Toni Nadal "No creo que haya seres extraordinarios”

En 1972 Toni Nadal vio un partido de tenis que le cambió la vida: 45 años después es él quien ha volteado el mundo de la raqueta con las enseñanzas que ha dado a su sobrino Rafa, con el que dejará de viajar el año que viene. Reflexiones, lecciones de vida y planes de futuro de un entrenador campeón.

Toni Nadal (Manacor, 1961) no deja indiferente. Es un estoico convencido, y discutir con él invita a pensar. A veces desespera porque siempre lleva la contraria, hasta el punto que algunos le apodan Doctor No, pero lo hace porque disfruta del arte de la conversación. Toni se ha labrado un camino propio, sólido y personal, aunque a veces sea más conocido por ser hijo de, hermano de o tío de. Su padre, el mestre Rafael Nadal, fue un músico de gran reputación en las islas Baleares. Su hermano Miquel Àngel se convirtió en uno de los estandartes del Barça de Cruyff. Y su sobrino y pupilo es Rafael Nadal. Después de toda una vida junto al gran campeón, el entrenador ha decidido que a partir del 2018 se quedará en casa y regresará a sus orígenes, a los de la formación de base, pero no en el viejo club donde empezó hace décadas, sino en las flamantes instalaciones de la academia que lleva el nombre de su sobrino en Manacor. A las puertas del 65.º Conde de Godó de tenis, uno de los torneos favoritos de Rafa, Toni reflexiona sobre el oficio de entrenar, su filosofía de vida y sus ganas de futuro.

¿Dónde nace su relación con el tenis?
Cuando tenía unos 12 años, vi un partido del Masters que se disputó en Barcelona en 1972, Ilie Nastase ganó a Stan Smith en cinco sets, y me entusiasmó desde ahí. Antes había jugado alguna vez en el club, pero siempre jugábamos más a fútbol. Desde ese partido, comenzó a gustarme mucho el tenis.

Luego se marchó a Barcelona a la universidad a estudiar Historia y Derecho. ¿Qué recuerda de su época de estudiante?
Los grises. Yo, que no había visto en mi vida a un policía, es lo que más me impactó. Vivía cerca de plaza Catalunya, y cada semana había lío. Para mí era monstruoso ver como había gente que pegaba a otra. No me entraba en la cabeza, no entendía cómo podía haber gente que hiciera uso de la violencia de esta manera. Estaba sorprendidísimo, y quizás ese fue el aspecto más negativo. Por otro lado, podía ir a ver al Barça cada semana, y eso estaba muy bien. Éramos un buen grupo de amigos y disfrutamos mucho de aquella época.

“Ha sido una ventaja que Rafel fuese mi sobrino. Primero, he estado con él desde pequeño. Segundo, no he cobrado nunca directamente de él y así he podido decir lo que pienso. Tercero, la diferencia de edad me dio autoridad”

Pasan los años, regresa a casa y un día se da cuenta de que su sobrino tiene algo especial cuando coge una raqueta.
Fue todo muy natural. Yo era entrenador del club de tenis de Manacor. Creo que ni había cumplido los tres años cuando un día vino con su padre al club, le tiré un par de pelotas y vi que tenía muy buena coordinación.

A su sobrino le hacía creer que podía hacer llover y que se podía volver invisible. ¿Tan inocente era?
Mucho. Rafel era muy inocente de pequeño. Era un nin muy confiado, muy buen nin. Y yo me aprovechaba para decirle barbaridades.

¿Es usted estricto?
Estricto es quien observa unas normas y no es capaz de rectificarlas. Yo sí soy capaz. Soy duro de palabra. No me dejo llevar por la categoría o el ranking de la persona. Soy duro con mis hijos y lo fui con Rafel. Nunca lo sería con alguien que no me importase ni con alguien que no pudiese asumir la dureza de mis palabras. Los valores fundamentales de la vida son por encima de todo ser buena gente, que tengas consideración hacia los otros, la misma que tienes hacia ti mismo. La gente altiva, sea quien sea, sea rey o reina, nunca les aceptaría ni les tendría en buena consideración.

Dice que el halago debilita.
Si te acostumbras a escuchar sólo lo bueno, casi nunca suele ser real. Cuando la gente te dice que eres muy bueno, posiblemente te lo esté diciendo a la cara sin creerlo. Lo segundo es que es normal que si sueltas todo lo negativo tampoco vaya bien. Regalar siempre caramelos no es algo bueno porque luego la gente tiene una imagen equivocada de sí misma. No creo que haya seres extraordinarios ni tampoco auténticos desastres.

