"Hoy hay tabúes que no existían 40 años atrás”

Clint Eastwood

Hace más de 60 años que Clint Eastwood llegó al cine y ahí sigue. En los últimos años, se posiciona en la carrera por los premios con cada película que dirige. Su último filme no es una excepción: otra peculiar obra que da que hablar, de un director que aún tiene mucho que decir.

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Eastwood, junto a Barbara Jewell (madre del fallecido Richard Jewell), en la presentación del filme en Los Ángeles el pasado 20 de noviembre

En mayo cumplirá 90 años, pero aun así Clint Eastwood sigue sorprendiendo con las películas que guarda bajo siete llaves, y se añade en el último momento a la carrera por los premios para meterse, casi sin excepción, en la contienda. Lo ha vuelto a hacer con Richard Jewell, una película peculiar por muchas razones, entre ellas, que todo depende de cuánto se crea a su protagonista, un actor desconocido llamado Paul Walter Hauser, y al guardia de seguridad que interpreta y que ve como su mundo se desploma, cuando descubre una bomba en un estadio durante los JJ.OO. de 1996 en Atlanta y el FBI y la prensa le acusan de haber sido quien la puso allí.

La película ha recibido además en EE.UU. acusaciones de machismo: un periódico de Atlanta (el que dio la exclusiva que el FBI consideraba a Jewell sospechoso) amenazó con denunciar a Eastwood y a la productora por dejar mal en el filme a una de sus periodistas presentando que tuvo sexo con un agente del FBI a cambio de información. El director ha eludido la polémica sobre machismo, aunque, como en esta entrevista, hecha antes de esa acusación, sí ha criticado a la prensa y cómo trató a Jewell.

Eastwood (San Francisco, California, 1930), aunque es muy preciso para plasmar sus historias en la pantalla, a la hora de explicar sus métodos y su filosofía, muchas veces opta por disculparse o cambiar de tema y señala que buena parte de su trabajo pasa por un instinto que ha ido refinando a lo largo de las casi siete décadas que lleva en la industria del cine.

¿Cuál es su método para elegir buenas historias?

Me guío por una reacción emocional. No me parece que haya una manera inteligente de conectar con el material. Creo que cuando cuentas historias, tienes que presentárselas a la audiencia de la misma manera en que te impactan a ti con la esperanza de que el público sienta lo mismo. Luego dependerá de la suerte, porque muchas veces las audiencias no pueden entender qué estabas pensando cuando decidiste hacer la película, porque es la historia más estúpida que han escuchado. Pero de vez en cuando comparten tu percepción. Lo cierto es que no tengo un método.

“A veces la prensa se apresura y llega a conclusiones no siempre acertadas; en el caso de Jewell todo el mundo se apuró y se generó una bola de nieve”

¿Qué le llevó a querer dirigir Richard Jewell?

Leí el artículo que Marie Brenner escribió sobre esta gran tragedia norteamericana, como ella misma lo describió. Me pareció interesantísimo. Es una historia fascinante porque de verdad es una gran tragedia norteamericana. Alguien que hace un acto heroico y termina perdiendo la normalidad en su vida porque es acusado de haber sido el que cometió el crimen, me pareció una situación única que podía convertirse en una buena película. Luego me llegó el guion de Billy Ray, que vio lo mismo que yo, pero en ese momento el proyecto estaba en manos de otras personas, así que yo no me podía involucrar, pero me fascinaba. Durante cuatro años traté de convencer a los productores para que lo llevaran a Warner Brothers. Y cuando trabajaba en otro proyecto, nos dieron la oportunidad de tomar las riendas de la película. Fue una oportunidad que no pude resistir.

Necesitaba un protagonista muy especial. ¿Cómo dio con Paul Walter Hauser?

