Atlas ilustrado de artistas olvidadas

Arte

Ángeles Caso rastrea en un nuevo libro el alma de mujeres cuya obra es tan genial como silenciada

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Tiempo de cosecha, 1905, de Anna Ancher.Museo de Skagen (Dinamarca)

Releer. Revisar. Reconstruir. En los últimos años, un buen número de autores (sobre todo, autoras) han puesto patas arriba los manuales de historia. Aquellos que, de manera sistemática, han ignorado la huella de las mujeres en la pintura, la ciencia, la tecnología o el pensamiento y las han condenado a la invisibilidad total o, como mucho, les ha dedicado una nota a pie de página. Muchas veces, las obras de estas creadoras han pasado a la historia como las de sus padres, maridos o maestros. La escritora e historiadora del arte Ángeles Caso (Gijón, 1959) ya demostró hace un año con Ellas mismas. Autorretratos de pintoras (Libros de la Letra Azul) la existencia de un elenco de pintoras, escultoras y fotógrafas de todos los tiempos y lugares cuya obra no desmerece y hasta supera a la de sus pares masculinos. La aparición de esta obra provocó un pequeño sismo en el mundo del arte porque dejó desfasadas muchas verdades y porque la autora logró sacar adelante el catálogo con una campaña de micromecenazgo. Nadie se lo quiso editar, así que lo hizo ella con su propio sello. Un año después, Caso ha dado otra pirueta editorial con Grandes maestras. Mujeres en el arte occidental, obra en la que incluye 272 obras de 100 artistas, la mayoría ausente en la primera entrega. “Elaborando el primer trabajo vi que tras unos cuantos árboles, había un bosque entero de artistas. Ha sido un esfuerzo inenarrable, un trabajo tremendo”, resume. “El primero fue muy especial, este completa una visión de las mujeres artistas, establece un discurso muy definitivo y obliga a hacer una relectura de la historiografía del arte”.

En su primer trabajo, la autora presentó a las grandes de la pintura a partir de sus autorretratos de intimidad y soledad; ahora plasma toda su influencia en el mundo, un relato de poder que obliga a reescribir los manuales de historia

En el primer trabajo, Ángeles Caso logró dar voz a algunas de las artistas más olvidadas y presentarlas con sus autorretratos; en el nuevo demuestra que su trabajo no fue fruto del aislamiento ni de un talento espontáneo ni tampoco se reduce al autorretrato, sino que abarca otras facetas. Al contrario, muchas de estas artistas acudieron a academias, a talleres, obtuvieron el título de maestra, fueron retratistas de las principales monarquías, fotógrafas que abrieron nuevos caminos técnicos y temáticos y se refugiaron detrás de la cámara, escudo profesional y personal. “Una de las que he descubierto últimamente –cuenta la autora– es la fotógrafa Gertrude Käsebier (1852-1934), cuya carrera es muy tardía y llega después de abandonar a su marido”.

El nuevo trabajo, que también ha salido adelante gracias al micromecenazgo, acerca al lector a figuras como la danesa Anna Ancher, que vivió en Skagen, meca de pintores, y estudio dibujo a las órdenes de Puvis de Chavannes o la francesa Marie-Guillemine Benoist, que tuvo de maestra a Élisabeth Vigée-Lebrun, uno de los grandes nombres de la pintura universal junto a las hermanas Lucia y Sofonisba Anguissola, Artemisia Gentileschi, Clara Peeters, las impresionistas Berthe Morissot y Mary Cassat o la escultora Camille Claudell.

Entre el plantel aparecen artistas españolas como la sevillana Luisa Ignacia Roldán, La Roldana; Margarita y Dorotea, las hijas de Joan de Joanes; la madrileña Rosario Weiss (tal vez hija de Francisco deGoya), la valenciana Fernanda Francés o la catalana Lluïsa Vidal. La lista sería más larga si la obra de otras muchas artistas españolas estuviera catalogada o desempolvada y luciera como se merece en los museos. Eso, en todo caso, será un nueva batalla.

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La hoja, de Elizabeth Forbes. The Leicester Galleries, Londres

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El astrónomo sir John Herschel, 1867, de Julia Margaret Cameron. Metropolitan de Nueva York

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Anna Ancher: La madre de la artista, 1913, Museo Skagen, Dinamarca

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Gertrude Käsebier: El pesebre, 1905, Library of Congress, Washington DC.

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Marie-Guillermine Benoist: Retrato de mujer negra, 1800. Museo del Louvre

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Artemisa Gentileshi: La conversión de la Magdalena (1620-1625). Palacio Pitti, Florencia

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