"Jugamos con fuego con las máquinas”

Jean-MIchel Jarre

Pionero de la música electrónica y artífice de los conciertos más multitudinarios de la historia, el compositor y músico lionés Jean-Michel Jarre vuelve a lo grande, con el segundo volumen de 'Electronica' y una gira internacional, cuya 'première' tendrá lugar en el festival Sónar de Barcelona. Será la única actuación en España de este sabio artista que considera el sintetizador un Stradivarius.

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De negro desde la camisa tejana hasta los botines, el músico Jean-Michel Jarre se presenta después del almuerzo con gafas de sol. Apartado de la escena pública en los últimos años, reapareció en el 2015 con Electronica 1: The Time Machine, “un proyecto dividido en dos partes, un poco como Kill Bill, que es un tributo a la música electrónica y a sus músicos a través del tiempo y de las generaciones”, apunta ya sin las gafas y con mirada fija. Acaba de presentar ahora Electronica 2: The Heart of Noise, en que colaboran artistas como Pet Shop Boys, Cindy Lauper, Jeff Mills o Hans Zimmer.

El creador de Oxygène (1976), el disco más vendido de Francia y un profético alegato ecologista, nació hace 67 años, pero, a juzgar por su aspecto, podría pasar por que son 50. “Se debe a la genética de mi madre (France Pejot), que murió a los 96 años y parecía 25 años más joven. Y a que soy un tipo de vampiro que vive por la noche. Aunque la estética no es algo que me obsesione”, confiesa. Lo que sí le reclama los cinco sentidos es el directo y su puesta en escena única, donde “la música es la médula espinal y los visuales son parte de la orquestación de la música”.

“Snowden me recordó a lo que hizo mi madre, que fue una figura importante en la resistencia francesa. Cuando el poder genera acciones negativas para la comunidad, alguien debe levantarse en su contra”

¿Qué ofrecerá en su largamente esperada actuación en el Sónar el próximo viernes?

Es un gran honor y un privilegio realizar la première de mi gira mundial en el Sónar y en Barcelona, con la que tengo una fuerte conexión desde Oxygène y Magnetic Fields. Me gustaría compartir con el público una atmósfera tridimensional, pero sin gafas. La música tiene profundidad por sí sola, y quisiera expresar esa profundidad desde una perspectiva visual con efectos en 3D.

¿Dónde encuentra inspiración para estos conceptos?

Siempre he sido muy visual en mi trabajo y, en este sentido, la mayor parte de mis influencias provienen de producciones visuales, películas, pinturas, arquitectura y toda esa geometría. Desde Malévich, Oscar Niemeyer o Le Corbusier hasta Stanley Kubrick y Tarantino. Gente con una aproximación gráfica a su obra. Me inspiran los colores, las luces, las líneas y los gráficos, pero, más que crear una narrativa al estilo de un videoclip que acompaña la música, cada vez procuro tratar más de encontrar la geometría, el volumen y las perspectivas adecuadas para que los visuales formen parte de la orquestación de la música.

En Electronica 2: The Heart sf Noise se citó con el consultor tecnológico Edward Snowden (quien filtró documentos sobre la vigilancia masiva de la agencia de seguridad de EE.UU.). ¿Cómo se gestó el encuentro con el que usted considera un “héroe de nuestro tiempo”?

Mientras grababa Electronica 1 me informé sobre él, y admiro profundamente lo que hizo. De alguna extraña manera me recordó a lo que hizo mi madre, que fue una figura importante en la resistencia francesa. Estuvo desde 1941, en una etapa inicial, cuando la resistencia no estaba muy bien vista en Francia, ya que muchos los consideraban alborotadores y problemáticos porque cuestionaban al poder por su colaboración con los alemanes. Cuando el poder genera ideales o acciones negativas para la comunidad, alguien debe levantarse en su contra de forma positiva por el amor a su patria, no por dañar el país. Y eso ha hecho Edward Snowden, no ha dicho “basta” sino “cuidado”. Es algo que me tocó. Decidí que colaborar con él es otra forma de acercarnos a nuestra relación ambigua con la tecnología. Porque por un lado tenemos el mundo en nuestros bolsillos gracias a los smartphones, pero por otro lado sentimos que el mundo nos espía.

Pero Snowden no es músico.

