Probablemente pocos conozcan tan en profundidad la gran industria del cine como la productora Lynda Obst (Nueva York, 1950), cuya carrera se extiende desde principios de los ochenta, cuando ayudó a dar forma al guión de Flashdance, hasta su última incursión por la pantalla grande como el motor detrás de Interstellar, la ambiciosa superproducción de Christopher Nolan que el año pasado dejó 600 millones de euros en la taquilla mundial. En sus cuatro décadas de trayectoria, Obst trabajó tanto para los grandes estudios como de forma independiente, participando de manera clave en el desarrollo de proyectos como El rey pescador, Algo para recordar, Contact y Cómo perder a un chico en diez días. Gracias a una formación como escritora y periodista, que incluyó un temprano paso por la redacción de The New York Times, en 1997 se atrevió a revelar cómo funcionaba la trastienda de Hollywood en su libro Hello, He Lied.
Preocupada por la transformación de una gran industria que abandonó las ideas originales y las películas personales de mediano presupuesto para concentrarse casi exclusivamente en franquicias e historias de superhéroes, Obst publicó un segundo libro en el 2013, Sleepless in Hollywood, en el que con la crudeza que le caracteriza diseccionó la forma de pensar de quienes toman las decisiones en los grandes estudios y vaticinó mucho de lo que ha ocurrido en los últimos dos años.
A lo largo de su carrera ha luchado para que los grandes estudios tengan mas en cuenta a las mujeres a la hora de decidir proyectos. ¿De qué manera cree que el taquillazo de Dando la nota: aún más alto cambia las reglas del juego?
Creo que uno de los mayores cambios en la gran industria del cine después de que publiqué mi último libro ha sido la explosión de la audiencia femenina infantil. Creo que es algo que quedó claro con Frozen, el reino del hielo, que fue un fenómeno mundial, y algo que todo aquel que tenga hijas o nietas experimentó en carne propia. Este nuevo poder de esta audiencia preadolescente es internacional y es gigante. La primera Dando la nota se convirtió en un fenómeno de culto entre esa misma audiencia femenina preadolescente. Ocurrió lo mismo que con Fuera de onda en su momento, un filme divertido que ayudó a que las chicas de esa generación se sintieran mas fuertes. Para cuando se estrenó Dando la nota: aún más alto, esta audiencia había crecido aún más. He estado hace poco en Asia, y es algo que se ve en Corea y en China, que se nota en las comedias locales que se hacen allí y que va a quedar claro cuando Frozen 2 se estrene a una escala que probablemente no hemos visto nunca antes. La realidad es que todavía estamos tratando de darnos cuenta de qué manera eso va a impactar en la otra porción del mercado femenino, el de las adultas, que sigue sin tenerse en cuenta. Por ejemplo, Cuerpos especiales funcionó para ese mercado, por más que trataran de venderla como una película de policías, apuntando a los hombres, a pesar de contar con las dos estrellas femeninas más importantes del momento. Por un lado, está esta constante abundancia de películas protagonizadas por Melissa McCarthy a partir de La boda de mi mejor amiga y por el otro está la enorme audiencia preadolescente a la que recién ahora se le está prestando atención, pero el resto de las mujeres no son tenidas en cuenta.
“Uno de los mayores cambios en la gran industria del cine ha sido la explosión de la audiencia femenina infantil, es algo que quedó claro con ‘Frozen’, un fenómeno mundial”
“En el 2007, durante los meses de huelga de los guionistas, creadores y ejecutivos se sentaron para ver qué era rentable y se dieron cuenta de que el negocio estaba fuera de EE.UU.”
¿Y cómo se ubica 50 sombras de Grey en este panorama?
Creo que fue un intento interesante por capturar este mercado femenino que está desatendido, basado en las lectoras del libro, y contando con un elenco desconocido porque les fue muy difícil conseguir estrellas que quisieran participar. Tuvo un primer fin de semana espectacular en la taquilla, pero no estoy segura de que esa sea la forma de llegar a la audiencia femenina adulta. Yo creo que el interés va a disminuir a medida que la franquicia progrese.
¿Qué es lo que está pasando entonces con ese sector del mercado femenino?
Por ahora no está pasando nada. No hay alguien como Nora Ephron que a partir de un nivel sofisticado de escritura convoque a un gran elenco. Creo que ese mercado por ahora le está quedando al cine independiente, aunque de vez en cuando aparezca un gran drama que conecte con estas espectadoras, como fue el caso de Gravity.