Estaba buscando a un actor que pudiera hacer el papel protagonista y alguien mencionó Yo, Tonya. Allí vi a Paul haciendo un papel muy pequeño, en que hizo muy buen trabajo. El parecido físico que tiene con el auténtico Richard Jewell es asombroso. Me pareció que Paul había nacido para interpretarle, pero tenía que comprobar si iba a poder hacerlo bien. Me encontré con él en mis oficinas de Malpaso. A esas alturas ya habíamos visto todo el material filmado que hay del verdadero Richard Jewell. Hay bastante, porque la prensa le persiguió mucho. Y el parecido era impactante. Me parecía demasiado bueno para ser real. Finalmente decidimos que iba a ser el protagonista y le rodeamos de muy buenos actores para que le apoyaran. Y así fue como todo funcionó.

¿La película cuestiona los métodos que puede llegar a usar la prensa para conseguir la verdad?

No lo sé. Creo que la gente quiere que la prensa sea precisa. El personaje que interpreta Olivia Wilde era una periodista famosa en Georgia en aquel entonces, que simplemente estaba tratando de descubrir la verdad. Probablemente se apresuró un poco y no verificó los datos. Ella en un momento del filme dice que otra gente va a verificar la información, pero eso no ocurrió. Pero fue así como se dieron las cosas. Toda la película está construida alrededor de extrañas circunstancias. Creo que influyó el momento, porque acababa de comenzar un evento deportivo muy importante y tenían que resolver el caso pronto o podían suspenderlo e iban a perderse muchos millones de dólares. Por lo tanto había mucha presión puesta en la prensa para que resolvieran el caso. No creo que el Atlanta Journal & Constitution hiciera algo que fuera descabellado. Ellos pensaron que habían dado con el culpable y se volvieron un poco imprudentes. Creo que es algo que suele ocurrir con la prensa y eso genera conflictos con la sociedad.

“Crecí idolatrando al FBI. Me parecía que la gente más inteligente trabajaba allí. Y hoy vemos como se cometen errores, como se filtra información...”

¿Y eso afecta a su credibilidad?

Claro. Creo que a veces la prensa se apresura y llega a conclusiones que no siempre son acertadas. En el caso de Richard Jewell eso fue lo que ocurrió. Todo el mundo corrió, y terminó generándose una bola de nieve. Nadie se tomó el trabajo de asegurarse de que la acusación fuera correcta. O tal vez lo hicieron pero la historia quedaba mejor como la estaban contando. Algo así está pasando en la actualidad. Yo crecí idolatrando al FBI como organización. Me parecía que la gente más inteligente del mundo trabajaba allí. Y hoy vemos como se cometen errores, como se filtra información a la prensa, lo cual no está bien. Lo que ocurrió con Jewell es un buen ejemplo de como las cosas pueden salir mal si no se respeta a la verdad. Podemos terminar viviendo en una sociedad horrible si eso se vuelve la norma.

Solemos ver películas en las que la policía ve como sospechoso a alguien sólo por ser negro, pero aquí el protagonista es sospechoso por ser blanco y tener determinadas características. ¿A qué atribuye esta obsesión de los norteamericanos por sospechar de la culpabilidad de alguien sólo por tener ciertos rasgos?

Creo que es parte de la sociedad en la que vivimos. Siento que las cosas han cambiado mucho y no siempre para bien. En mi caso, cuando elijo una historia, lo hago porque es buena, no me importa si el protagonista es blanco o negro. A veces siento que en ese sentido no estamos mejor que 25 o 35 años atrás. Hay cosas que hoy en día ya no se pueden hacer. En ese entonces tenías un comediante como Don Rickles que podía hacer bromas sobre cualquier cosa, y hoy en cambio hay ciertos tabúes que no existían 40 años atrás. Era mejor cuando la gente no se tomaba todo tan seriamente, particularmente su trabajo. Creo que el conflicto racial se está agravando y no debería ser así. Yo crecí en Oakland, California, que era una ciudad muy diversa. Todo el mundo se llevaba bien, nos hacíamos bromas mutuamente, usaban todas las palabras que se les ocurrían como sobrenombre y se llamaba con ellos más allá de cual fuera la raza y todo el mundo se reía. Hoy se toma todo eso para mal y a veces es la prensa la que exagera sobre este tema y lo único que logran es que todo el mundo se sienta culpable de ser buenos vecinos y de pasárselo bien.

