¿El crucero del futuro?

Transportes

El zepelín ha dejado de ser reliquia de los pioneros de la aviación y vuelve a surcar el cielo como transporte alternativo turístico y de mercancías. A la vez, nuevos prototipos empiezan a levantar el vuelo.

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Pasajeros en un vuelo en dirigible en una imagen de 1929

Romántico, silencioso, emocionante son algunos de los adjetivos que usan los afortunados que ya han podido probar uno de estos gigantes del aire. Y no es extraño que hablen así. Vistas de 360 grados cómodamente sentados en el vientre de una ballena enorme, pero ligera, que se levanta grácil y se desplaza a un máximo de 60 kilómetros por hora. Aquí no se busca la velocidad. El turista paga por experimentar el encanto decadente de un medio de transporte que en su tiempo se había equiparado a buques o trenes históricos como el Titanic o el Transiberiano. Los expertos en tendencias turísticas aseguran que viajar en zepelín será uno de los medios de transporte de las próximas décadas, los cruceros del futuro.

Los aparatos actuales han mejorado mucho tecnológicamente: son ligeros, estables y ya no usan gas inflamable como combustible: el helio ha sustituido al hidrógeno

El mundo empresarial también mira esta nueva recreación del viejo invento con curiosidad, ya que abre posibilidades futuras para el transporte de mercancías pesadas o voluminosas y, de hecho, se ha empezado a usar con fines publicitarios por varias empresas. Las utilidades empresariales están todavía en fase de estudio, con prototipos que ya empiezan su recorrido. Pero el potencial como experiencia turística ya está más que demostrado. Que le pregunten, si no, a la compañía alemana Deutsche Zeppelin Reederei (DZR), que ofrece rutas desde su base en Friedrichshafen, al sur de Alemania. Poder sobrevolar Munich o el lago Constanza desde este moderno gigante no tiene precio. Bueno, en realidad sí: el vuelo más corto, de media hora, por 200 euros. El más largo, de 90 minutos, por 600 euros. No es barato, pero hay ofertas varias, y la entrada incluye la visita al museo dedicado a los globos dirigibles, en su hangar, donde se explica la historia y la actualidad de esta nave que surcó los aires por primera vez en 1900.

Desde la compañía afirman que más de un cliente ha aprovechado la travesía para pedirle a su novia que se case con él. Y también han llevado a los invitados de una boda a celebrar el enlace. Dominic Pithan, portavoz de la compañía, explica que desde el 2001 en que sus vuelos comerciales están operativos, han tenido más de 200.000 pasajeros. “El vuelo con el Zeppelin NT es único y una atracción muy especial en esta zona de Alemania. Nuestros clientes están entusiasmados después de la experiencia”. En los dirigibles que ofrecen para los turistas caben doce pasajeros más el piloto y un ayudante de cabina.

París y Moscú son algunas de las ciudades donde también se han llevado a cabo vuelos turísticos, especialmente en los meses de verano, con un gran éxito de público. En España, los zepelín se han utilizado, principalmente, para vuelos publicitarios de diversas empresas.

Los aparatos actuales han evolucionado mucho. Los Zeppelin NT alemanes tienen una estructura interna rígida, pesan poco más de una tonelada y están hechos con aluminio y fibra de grafito, para darle fuerza y estabilidad. Los sistemas de propulsión son modernos y usan helio, gas no inflamable, y no el hidrógeno que se usaba hace un siglo. Los pilotos explican que volar en uno de estos vehículos aéreos “es una mezcla entre ir en un helicóptero, un avión y un globo, y una vez en el aire es lo más parecido a pilotar un barco”.

Toda esta innovación ha hecho posible que los vuelos en zepelín se usen también con fines científicos. Recientemente se usó una de estas naves para transportar equipamiento que medía la calidad del aire y el nivel de contaminación.

Mitos del pasado

Estas aeronaves toman su nombre de su inventor, el conde Ferdinand Zeppelin. El primer aparato hizo su vuelo inaugural en Friedrichshafen, desde los hangares donde actualmente se sitúa la compañía alemana ZDR. En 1909, Zeppelin fundó la primera aerolínea del mundo, y en la Primera Guerra Mundial fueron temidos por su capacidad de tirar bombas casi sin despeinarse. La mayoría de ellos fueron destruidos por ataques enemigos o por accidentes.

En el periodo entreguerras se convirtieron en símbolos del orgullo nazi que se exhibían por los cielos del planeta. El Graf Zeppelin dio la vuelta al mundo en 21 días el verano de 1929. Pero los sueños de grandeza se esfumaron de golpe con el accidente del mítico Hindenburg, un zepelín de lujo que cruzaba el Atlántico con turistas a bordo, en cómodos camarotes amueblados conforme a la escuela Bauhaus y con, atención, sala de fumadores.

El Hindenburg había transportado a más de 400.000 pasajeros de lado a lado del Atlántico. Aunque fue diseñado para funcionar con helio, el monopolio estadounidense de este gas provocó que volara con hidrógeno, gas altamente inflamable. El 1937 explotó en pleno vuelo, con un espectacular incendio, mientras sobrevolaba Lakehurst, en New Jersey (EE.UU.). Murieron 36 personas, un tercio de las que iban a bordo, y supuso el fin abrupto de los zepelines como medio de transporte.

IDEAS PARA EL FUTURO

Se llama Manned Cloud hotel, y sus promotores lo definen como una mezcla de “zepelín, crucero y spa con estética Moby Dick”. Nació el 2005 como un proyecto conceptual del arquitecto francés Jean Marie Massaud, pero poco a poco se está convirtiendo en un prototipo cada vez más cercano a la realidad, y sus creadores aseguran que en cinco o seis años puede emprender el vuelo. El proyecto, cercano a la utopía o a la ciencia ficción, incluye 20 camarotes de lujo, con spa, área de fitness, restaurantes y un ambiente futurista. Un crucero por los aires de tres días recorriendo 5.000 kilómetros.

Asimismo, se están desarrollando prototipos de dirigibles híbridos, que combinan las características de las aeronaves pesadas y las ligeras, como los de la compañía estadounidense Aeros. Los prototipos ya han superado las pruebas, y ahora se empieza la segunda fase hacia modelos reales, como el Aeroscraft, con capacidad de carga de entre 250 y 500 toneladas.

También la Unión Europea, con el proyecto High Altitude Airships (HAA), estudia la posible aplicación de los dirigibles estratosféricos en labores de vigilancia y transmisión de comunicaciones. Diferentes empresas han diseñado naves híbridas de carga y pasaje para acceder a lugares remotos y transportar cargas pesadas. Y estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial y Aeronáutica de Terrassa (Barcelona) han diseñado un dirigible impulsado por energía solar que, aseguran, alcanzaría los 130 km/h.

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Comedor del lujoso Graf Zeppelin, en 1933

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Maqueta del prototipo del Manned Cloud hotel

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La tripulación de uno de los nuevos zepelines alemanes

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