La caravana más blindada de Occidente

Sociedad

Cada vez que el presidente de Estados Unidos se mueve, con él se desplaza todo lo necesario para asegurar su integridad física y para que en todo momento pueda tomar cualquier decisión de Estado, incluso responder a un ataque nuclear, si fuera preciso. Así es 'the president motorcade'.

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Cadillac One 1. El estandarte presidencial se coloca cuando el presidente está a bordo. 2. Cámaras de visión nocturna. 3. Ruedas reforzadas con kevlar (protección antibalas), resistentes a cortes y pinchazos. Tienen un armazón de acero que permite escapar rápidamente incluso circulando con las llantas. 4. Carrocería de acero, aluminio, cerámica y titanio. 5. El conductor está entrenado por la CIA para responder a las más difíciles condiciones de conducción. 6. Defensas. Lanzagranadas, escopetas y cañones de gas lacrimógeno. 7. El chasis está reforzado con una placa de acero de 12,5 cm para soportar explosiones. 8. El compartimento trasero tiene cuatro plazas con una división de cristal que sólo el presidente puede abrir. 9. La ventanilla del conductor es la única que puede abrirse, pero tan sólo unos 8 cm. 10. Las puertas tienen un blindaje de 20,3 cm y un peso similar al de la puerta de un Boeing 757. 11. El asiento del presidente tiene un escritorio plegable, un portátil con wifi, teléfono vía satélite y una linea directa con la vicepresidencia y el Pentágono. 12. El maletero lleva bolsas con sangre del presidente por si fuera necesaria una transfusión de emergencia. 13. El depósito de gasóleo está blindado y relleno de una espuma diseñada para evitar que explote.

¿Quién quiere ver muerto al presidente de Estados Unidos? Bueno, desde luego, su servicio secreto no. Y menos, en el curso de un viaje. El fantasma de John F. Kennedy, tiroteado en su limusina en Dallas, en 1963, aún asusta, pero ya en 1881 su antecesor James Abram Garfield recibió en la estación de tren de Washington dos disparos que acabaron con él, eso sí, con la inestimable ayuda de sus ineptos doctores. Por eso, cada vez que el máximo dirigente estadounidense sale de su blanco domici­lio, el servicio secreto lo ­protege con un operativo ­impresionante que además incluye todo lo necesario, medios y personas, para que pueda seguir ejerciendo su cargo en todo momento sin impedimentos. Siempre que es posible, para reducir costes y simplificar, viaja por aire con el helicóptero Marine One, junto a otros cinco idénticos para despistar a un posible atacante. Pero cuando el viaje es por carretera, en trayectos de hasta media hora, se pone en marcha la aparatosa caravana presidencial (the president motorcade), un considerable despliegue rodante. ­Hasta 50 vehículos en los movimientos considerados de riesgo, alrededor de cien personas y una ingente cantidad de armas y tecnología punta blindan al hombre más poderoso del mundo libre, que por algo lo es.

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La caravana presidencial comienza unos cinco minutos antes de que se vea aparecer el primer vehículo con banderitas: la abre un coche que lidera un grupo de motoristas de la ­policía local, de 20 a 30. Estos bloquean las entradas y salidas de la vía por la que va a pasar el presiden­te y aseguran que nadie interrumpe su paso; una vez que la comitiva los sobrepasa, se reincorporan a la cabeza. En cambio, en ciudad, donde de lo que se trata es de ir ­apartando otros vehículos, las motocicletas adoptan una formación de cuña justo delante de la comitiva.

Por aparatoso que parezca, este escudo rodante no deja de ser una versión móvil del que rodea cotidianamente al presidente en la Casa Blanca; se entiende que a veces esté un poco alejado de la realidad

Esta se abre realmente con dos o más vehículos de los cuerpos de seguridad locales que refuerzan al servicio secreto, para reducir costes en lo posible. Les sigue el denominado paquete seguro, que funciona como un conjunto independiente –de hecho, puede separarse si es preciso y actuar por su cuenta–. En él viajan las limusinas presidenciales, en plural, porque, de nuevo para confundir a un posible atacante, siempre se mueven al menos dos idénticas, incluso en las placas de matrícu­la; en la jerga del servicio secreto, el presidente viaja en el stagecoach (la diligencia), mientras que los vehículos señuelo se denominan spare (recambio).

La descripción de estas fortalezas rodantes agota: fabricadas sobre la arquitectura de una camioneta, pesan ocho toneladas, están blindadas con acero, aluminio, titanio y cerámica y selladas contra ataques químicos, tienen cristales de 12 cm de grosor, oxígeno propio, neumáticos antibala, cámaras de visión nocturna y armamento: lanzagranadas, cañones de gas lacrimógeno y escopetas. Incluso cargan con dos unidades de sangre del grupo del presidente, y en caso de extrema necesidad quedan selladas como la cámara acorazada de un banco. Se ha calculado que cada una de estas bestias –el servicio secreto les ha puesto ese bonito mote, por razones obvias– cuesta 1,5 millones de dólares, y su desarrollo salió por diez veces más. Cada presidente entrante tiene la posibilidad de cambiar el modelo, añadiendo sus preferencias, y por tanto pedir una flota completa nueva. Se calcula que Obama disponía en total de una docena.