Cierto, pero consideré interesante integrar algunas de sus herramientas y frases en la canción Exit, en la que él habla sobre la música. Es un tema de tecno duro y rápido, muy orientado a festivales como el Sónar y que está muy conectado con la idea de esta búsqueda loca que tenemos actualmente de big data y de más y más información, y también con esta absurda caza a un solo individuo por parte de tres de las organizaciones más poderosas del mundo: CIA, NSA y FBI. Es una situación muy desequilibrada que me brindó inspiración para componer la música.

“Filmamos a Snowden en Moscú. En la grabación dice lo mismo que en la canción ‘Exit’, y se proyectará en el festival como parte de la escenografía y de los visuales”

¿Cómo fue su primer contacto con el ­exanalista de la CIA?

Fue mediante una videoconferencia en mi estudio. Durante 90 minutos hablamos sobre muchas cosas. Le expliqué por qué me interesaba lo que él había hecho y el porqué de la colaboración en el disco. Le hablé sobre el título, Exit, y le pareció muy bueno, porque tomar una salida implica que hay una dirección y que por alguna buena razón tú decides salir del camino principal para coger la salida. Es una acción definitiva, pues ya no puedes volver atrás. Hablamos sobre ello y le dije que quería mostrar en festivales como el Sónar, que atraen a público joven, que él también estaba involucrado en la canción. Decidimos que podíamos filmarlo en Moscú, así que me reuní con él allí. Y en la grabación él dice lo mismo que en la canción. Esa filmación se proyectará en el festival como parte de la escenografía y de los visuales.

¿Qué es lo más importante que ha aprendido de la música?

Que es una adicción. Los músicos no hacemos música por conseguir fama, lograr felicidad o ganar dinero, sino porque es una adicción ya que no podemos hacer nada más. En mi caso es así. Además, está el hecho de que a lo largo de tu vida siempre haces algo nuevo. Y te das cuenta de que cuando publicas un álbum este nunca se termina porque siempre hay cosas por hacer, y cada paso prepara un nuevo paso. Es esa idea de tener un espejismo delante de ti; tratas de atraparlo, pero cuanto más vas hacia él, más difícil es cogerlo. Tal vez algún día conseguiremos esa pieza ideal, ese artículo ideal o ese libro ideal. Por eso todavía seguimos en ello.

En este sentido, ¿cómo de cerca está, como artista, con respecto a donde quiere llegar?

Sé que todavía no estoy allí, me queda mucho. Cuanto más sabes y más experimentas, más te das cuenta de que lo que has logrado no es nada en comparación con lo que podrías llegar a conseguir. Una lección de la vida para los artistas es que cada vez debemos ser más humildes. Yo no tengo necesariamente una postura, ya que la vida nos enseña a tener cada vez menos convencimientos y más dudas. Nietzsche dijo que no es la duda sino la postura lo que nos trastoca. Y es absolutamente cierto. Sabemos que ha habido muchos dictadores y extremistas con verdades absolutas, incluso en religiones, y eso es algo negativo. En cambio, la duda está más próxima a la tolerancia. Como artista, aprendes a través de lo que vas haciendo y del proceso de compartirlo con el público. También gracias al legado de otros músicos. El proyecto de Electronica me ha permitido trabajar con artistas más jóvenes, que a su vez me han servido de fuente de inspiración.

“Siempre me ha impresionado de forma negativa que, generación tras generación, hay condescendencia sobre la próxima y sobre los gustos de esta”

Sin embargo, en su caso, cosechó el éxito más importante al inicio de su carrera, con Oxygène. ¿Cómo lo afrontó y cómo definió su personalidad musical?

Desde el primer momento, consideré el éxito como accidentes que ocurren a lo largo de la vida. La trampa para muchos artistas aparece cuando creen que el éxito será la media de su vida. Y la vida no es así, sino como una curva sinusoide. Tendrás tantos éxitos como fracasos, tanto en tu vida profesional como en la privada. Y nos ocurrirá así a todos. El objetivo es sobrevivir en el punto medio. Para ello, simplemente hay que coger energía de los momentos de éxito para aceptar los fracasos (se ríe).

¿Qué canción no compuesta por usted le hubiera encantado escribir?

Cualquier tema de Miles Davis, la Novena sinfonía de Beethoven, Good Vibrations de The Beach Boys y cualquier pieza de flamenco, que me encanta.

¿Cuál es la clave para crear una pieza imperecedera?