Pero desde la perspectiva de un gran estudio, ¿no sería más inteligente apuntar a las niñas o a las mujeres adultas con películas que no requieren de una gran inversión, en lugar de estrenar títulos como Tomorrowland que costaron 180 millones de dólares y que nunca se van a poder recuperar?
Es posible, pero yo creo que lo que le asusta más a Hollywood es la gran película original, como la que hicimos con mis socios Chris Nolan y Emma Thomas el año pasado, Interstellar, que fue un éxito, o Tomorrowland. Y yo creo que esas son la clase de películas que los espectadores esperan con ansiedad. El objetivo de los estudios es hacer películas que apunten a todos los segmentos del mercado. Es por eso que siguen buscando nuevas historias de superhéroes. Este verano se va a dar la gran batalla de los superhéroes. Va a ser como si varios planetas gigantes se estrellasen entre sí a lo largo del verano, y en ese sentido será interesante ver cuánto dinero la audiencia está dispuesta a gastar en ver todas estas grandes superproducciones protagonizadas por superhéroes. Por eso creo que es muy inteligente lo que también están haciendo los estudios de hacer proyectos para esta joven audiencia femenina que asiste al cine en oleadas y ve las películas más de una vez, como en otros tiempos lo hacía la audiencia adolescente. Es que se trata de un mercado enorme. Son ellas las capaces de convertir una película en un gran éxito, como lo han hecho con Crepúsculo y con Divergente o Los Juegos del Hambre. Además es una audiencia que presta mucha atención a las redes sociales. Para llegar a ellas la televisión ya no tiene tanta importancia, sino lo que se diga en internet.
¿Cuales son los otros grandes cambios que se han producido en la industria en estos últimos dos años?
El éxito del cine independiente, que este año se apoderó de la entrega de los Oscar, está dejando más dinero y a la vez es algo que da más poder a los festivales. Algo similar está ocurriendo en la televisión con las cadenas de pago. Netflix y Amazon se están extendiendo por Europa y por Asia, gracias a un estilo narrativo muy cercano al cine independiente, que está llevando a cada vez más realizadores a intentar suerte en ese medio.
¿Diría entonces que estamos pasando por un buen momento desde un punto de vista creativo?
Por supuesto. Las cadenas de pago han dado a los guionistas oportunidades tremendas para crear. Pero a la vez, hay que estar atentos, porque Netflix bien puede dedicarse a contar historias de superhéroes, y todo puede convertirse en un negocio gigantesco de internet, que así como las ha creado también puede terminar con esas oportunidades creativas. Pero por otro lado, la audiencia apoyó series como Transparent en los Globos de Oro y las buenas películas en la carrera por el Oscar, todo lo cual hace que sean los proyectos mas ambiciosos y originales los que triunfen. Pero además, pienso que esta nueva poderosa audiencia femenina preadolescente es verdaderamente fenomenal, porque van a crecer y luego será una fantástica audiencia de veinteañeras, y luego de mujeres que han cumplido los 25.
“China está muy cerca de ser la primera potencia cinematográfica mundial: están construyendo diez cines al día”
“Hay mucha gente que se lanza a filmar proyectos pequeños, la mayoría de esas películas nunca verán la luz a menos que sean muy buenas, pero la gente lo sigue intentando, y eso me sorprende”
“El éxito del cine independiente, que este año se apoderó de la gala de los Oscar, está dejando más dinero y dando más poder a cadenas como Netflix y a algunos festivales”
¿De qué manera cree que Hollywood intentará mantener a la audiencia interesada en ir a ver películas en una gran pantalla cuando los adolescentes parecen estar muy satisfechos con ver series y filmes en el ordenador o en el iPad?
Creo que Hollywood ha reconocido que ese es uno de sus mayores desafíos en este momento, y es una de las razones por las que invierte tanto en superproducciones repletas de efectos especiales. Por suerte hay directores como Christopher Nolan o James Cameron que pueden usar esos efectos especiales de maneras novedosas y no simplemente para crear historias con mucha acción y poca inteligencia. Eso es lo que ha llevado a los estudios a levantar enormes franquicias como Fast & Furious, Los Vengadores o la nueva Superman, porque la idea es crear fenómenos que la gente no se pueda perder, que tengan que ir al cine a verlos y que no resulten tan atractivos en la pantalla chica. Además, esas son las películas que funcionan bien en China, porque para que sea aceptada allí tiene que estar hecha en 3D o Imax. Todo eso deja en el cine independiente la misión de hacer películas que apuntan a otros mercados, para los que no se sienten atraídos por esas grandes franquicias. La gran pregunta es si ese sector del mercado se queda en su casa, a menos de que se trate de una película demasiado importante que tampoco se puede perder, o si se queda en su casa hasta que la puedan ver en Netflix o en Amazon.
