En la pasarela del poder

Sociedad

Dos profesiones en teoría muy opuestas, la de político y la de modelo, viven un fructífera relación –a veces romántica– en el siglo XXI. Una simbiosis entre poder y belleza de la cual ambos se benefician.

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La modelo checa Petra Nemcova tiene una fundación en Haití, donde conoció a Laurent Lamothe, que fue su pareja, cuando era primer ministro del país

En 1998, en La Habana, se produjo un curioso encuentro entre Fidel Castro, entonces presidente de Cuba, y las supermodelos Naomi Campbell y Kate Moss. En la reunión privada, que duró más de hora y media, las top y el líder de la revolución cubana hablaron de temas personales y profesionales. Castro les contó cómo era su día a día como dirigente del país, mientras que ellas le explicaron cómo había ido la sesión de fotos que las había llevado hasta la isla. En una rueda de prensa posterior, Moss contó que Castro había revelado ser “un ávido lector” de las revistas en las que ellas aparecían. Conocerlo, dijeron, había sido “un sueño hecho realidad”, mientras que el político calificó el encuentro como “muy espiritual”.

Una década después, el 2 de febrero del 2008, otra modelo, Carla Bruni, contraía matrimonio en el Elíseo con el presidente Nicolas Sarkozy y se convertía en primera dama de Francia. Esta unión, tras un brevísimo romance, sintetizó muy bien el prestigio que la profesión de modelo ha adquirido en los últimos tiempos. En un par de décadas, las maniquíes han pasado de ser mujeres con un oficio que no estaba socialmente bien visto a convertirse en estrellas de la sociedad; célebres tanto por su belleza como por sus fabulosos salarios.

En tiempos en los que domina la imagen, la política ha entendido que la belleza es una potentísima aliada, un reclamo que garantiza su presencia en los medios

Sin embargo, conscientes de que la suya es una profesión con pronta caducidad, las top han diversificado sus actividades: “Se convierten en empresarias, escriben libros, participan en programas de televisión y, sobre todo, se implican en proyectos solidarios”, enumeran Àngels Llimargas y Laura Solé, profesoras del curso de Asesor de Imagen y Comunicación de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). “Este cambio de mentalidad –apuntan– ha favorecido que su imagen pública se asocie con el prestigio y la solvencia”.

El uso de las redes sociales, señalan las expertas, ha aumentado la presencia de las supermodelos en los medios y ha reforzado su papel. Se han convertido en generadoras de opinión, en personas influyentes más allá de su ámbito natural, la moda, y son demandadas en otros campos como las relaciones públicas, las organizaciones benéficas y el poder. En tiempos en los que domina la imagen, la política ha entendido que la belleza es una potentísima aliada, un reclamo que garantiza su presencia en los medios.

El matrimonio Sarkozy-Bruni es un perfecto ejemplo: “Sarkozy, al casarse con Carla Bruni, aumentó su popularidad rápidamente. Ella era capaz de atraer los flashes. Muchos lo vieron más como una estrategia de marketing que una sincera consecuencia del amor”, explican Llimargas y Solé. Guapa, educada y sofisticada, Bruni era el mejor complemento para el presidente de Francia. Ambos se mostraban encantados de la vida.

El presidente ruso, Vladímir Putin, es otro de los políticos que se han aliado con la belleza. En concreto, con su hermosa paisana, Natalia Vodianova, quien ha declarado sentir “mucha admiración” por él. Putin contó con los indiscutibles encantos de la top para apoyar la candidatura de Rusia como sede del Mundial de fútbol del 2018. Vodianova, espectacular en un ceñido traje de estampado de leopardo, participó en la presentación del proyecto en la sede de la FIFA, en Zurich. Cuando Rusia resultó elegida, la modelo celebró la noticia con el presidente y su séquito.

Al dar voz a una top-model “matas dos pájaros de un tiro: tienes una embajadora de marca y una repercusión mediática asegurada. Es una combinación ganadora”, afirma un experto en marketing

Otra top internacional, la israelí Bar Refaeli, tiene tan buenos contactos con el gobierno de su país que pidió que se cerrara el espacio aéreo sobre el lugar donde se iba a celebrar su boda, el pasado septiembre. El deseo le fue concedido, pero la noticia provocó tantas protestas que las autoridades tuvieron que rectificar. Un par de años antes Refaeli fue requerida por el ministro de Asuntos Exteriores para convertirse en imagen de una campaña de promoción de Israel.

