El milmillonario tecnológico de Francia

LA AGUJA DEL PAJAR: XAVIER NIEL

Autodidacta, pionero de internet, presume de hackear los monopolios de las telecomunicaciones

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Xavier Niel es, seguramente, el empresario digital más importante de Francia y, como tal, una de las personas más ricas del país (la séptimamás rica y la 129.ª más pudiente del mundo, según la revista Forbes, la décima fortuna francesa según otras fuentes), pues se le atribuyen al menos unos 6.500 millones de euros.

Nacido en el área metropolitana de París (en Maisons-Alfort, cerca de Créteil, el 25 de agosto de 1967), en una familia de clase media (su padre era abogado de una farmacéutica, y su madre, bibliotecaria), se inició en la informática por su cuenta cuando le compraron su primer ordenador, a los 15 años. A los 19 empezó a invertir en empresas pioneras en internet en Francia (primero en el precedente, Minitel, ofreciendo chats de servicios sexuales y después en el primer proveedor de internet del país vecino). En esos años, creó Iliad, todavía su compañía matriz. En 1999 lanzó Free, que tres años después revolucionó el mercado de las telecomunicaciones ofreciendo el primer pack de conexión a internet, televisión y teléfono y a un coste muy inferior al de los competidores. Diez años después, repitió la estrategia para ganar cuota en el mercado del móvil. Sus empresas figuran como el segundo mayor proveedor de internet de Francia y la tercera principal compañía de móvil. Algunos cambios legislativos a finales del 2017 podrían afectar a este poderío, pero Niel ya ha extendido los tentáculos a las telecomunicaciones de Mónaco, Suiza, Italia y negocia su entrada en el mercado británico…

Sus agresivas políticas comerciales no le han granjeado amigos precisamente. Muchos le tildan de oportunista y outsider, aunque a él parece no importarle, incluso ha alardeado en algunas entrevistas de que le gusta hackear los monopolios. De todos modos, no se le reconocerá en el establishment empresarial, pero su pareja, con quien tiene una hija de 4 años (también es padre de dos adolescentes de otra relación) es Delphine Arnault, hija de Bernard Arnault, el dueño del grupo empresarial de lujo LVMH y uno de los hombres más ricos de Francia.

No le favoreció a Niel ante sus detractores un capítulo de su vida: en el 2004 fue detenido acusado de proxenetismo como propietario de unos peep shows, otro de sus primeros negocios. El cargo se retiró e incluso acabó suspendida su condena por no declarar ingresos en esos negocios, pero pasó un mes en prisión. Él ha dicho, y personas que le conocen también, que eso le cambió.

Desde el 2010 ha cultivado una faceta muy en la línea de empresario-con-una-misión que se gasta la élite tecnológica: en su caso es convertir a Francia en una potencia digital. Fundó Kima Ventures, que invierte en start-ups -se le considera uno de los business angel, como se llama a los inversores en este sector, más activos del mundo- a razón de varias por semana. Ya ha apoyado a más de 400 francesas y de una treintena de países más. Además, en el 2013, convencido de que la universidad actual no responde a las necesidades del nuevo mundo digital, creó una universidad para jóvenes como él fue, para formar a talentos y emprendedores tecnológicos. A esa universidad on line, gratuita, sin profesores y que ofrece 21 módulos para aprender informática y convertirse en emprendedor, la ha llamado 42, un nombre inusual inspirado, según explicó, en las preguntas trascendentales sobre la vida y el universo de un libro de ciencia ficción, Guía del autoestopista galáctico, de Douglas Adams. La universidad ha saltado este año de París a Silicon Valley (Estados Unidos), donde abrió otra sede. Y, vinculado a 42 y a Kima Ventures, Niel tiene proyectada una incubadora para 1.000 start-ups en París.

Desde luego, Xavier Niel no es un empresario convencional. Comparte el aire informal de los milmillonarios tecnológicos, en alguna entrevista ha confesado que no vota desde mediados de los ochenta y se define algo así como liberal de izquierdas. Entre sus múltiples inversiones (también en el sector inmobiliario) destaca la que en el 2010 le convirtió en copropietario del histórico diario Le Monde y la revista Le Nouvel Observateur. Otra propiedad suya, más curiosa, son los derechos de la canción My Way de Sinatra, quizás porque la música adapta un tema francés, Comme d'habitude, de Claude François.

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