Cuando trabajaba en la serie Cuero crudo (o Látigo), a principios de la década de los sesenta, ¿ya sabía que tenía el talento para dirigir, componer música, escribir guiones o producir películas? ¿cuáles eran sus sueños en ese entonces?

Mis sueños eran escaparme de Cuero crudo. La disfruté por un tiempo, pero en los descansos empecé a irme a Italia a hacer películas y eso cambió mi perspectiva. En ese momento empecé a soñar con un camino diferente. Tuve la suerte de conseguir un par de películas que fueron bien. Cuando eres actor, de vez en cuando, si tienes suerte, haces una buena película. Es un poco como ir a Las Vegas a apostar, cada vez que participas en un proyecto es una apuesta. Estás a mitad de rodaje y te preguntas si cuando lo termines alguien va a querer ver lo que estás haciendo. Te cuestionas muchas cosas, entre ellas tu propia actuación, lo cual supongo que es normal. Pero hay un gran componente en cualquier carrera que es puramente suerte. Hay un viejo dicho en el mundo del golf que dice: “Prefiero tener suerte que jugar bien”. Cuando le pegas a una pelota, es lo mismo que cuando haces una película. Si tienes suerte, has elegido el material correcto.

“Me encanta ver trabajar a otros actores. Esa es la razón por la que me he dedicado a ser director. Créeme, a esta edad, estoy cansado de verme a mí mismo”

¿Qué opina de la presidencia de Trump?

Que el suyo es el trabajo más duro que una persona puede tener. Con él cada día es una sorpresa y eso es interesante. Comparto algunas decisiones y otras no. Pero eso es algo que me ha pasado con todos los presidentes, ya fuera George W. Bush u Obama. Todos han hecho algunas buenas cosas y otras que eran estúpidas. Y de vez en cuando alguno me ha sorprendido de cuán estúpido podía llegar a ser. De todos modos, yo ya estoy muy desconectado políticamente. Pero a veces cojo el diario y pienso que esta es la persona más estúpida del mundo y otras veces no lo veo así. En cualquier caso, no tengo una postura política determinada, no tengo una filosofía personal. Simplemente, puedo reconocer la estupidez cuando la veo. Y suelo ver mucha en estos días...

En mayo cumplirá 90 años...

No tiene por qué decirlo en voz alta...

¿Cuáles son sus planes para el futuro? ¿Piensa seguir filmando? ¿Le quedan sueños incumplidos?

Es que nunca imaginé que iba a llegar hasta aquí. Cuando empecé a actuar 60 años atrás, no pensaba que algún día mi trabajo se iba a terminar, entonces uno simplemente espera que lo que hace le lleve a algún sitio. En cuanto a mi edad, debo confesar que de vez en cuando levanto la cabeza y me pregunto cómo es que todavía sigo trabajando y me cuestiono si no tendría que buscarme un buen asilo para ir a vivir. De todos modos, creo que he tenido suerte y he heredado los genes de mi abuelo, que me permiten seguir adelante. Pero tampoco tengo la seguridad. En cualquier caso, sé que no tengo que cuestionarme mucho nada y simplemente continuar.

¿Cómo era aquel abuelo?

Crecí con él. Yo nací en la Gran Depresión, en 1930. Mi abuelo se ganaba la vida criando pollos. La Gran Depresión fue muy dura y como se imaginará, todo el mundo estaba muy deprimido. Era una época interesante, porque en aquel entonces los niños no necesitaban juguetes. Se las arreglaban con un palo y una roca para jugar. Hoy, los niños van a ver películas, miran televisión, juegan a videojuegos fantásticos. Pero en mi niñez uno apreciaba las pequeñas cosas. De todos modos, no estoy enamorado de aquellos viejos tiempos porque no siempre fueron buenos. Y espero haber podido envejecer aceptando las cosas nuevas.