¿Y en el circuito tenístico de hoy en día no le da la sensación de que hay muchos jugadores que se creen reyes?
No sólo en el circuito. Pasa en todos los ámbitos de la vida. La gente que triunfa suele tener una imagen un pelín equivocada de sí misma. Se creen que han hecho algo extraordinario, y a veces tocaría ser un poco más reflexivo.

Le encanta llevar la contraria. ¿Ha perdido valor el arte de discutir?
Hay un punto donde a la gente le cuesta mucho discutir hoy en día porque acepta muy poco una visión muy contraria a la suya. Creo que hay un exceso de fanatismo en todos los ámbitos de la sociedad, y la mayoría de las veces es un “o conmigo o contra mí”. Uno debe estar abierto a argumentar, al diálogo, y, sobre todo, a que uno también se pueda equivocar.

Y siguiendo con llevar la contraria, pero llevada a la relación entrenador-jugador, ¿ha sido un punto importante que Rafael fuera su sobrino?
Es una ventaja. En realidad, hay unas cuantas. Primero, el hecho de haber estado con él desde pequeño. Lo segundo: no he cobrado nunca directamente de él, y eso me ha permitido poder decir siempre lo que pienso. Y al tener esta diferencia de edad también me ha permitido tener autoridad. Hoy en día sería muy difícil tal y como es la juventud. Esto no pasaba antes, siempre tenías un respeto por las personas mayores y también por tus profesores. Ahora pasa menos. En el caso de Rafel no sucedió porque es una persona bien educada.

“Hoy en día, a la gente le cuesta discutir y no acepta una visión contraria a la suya. Creo que hay un exceso de fanatismo en todos los ámbitos de la sociedad: muchas veces es ‘o conmigo o contra mí’”

Según su experiencia, ¿cuál es el papel central del entrenador?
Hay un par de cosas fundamentales. Lo primero es la ilusión. Debes tenerla sí o sí. Debe ser el motor principal: ilusión por hacer lo que haces, ilusión por mejorar lo máximo dentro de tus posibilidades. No me parece posible hacer algo mínimamente bien sin tenerla. Para un entrenador también es importante el sentido común. Y que tenga inteligencia emocional. Que sepa en cada momento qué debe decir. En el deporte son temas simples, pero hay que saber cuándo abordarlos, cómo decirlos, qué importancia darles. Y fundamentalmente, saber transmitir bien el mensaje, con la confianza de sentir que las cosas saldrán bien. Después hay muchos caminos para llegar a Roma. No hay un método exclusivo ni una forma de entrenar única. Yo siempre digo que si hubiera entrenado a Roger Federer en lugar de a Rafael Nadal, lo hubiera hecho de manera diferente. Cuando empecé a trabajar con Rafel, lo primero que hice fue analizar sus características y aplicar una metodología que le fuese bien a él, que se ajustase a sus necesidades. Si hubiera sido con otro, el método hubiera sido distinto.

Entonces no hay un método Toni Nadal. ¿Depende del ­jugador?
Evidentemente. Sí que es cierto que la observación siempre está ahí. El mundo se mueve y el tenis evoluciona. Lo que yo le decía a Rafel hace 25 años ahora no sería válido al ciento por ciento. Hoy en día debes ser capaz de evolucionar y de analizar hacia dónde va el juego y el tenis. Eso es función del entrenador. Siempre destaco la inteligencia emocional porque si una persona es mínimamente inteligente, se sabrá adaptar. Ser capaz de adaptarte a la realidad existente es fundamental.

¿Y esa inteligencia emocional cómo se traslada a pista?
La inteligencia emocional debe transmitirse y trabajarse en los entrenamientos, en el día a día. Ahora hablo de ámbito formativo. Muchas veces los entrenadores o los padres dan mucha más importancia al día de partido y en cambio no se la dan al entrenamiento. Yo nunca me quejaría si mi hijo saca un 4 o un 5 en un examen porque entiendo que el día del examen mi hijo ha querido hacer todo lo posible para que le saliera bien, para tener un 10. Si me tuviera que quejar, posiblemente me quejaría del día de estudio, que es donde posiblemente ha fallado. No ha fallado en el día del examen, sino en el proceso hasta llegar a él. Uno no falla porque el día de un partido juegue mal –normalmente– sino porque no ha preparado correctamente el encuentro. La función de un entrenador consiste en mantener la motivación de su jugador, en que este sienta la necesidad constante de aprender. Es lo básico. Hacerle entender que debe tener esa necesidad de mejorar siempre.

