Diez exministros de Trabajo de los sucesivos gobiernos desde el inicio de la transición –incluida la actual titular en funciones, Fátima Báñez–, exponen aquí sus diagnósticos y recetas en relación con el futuro del empleo en España, a través de un cuestionario común. Se trata de un compendio de valiosas opiniones basadas en la experiencia de unos veteranos del ramo que en su momento estuvieron sujetos a los ejecutivos a los que sirvieron, pero que ahora –en casi todos los casos– se hallan liberados ya de las servidumbres de la lucha partidaria e ideológica.
Es absoluta, en primer lugar, la coincidencia de los exministros en descartar que las máquinas y los robots vayan a reventar el mercado laboral. Sí habrá, según creen, una reducción de los empleos poco cualificados y más mecánicos, pero no sin que al mismo tiempo crezcan aquellos otros fundamentados en la creación y la toma de decisiones.
También hay consenso en que el asalariado no desaparecerá. Los contratos de trabajo por cuenta ajena seguirán firmándose por mucho que aumenten las actividades autónomas y on line, proliferen nuevos oficios y surjan otras formas de relación entre empleados y empleadores. Porque las empresas siempre van a precisar de un núcleo “estable y de confianza”.
Entre las recetas para erradicar o reducir drásticamente el paro, las más repetidas se refieren a la mejora de la formación y su adecuación a la demanda productiva, así como al impulso de la economía del conocimiento. Los interrogados piden más flexibilidad, no sólo en el mercado laboral sino en las formas de organización. Algunos hacen hincapié en moderar las cargas sociales de las empresas y parte de ellos llaman a redimensionar el tamaño de las compañías y la estructura productiva.
En el apartado de consejos a los hijos y nietos para que se ganen la vida, todos subrayan el estudio y el esfuerzo, si bien unos ponen el acento en que busquen empleos “con futuro” mientras otros prefieren que hagan “lo que les gusta”.
Los hombres y la mujer que han ocupado la cartera de Trabajo muestran dudas sobre la evolución de la jornada laboral: los hay que vaticinan su reducción y los que creen que se mantendrá más o menos como ahora por largos años.
Resalta la diversidad de opiniones sobre cuál debe ser y será la tasa de paro a la larga. El objetivo varía entre el 5% y 10%, según a quién se pregunta, pero la mayoría admite que será difícil bajar del 15% si no evolucionamos hacia nuevas fórmulas de trabajo.
Son tiempos de desconcierto en el mundo laboral, y este sondeo es una prueba de ello.