“De vez en cuando me pregunto cómo es que todavía sigo trabajando y me cuestiono si no tendría que buscarme un buen asilo para ir a vivir”

¿Tiene planes para un nuevo filme?

Sí, estamos analizando varios proyectos, pero todavía no sabemos cuándo se van a poder filmar, como ocurrió con esta película. Disfruté mucho de ver trabajar a Paul, Sam, Olivia y Kathy. Me lo paso mejor viendo como actúan que siendo el hombre que ha estado actuando durante tantos años. Me encanta ver a otros actores trabajar. Esa es la razón por la que me he dedicado a ser director, para que cuando me cansara de verme en la pantalla pudiera dedicarme a mirar a los demás. Créeme, a esta edad, estoy cansado de verme a mí mismo.

¿Cuál es su sistema para trabajar con los actores?

Hay muchos trabajos importantes que uno hace antes de comenzar a rodar y uno es elegir el elenco. La clave es contratar a los actores que van a hacer justicia a los personajes. En el caso de Paul todo pasó por reconocer que él había nacido para interpretar a Robert. Es muy talentoso y ha estudiado mucho, pero su parecido físico con el verdadero Richard Jewell es tan extraordinario que cuando la madre de Richard le vio por primera vez se quedó impresionada. Si tienes la suerte de poder juntar todas las piezas, luego todo pasa por pedirles que actúen. Yo, simplemente dejo que hagan su trabajo e intento que cada uno de mis actores den lo mejor de sí. Además, les invito a que participen. Cuando veo algo que está bien lo estimulo y cuando veo algo que está mal lo descarto. La verdad es que el cine no es un medio intelectual. La actuación no tiene nada que ver con el intelecto, sino con la forma natural que tiene cierta gente de ver las cosas. Los buenos actores han desarrollado la capacidad de entender a otra gente con muy poco esfuerzo. A lo largo de los años he aprendido a apreciar esa capacidad. Todo pasa por que lleguen dos actores, presentarlos y decirles que en la próxima escena se van a amar, explicarles qué va a pasar y sentarme a ver qué pueden hacer. Cuando terminan, les digo que no hagan tanto de esto, que hagan un poco más de lo otro, pero todo eso está basado en el instinto. Si fuera un medio intelectual, yo no podría funcionar. Los actores pueden ser muy inteligentes, pero no es un requisito. Muchas veces sólo tienen que conocer el truco de transformarse y es algo que practican en sus clases de actuación. Es algo que uno puede practicar hasta llegar a un punto en el que puedes desconectarte de la realidad y visitar situaciones y sentimientos de tu pasado que no podrías volver a experimentar. Pero lo haces y usas esos sentimientos. Es una profesión interesante, pero en la que no existen los absolutos. No son matemáticas ni nada que se le parezca.

¿Qué piensa del streaming y los cambios que ha generado en la industria del cine?

Yo vengo de la vieja escuela y todas estas cosas nuevas me superan un poco. Supongo que en algún momento me adaptaré a la nueva ola pero no es fácil para mí.

¿Cómo se sentiría si su nueva película sólo se pasara en streaming o por televisión? ¿O sólo está interesado en que sus filmes se vean en la gran pantalla?

No, no tiene por qué ser así. Supongo que si me interesara que mi película llegara a más gente me lo plantearía. Creo que todo pasa por evaluar el material, pero hay tantas variables en esta industria que no existen los expertos. No hay nadie que te pueda decir exactamente cómo hay que hacer las cosas. En cualquier caso, sólo puedo decir que la mía ha sido una buena cabalgata y que simplemente seguiré montando el caballo de mi imaginación...

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Curiosa imagen sin fechar, de un taller de estrellas de la Universal, con Eastwood y las actrices Jane Howard, Myrna Hansen y Dani Crayne

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El actor, en el set de rodaje de Harry el Sucio, uno de sus papeles memorables

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Eastwood, demostrando su buena forma física, en una imagen de 1960

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El actor, en otra imagen de hace unas décadas: lleva más de 60 años actuando

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Una de las imágenes icónicas de su filmografía, de la película El jinete pálido

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