"Sean libres y vivan el presente"

Mónica Cruz. El último día de mi vida

Vertical

Menos que su hermana Penélope, pero ha encarnado otras vidas en la pequeña pantalla. Ha sido Silvia Jaúregui, una joven bailarina de clase media que comienza a recibir clases ficticias en la Escuela de Artes Escénicas de Carmen Arranz. Gracias a esta serie creó el grupo musical UPA Dance, que la proyectó a la escena internacional. Sustituyó a su hermana, en avanzado estado de gestación, en las escenas de acción de la cuarta entrega de Piratas del Caribe. También fue Marina en Águila Roja.

Es la pequeña de los hermanos Cruz. Se llama Mónica (Alcobendas, Madrid, 1977) y vuelve a la pequeña pantalla ahora, después de haber consagrado sus últimos años a ejercer de madre, papel que mantiene, pero sin dedicación exclusiva. Antonella, su hija, tiene ya cuatro años, y, “ahora que es mayor, puedo retomar otras cosas, aunque no quiero estar todo el día fuera de casa. Para mí es muy importante bañarla, echarle la siesta... que su rutina no se vea afectada”. Mónica ha vuelto a enamorarse de su profesión de bailarina gracias a su papel en Velvet Collection, donde da vida a Carmela Cortés, una bailaora de flamenco que acude a la galería para renovar su vestuario. A su presencia en esta serie se ha unido su sección Mónica Cool en el programa El Hormiguero. En él, enseña a los espectadores cómo sobrevivir a las últimas tendencias y habla del lado oscuro de ser cool.

Le ha costado encontrar alguien que cuide de Antonella en sus ausencias. “Ha sido muy difícil”, señala. Con Antonella, y por ella, se pregunta cómo pudo vivir antes sin ella y ha desarrollado miedos de los que carecía. “Cuando tienes una criatura pequeña es como si generaras un radar para detectar cualquier cosa que le pudiera ocurrir. Te preocupas por lo que pasa y por lo que podría pasar; estás permanentemente en alerta”. La pequeña de las Cruz, que ha tenido en su madre Encarna un apoyo fundamental, ha tenido que aprender a controlar esa tensión permanente para no acabar transmitiéndosela a la niña. “Tampoco puede ser un sinvivir”, cuenta. Y ha descubierto que la prioridad ahora es Antonella, quien “me ha situado en el presente”.

La danza es la gran pasión de Mónica. Con ella ha aprendido a tener disciplina, tanto en su vida personal como profesional. Cuenta que a Antonella le encanta el ballet, la lleva a clases desde hace un año, le gusta mucho, dice, y cree que tiene mucha facilidad. Mónica le pone vídeos de su etapa en la compañía de Joaquín Cortés, con quien estuvo siete años.

Jugó con su hermana Penélope en la peluquería de su madre a recortar vestidos, y hoy, ambas preparan colecciones de moda. Vuelven a la infancia. Esa en la que escuchaban a su padre cantar las canciones de Camilo Sesto. Mónica ya no puede ni quiere escuchar ninguna canción de esa banda sonora. Eduardo Cruz, su padre, falleció repenti­namente a los 62 años, en el 2015.

“Acabábamos de hablar con él sobre la medianoche. Y te llaman a las dos de la madrugada para decirte que ha muerto... Es un viaje, una hostia. Te das cuenta de que la vida es un hilo tan fino... Hay que aprender a disfrutar y a no coger miedo a esa sensación de fragilidad.”

Mónica quiere tener mucha salud y vivir muchos años viviendo la vida “a tope”. Ver crecer a su hija, nietos y envejecer con ello.

1. Si supiera que mañana es el último día de su vida, ¿qué haría? ¿Cómo lo pasaría?

Uff… No sé si me gustaría saberlo. Sería horrible. Estaría todo el día con mi hija.

2. ¿Qué le hubiera gustado hacer y ya no podrá porque no tendrá tiempo?

Muchísimas cosas… Poder ver a mi hija crecer, conocer a mis nietos…

3. ¿Qué aconsejaría a los que se quedan?

Que sean felices, libres y que vivan el presente siempre.

4. ¿Cómo diría que fue su vida?

Maravillosa, con sus altos y bajos, sus momentos duros y felices, pero con muchos momentos. Pero no me quiero ir.

5. ¿De qué está más orgullosa?

De mi hija. De lo que he creado, he hecho y es.

6. ¿Se arrepiente de algo?

No. Creo que a todo le he sacado la parte positiva, hasta a los errores, que te enseñan. De todo se aprende.

7. ¿El mejor recuerdo de su vida?

El nacimiento de mi hija, que me lo cambió todo. Es tan mágico que no lo puedo describir con palabras.

8. ¿Cuál sería el menú de su última cena?

No sé si cenaría. Si lo hiciera, sería ensaladilla rusa de mi ­madre.

9. ¿Se iría a dormir?

No.

10. ¿Cuál sería su epitafio?

No sé, no tengo ni idea.

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