¿Cuándo cree que cambió la mirada de Hollywood sobre la importancia del mercado internacional?
Durante la huelga de los guionistas en el 2007. Esos cuatro meses de pausa sirvieron para que los contables, los ejecutivos y los jefes de los estudios se sentaran a calcular qué cosas resultaba rentables y qué no, qué acuerdos tenían que mantener y cuáles debían cancelar, y así se dieron cuenta de que el gran negocio estaba fuera de Estados Unidos. En Corea del Sur, en Rusia y en China se construían cines a un ritmo acelerado y Hollywood había empezado a conquistar territorios que siempre dependieron de la producción local, como India y Hong Kong. De pronto todos empezaron a mirar las mismas películas, primero gracias a Titanic, y luego con la llegada de las entregas de Harry Potter, la primera Shrek y más tarde Avatar. De pronto surgió un mercado global para un tipo de películas que solamente nosotros podíamos producir.
¿Cree que China ya es el principal mercado cinematográfico del mundo?
Estamos muy cerca de que lo sea. Están construyendo 10 cines por día. Han incrementado el número de acuerdos comerciales en Estados Unidos y también su influencia en este país, y obviamente eso se refleja en la forma en la que piensan los estudios y desarrollan sus estrategias, y de alguna manera la escala de las superproducciones que se van a estrenar este verano es consecuencia de esa manera de pensar. Aun cuando a las compañías productoras sólo les quede el 25% de lo que se recauda en la taquillas chinas y el 40% si son coproducciones, cada vez más las decisiones de lo que se filma en Hollywood están basadas en lo que será bien recibido allí.
¿Cómo explica que se esté produciendo tanto contenido en este momento, aun a riesgo de que nunca se llegue a ver en un cine, como ocurre con muchas películas que se presentan en Sundance y jamás logran estrenarse?
Ese es un tema que traté en mi último libro. La gente se lanza a filmar con la esperanza de conseguir distribución, y la razón es que rodar se ha vuelto muy barato a partir del HD, por lo que está lleno de proyectos minúsculos. Y eso es lo que ha dado tanto poder a los festivales, porque reciben muchísimas solicitudes para participar, ya que es allí donde se compran y venden las películas. Y aunque hay muchas posibilidades para que un filme llegue a verse sin que implique necesariamente un estreno comercial en los cines, la mayoría de esas películas nunca verán la luz a menos que sean verdaderamente muy buenas. Eso no impide que la gente lo siga intentando. Eso me sorprende mucho, y yo como productora no me podría imaginar haciendo todo ese trabajo para que la película nunca se vea.
Pero de pronto aparecen películas como Ex-Machina, que empieza a exhibirse en dos cines en Estados Unidos y 10 semanas después sigue en 200 salas habiendo amasado 25 millones de dólares...
Es que esa es la razón por la que tanta gente sigue intentándolo. Lo hacen porque creen en un sueño, y en eso ha consistido siempre la industria del cine. Uno filma lo que sueña y luego prueba a ver si los resultados son los que uno espera. A veces, en las circunstancias más inesperadas, el sueño se hace realidad.
¿Qué es lo que le lleva a seguir soñando después de tantos años en la industria?
Es que ya no me desespero. Tengo nietos que me hacen muy feliz. Les voy a ver dos veces por semana. No atiendo ninguna llamada cuando estoy con ellos, porque no me está permitido, ya que de otro modo se enojarían mucho. Hago gimnasia y tengo muy buenos amigos, y además, ¿qué otra cosa podría hacer? No me imagino jubilándome, porque se me siguen ocurriendo ideas. Yo soy parte de esta cultura. Y como tal, creo en mujeres protagonistas que sean las que cuenten las historias, por lo que siento que queda mucho por hacer. Cuando me parezca que ya no tenga nada que decir, me iré a jugar con mis nietos y a hacer gimnasia...