Siempre cerca de las limusinas circula un vehículo con antenas en el techo, unas alargadas y otras chatas y abovedadas; lo llaman watchtower, torre de vigía, y su misión es interferir las comunicaciones para impedir la activación a distancia de cualquier artefacto. También se cree que puede detectar proyectiles teledirigidos y, en ese caso, cubrir la comitiva con una pantalla de humo que interfiere los rayos infrarrojos y láser que se emplean para orientar granadas y misiles; esta información no es oficial, pero se infiere de que tanto en el USSS electronic countermeasures Suburban –así se llama este portentoso vehículo– como en las limusinas hay cámaras que permiten ver a través de ese humo.

En el paquete seguro se incluye el coche de control, que transporta a personal militar y médico esencial para el presidente que en caso de ataque debe seguirle si se separa de la comitiva; por ejemplo, en él va el ujier que transporta el nuclear football, el maletón de 20 kilos que permite al presidente activar el arma atómica. El grupo se completa con dos camionetas que llevan el portón trasero abierto porque transportan a agentes armados dispuestos a repeler cualquier ataque. En la más cercana a las limusinas, motejada halfback (término del fútbol americano equivalente a corredor), va la seguridad personal del presidente; la otra es el CAT car, el coche que transporta al equipo de contraataque (CAT en sus siglas en inglés), un cuerpo de élite equipado con una potencia de fuego espectacular; su poético nombre en clave es Hawkeye Renegade, Renegado Ojo de Halcón.

Tras el contundente e independiente paquete seguro suelen circular varias furgonetas con personal de prensa, seguidas del ID car, donde un grupo de agentes de la división de inteligencia (ID) mantiene contacto con diversos equipos externos que trabajan para identificar posibles amenazas.

Les sigue un camión que transporta una unidad de contención de materiales peligrosos: son técnicos y equipos que, en caso de amenaza química, nuclear o biológica, deben aislarla. Y muy cerca, otro vehículo equipado con antenas y conocido como correcaminos (roadrunner) que, pese a su simpático apodo, tiene el muy técnico encargo de asegurar las comunicaciones de la comitiva tanto entre los vehí­culos que la forman como con el exterior, vía la red de satélites del Pentágono, incluida la posi­bilidad de activar armas atómicas. El resto del personal esencial y del servicio secreto viaja en un último coche de soporte.

La caravana sigue con una ambulancia y se cierra con varios autos o motos de policía local que deben asegurar que nadie ajeno al dispositivo se ­introduce en él por la retaguardia. De nuevo, los chicos del lugar echan una mano para rebajar la ­factura.

Por aparatoso que parezca, este escudo rodante no deja de ser una versión móvil del que rodea cotidianamente al presidente en la Casa Blanca: se entiende que a veces esté un poco alejado de la realidad.

El convoy presidencial

La caravana presidencial se compone en su versión más amplia de unos 50 vehículos que transportan personal de las fuerzas de seguridad locales, miembros de la inteligencia del Estado, efectivos del servicio secreto, técnicos de contingencias, mandos del Estado Mayor y otras personas de apoyo. Dentro del convoy se distingue el llamado paquete seguro, un grupo de al menos seis coches que incluye las limusinas presidenciales y puede actuar con independencia en caso de emergencia.

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AVANZADA

Varios coches y motos de policía viajan por delante de la caravana asegurando que la ruta esté despejada

• Coche ruta: Pasa cinco minutos antes que la caravana

• Motos: Su número varía según el tipo de recorrido. Son las encargadas de bloquear el tráfico en los cruces

• Coche piloto: Pasa un minuto por delante de la caravana.

• Vehículo líder: Es el coche o moto encargado de guíar la caravana

PAQUETE SEGURO

• Vehículo de contramedidas electrónicas: Cuenta con un poderoso inhibidor de señales

• Halfback: Camioneta que transporta a los agentes del servicio secreto que protegen al presidente.

• Spare: Vehículo idéntico al que lleva al presidente; es un señuelo que también se puede utilizar para transportar a otros VIP.

• Stagecoach: Vehículo blindado en el que viaja el presidente

• CAT car: En él viajan las fuerzas de élite

• Vehículo de control: Camioneta que transporta a altos cargos, miembros del ejército y al médico presidencial

RESTO DE LA COMITIVA

• Vehículo de soporte: Transporta al resto del personal esencial y del servicio secreto

• Vehículos de prensa: Transportan a personal de prensa de la Casa Blanca y de medios escogidos

• Vehículo de contención de materiales peligrosos: Con medios para detectar y neutralizar amenazas químicas, biológicas o radiológicas.

• ID car: Lleva al personal de la división de inteligencia, que se encarga de identificar posibles amenazas.

• Roadrunner: Vehículo que asegura las comunicaciones de la comitiva presidencial

• Ambulancia

• Varios vehículos policiales cierran el dispositivo e impiden que nadie se infiltre por la retaguardia

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