"

David Verdaguer

Fogueado en los escenarios, este gerundense de 35 años cotiza al alza en el cine desde 10.000 km y Verano 1993, por la que logró un Goya. Estos días estrena tres filmes: Siete razones para huir, Lo dejo cuando quiera, y Los días que vendrán, ganadora del Festival de Málaga, sobre una pareja en crisis que espera un hijo: se filmó aprovechando el embarazo real de la pareja del actor y coprotagonista.

Vertical

Ahora que el cine llama a su puerta, ¿el teatro donde se ha formado se pondrá algo celoso?

No le voy a dar motivos. Porque trabajar en el teatro es la mejor manera que se me ocurre para ganarme la vida y porque es absolutamente necesario. Fomenta la empatía, que todo lo soluciona.

¿Usted lo es?

Empático y simpático. Y no soy de enfadarme. Tengo muchísima paciencia, y claro, a veces me peta en forma de contractura.

¿La comedia negra, como 'Siete razones para huir', le es cómoda?

En cierto modo, sí. Soy pesimista vitalista; no doy por saco. Soy más de humor negro. Ese realismo mágico absurdo del filme permite hablar de cosas importantes sin aspavientos.

¿Hay razones para salir huyendo?

Siempre, pero también para no hacerlo. No soy nada misántropo; soy muy social. Buen anfitrión y disfruto de las distancias cortas. Creo en el ser humano. Hay más buena gente que mala, pero esta hace más ruido.

En 'Lo dejo cuando quiera' encarna a un científico que inventa y trafica con la píldora de la felicidad…

Es otro tipo de humor. Muy físico, tipo Míster Bean. Apenas se hacen estos filmes. Con lo bien que me caigo, cuando hacía de payaso en comuniones los chavales se partían.

¿Toda experiencia le vale a un actor?

Sin duda. Y además si hacemos de camarero lo justificamos como parte de nuestro bagaje como actores y es muy sano. Hacer mucho teatro de calle me enseñó a improvisar. Pero lo más importante es no perder el sentido del juego que tiene nuestra profesión. Si olvidas que no estamos operando a corazón abierto y te das importancia, se va todo a la mierda.

¿Se ha sentido alguna vez un pez fuera del agua como su personaje?

Bueno, como no me drogo eso que llevo ganado.Pero algún ridículo he hecho. Una vez en un cumpleaños de alguien a quien no conocía mucho le puse en la tarjeta que felicitara también a su madre y resulta que había muerto en el parto. Por hacerme el graciosillo.

Cuando filmaron los nueve meses de embarazo real de su pareja –la actriz María Rodríguez Soto– para la película Los días que vendrán. ¿Esperaba la buena acogida?

Nunca espero nada. Lo que hace María es de enorme generosidad: mostrar cómo tu cuerpo cambia… Vivimos dos embarazos. El real, muy bonito, y el de nuestros personajes, a quienes no les va tan bien.

Se le dan bien los padres jóvenes. Ganó un Goya por Verano, 1993.

Sí. No sé qué me han visto. Se me dan bien los niños porque te olvidas de ti. Me dieron el Goya por saber fumar. Claro, tengo mucha práctica.

¿Qué le gusta hacer si no trabaja?

Leer. Tengo muchos libros de teoría del humor. Tomar copas con amigos, ahora en casa.Ir al mercado a comprar cosas buenas. No me gusta viajar, pero me encantan los hoteles. Vivan las contradicciones.

¿QUÉ NO LE GUSTA TENER CERCA?

ME DAN ASCO LOS KIWIS, LAS PALOMAS Y LA GENTE DE VOX.

TRES OBJETOS IMPRESCINDIBLES

UN MECHERO, UN JERSEY Y MIS GAFAS. NO SOY NADIE SIN ELLAS.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...