“La inteligencia emocional debe trabajarse día a día. Si una persona es mínimamente inteligente, se sabrá adaptar a la realidad; eso es fundamental”

Toni Nadal anunció en febrero que a partir del 2018 dejará de viajar con su sobrino y se quedará en la Academia de Manacor. A muchos les pilló desprevenidos. El técnico tuvo que matizar sus palabras, pues al principio se interpretó como una ruptura total. Luego aseguró que siempre que su pupilo le necesite, él estará en el box. Tras más de 20 años viajando, Toni regresa a casa de manera permanente. Se acabaron 180 días de viajes al año, jet lag semana sí, semana también, pero sin desligarse del tenis, sino que echa raíces aún más profundas. La academia Rafa Nadal by Movistar es un centro formativo en Manacor con todo tipo de instalaciones deportivas, además de un instituto internacional.

El año que viene podrá pasar más tiempo en la academia, donde es director técnico. ¿Es una manera de volver al origen?
Siempre me ha gustado entrenar. No sólo tenis, cualquier cosa. A mí me gusta intervenir en la formación, y en la academia tengo la suerte de poder estar con jóvenes, que es algo que me gusta mucho. Mi gran ilusión es poder participar en esta formación, en este proceso por el que pasan los chicos y las chicas que vienen. No necesito tener a un gran jugador para sentirme realizado. Disfruto mucho viendo gente que no es muy buena, que quizá no se conviertan en profesionales, pero que son educados. Disfruto entrenándoles porque es un gusto. Ves que cuando les dices una cosa prestan atención y que cuando das una explicación, escuchan. No disfrutaría si entrenase a una persona muy buena que no me escuchase. No compensaría. No me sentiría realizado. En la academia podemos entrenar a gente que está ilusionada con mejorar, y a mí me ilusiona poder enseñar lo que pueda.

Y que sea en casa lo hace más especial.
Sí. He tenido mucha suerte en mi vida. Yo era un entrenador de un club pequeño en mi pueblo y monté una escuela en la que teníamos gente bastante buena a escala de Baleares e incluso a escala española. Y mi ilusión era que alguien que entrenase llegase a ser profesional, a ser un buen jugador. Al final lo conseguí no por mérito mío, si no por mérito de Rafel. Pero lo conseguí con un sobrino. He tenido la suerte de haber vivido unas experiencias que no hubiera soñado nunca. Estar tantas veces en Wimbledon, en Australia, en Roland Garros… Máxima gratitud con todo lo que me ha pasado.

“Cuando las cosas no le iban bien a Rafel, siempre le pedía que hiciera un ejercicio global de su situación. Hay mucha gente que se esfuerza toda la vida y no tendrá su éxito”

¿La academia es el negocio familiar de futuro?
No. Es el proyecto de Rafel en el que yo trabajo también. Como su tío, deseo que el proyecto dure muchos años y le vaya lo mejor posible. Cuanto mejor le vaya, más feliz estaré por él. Pero es un negocio suyo en el que yo intento aportar mi experiencia de todos estos años en el mundo del tenis. He intentado analizar todo este tiempo aquello que he hecho bien y aquello en lo que me he equivocado y he tenido la ocasión de ver a jugadores como Novak Djokovic, Roger Federer, Andy Murray… ver a los mejores me ha servido mucho para aprender y observar elementos que me gustaría transmitir en la academia.

¿Qué ciudades o clubs le han marcado más?
París y Montecarlo por los resultados, pero he disfrutado mucho allá donde hemos estado. Soy un agradecido de la vida. Cuando las cosas no le iban bien a Rafel, siempre le pedía que hiciera un ejercicio global de su situación. Lo que deberíamos hacer es dar las gracias. Hay mucha gente que se esfuerza toda la vida y no podrá tener el éxito que tiene Rafel y de rebote el éxito de los que estamos a su lado. Yo me lo he pasado muy bien en París, en Barcelona, en Nueva York, en Australia…