Por definición, la música es atemporal. Y las composiciones eternas son esas extrañas mezclas de felicidad y melancolía que cuando las recibes crean algo de contradicción, algo así como feliz y positivo y oscuro a la vez, algo muy complicado que no puedes controlar. Siempre he considerado que un artista debe ser simplemente un contrabandista. Y la gente de repente cogerá de lo que haces eso que reconozcan como especial para ellos. Pero no hay una receta para esto. De lo contrario, todo el mundo haría éxitos y las compañías discográficas serían incluso más ricas de lo que ya son.

¿Cómo se imagina el futuro de la música electrónica?

Probablemente estará cada vez más próximo a una colaboración con máquinas, con inteligencia artificial. Por primera vez en la historia compartiremos el proceso creativo con inteligencia artificial, ya que no tendremos otra opción. Las máquinas estarán tan desarrolladas que de alguna manera se hará necesaria la colaboración.

“Los músicos no hacemos música por conseguir fama, lograr felicidad o ganar dinero, sino porque es una adicción ya que no podemos hacer nada más”

Suena aterrador.

Sí. Creo que Bill Gates tiene razón cuando dice que estamos jugando con fuego con la inteligencia artificial. Me ha impresionado mucho que hace poco el campeón chino de go, mucho más complicado que el ajedrez, fue derrotado diez veces por la máquina tras ganar en una sola ocasión. Y cada vez le ganó con mayor autoridad. Eso significa que el ser humano ya nunca más podrá volver a ganar en este juego. Y eso probablemente aniquilará las ganas de jugar a go de los niños como parte de la cultura china. Podríamos tomar este ejemplo y aplicarlo a nuestra vieja civilización. Da miedo, y no tengo respuesta.

¿Qué le parece que los dj sean las nuevas estrellas del rock?

Es normal, porque la escena de los dj pertenece a la nueva generación, esa que quiere algo diferente. Siempre me ha impresionado de forma negativa que, generación tras generación, hay condescendencia sobre la próxima y sobre los gustos de esta. Ocurrió con la música clásica y la aparición del jazz, con los músicos de jazz al menospreciar el rock y ahora con el rock al repulsar la música electrónica. Cuando empecé también se burlaban de los dj; se decía que sólo pinchaban música de otros. Pero es otra forma de expresión; hay dj que me gustan y otros que no me interesan. Como con la carne, las verduras y la bollería.

Como embajador de la Unesco y como alguien que siempre se ha preocupado por el ecologismo, ¿qué mensaje le gustaría hacer llegar a los líderes políticos y a los ciudadanos con respecto al medio ambiente?

El mensaje es simple. Todos van en bici y deberían dejar de mirarse los pies y empezar a fijarse en el camino. Y eso no es sólo aplicable al medio ambiente, sino también a Europa y a la economía de España. Ya no tenemos líderes, sino gente pequeña que sólo piensa en acciones a corto plazo. Nos falta utopía y pragmatismo. Eso es lo que deberían tener los políticos, una mezcla de ambos. Incluso aunque el camino no sea el correcto, deberían tener el deseo de explorar el futuro. Eso es justo lo que necesitamos. Por eso tenemos el problema de que las jóvenes generaciones sienten atracción por figuras populistas como Donald Trump o Marine Le Pen, ya que hay un enorme rechazo al poder establecido.

¿Cómo han afectado a la población francesa los últimos ataques terroristas?

Se dice que Dios creó París y que debido a que todo el mundo estaba celoso, entonces creó a los parisinos. Lo que pasó en París, y en particular en la sala Bataclan, es que la legendaria arrogancia de los parisinos desapareció instantáneamente. Por primera vez había gente mirándose y cuidando de sus vecinos. De repente, sintieron espíritu de comunidad de una forma muy acusada. Además, fue la primera vez que la gente de nuestras generaciones experimentó la guerra y todo lo que conlleva. Y ahora vivimos en un estado de guerra, así que están cambiando muchas cosas. Obviamente, en una escala más personal, el ataque a la sala Bataclan fue incluso más especial ya que asesinaron la música. Y los jóvenes están conectados con la música, lo cual le dio otra dimensión. Todos los villanos de la historia han querido atacar la cultura, ya sean libros, filosofía o música. Y una vez más, Estado Islámico no sólo quiere matar a gente sino también ideas e identidades. Por eso tenemos que mantenernos en pie y hacer los mejores Sónar y festivales como artistas para responderles y continuar.

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