Como explica la escritora y exmodelo Patrícia Soley-Beltran: “Bar Refaeli no es la única de estas profesionales que se convierten en representantes de su nación de forma oficial u oficiosa”. Esta autora, ganadora del último premio Anagrama de ensayo con su libro ¡Divinas! Modelos, poder y mentiras, da otros ejemplos, como el de Elle McPherson, encarnación del ideal de la perfecta australiana, y la francesa Inès de la Fressange: imagen de Chanel en los años ochenta y del busto de Marianne, uno de los símbolos del país.

“Incluso en naciones sin Estado propio, como Catalunya y Escocia, se da esta asociación, que contribuye a la producción de un ideal de identidad nacional”, observa Soley-Beltrán. En estos lares, señala, la modelo favorita es Judit Mascó, quien durante los siete años de gobierno tripartito catalán presidió el Salón de la Infancia de Barcelona. Este cargo honorífico lo tuvo antes Marta Ferrusola, esposa del expresident Jordi Pujol. En el 2011, tras ganar ­Artur Mas las elecciones, Mascó fue sustituida por Helena Rakosnik, la nueva primera dama catalana.

De las modelos también interesan sus opiniones políticas: A Judith Mascó, casada con un político socialista, le han pedido que se pronuncie sobre el proceso soberanista en Catalunya, a lo que se ha negado. Más explícita se ha mostrado la estadounidense Cindy Crawford, cuyo apoyo en el 2012 al republicano Mitt Romney fue noticia en la CNN. La brasileña Gisele Bündchen ha criticado abiertamente al Gobierno de su país por sus políticas medioambientales. La top mejor pagada del mundo es desde el 2009 embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas para el medio ambiente. El rol implica, además de ser el rostro de esta organización, participar en misiones de campo y pronunciar discursos públicos. En la ONU también ha hablado la modelo checa Petra Nemcova, quien saltó a la fama tras el tsunami de Tailandia en el 2004. Hoy tiene una oenegé en Haití, donde conoció al hoy ya ex primer ministro Laurent Lamothe, que ha sido su pareja.

También en las altas esferas se mueve otra exmodelo ­famosa: Valeria Mazza. En concreto, en el Vaticano, donde el pasado julio ejerció de maestra de cere­monias en una reunión convoca­da por el Papa sobre el cambio climático y la esclavitud. De blanco inmaculado y con colgan­te en forma de cruz, Mazza declaró sentirse “muy emociona­da, honrada y agradecida por el hecho de que Su Santidad el papa Francisco (…) haya pensado en mí”. Su imagen se publicó en la prensa internacional, tanto en las páginas de política como en las rosa.

Para Soley-Beltran estos casos son ejemplos de la consolidación de la figura de la modelo como un tipo de mujer que representa para algunos hombres un “fetiche de poder”; una gran ventaja en tiempos donde prima la estética. Y es que las mujeres guapas gustan a todo el mundo, incluso a exguerrilleros marxistas como Fidel Castro. Àngels Llimargas y Laura Solé coinciden en que a algunos hombres “estar con una mujer hermosa les hace sentir más seguros de sí mismos”.

Un cambio interesante, coincide Soley-Beltran, es que el rico y poderoso que antes quería a estas bellas mujeres como amantes ahora las presenta como esposas. “Yo creo que este giro tiene mucho que ver con que sean unas profesionales independientes y que algunas ganen mucho dinero. Más que por la cuestión de la sexualidad creo que todo su poder gira alrededor del dinero y el consumo”, reflexiona.

A Miguel Galeón, director de marketing de la línea cosmética Juvilis, le parece que el binomio modelos y poder es un signo de los tiempos. “La belleza vende más que nunca, y utilizarla en el ámbito del poder es una fabulosa estrategia de relaciones públicas. Si consigues una mujer guapa para representar a tu país o moderar una conferencia en el Vaticano, matas dos pájaros de un tiro: tienes una embajadora de marca y una repercusión mediática asegurada. Es una combinación ganadora”, afirma.

En los años noventa, Galeón trabajó en la firma L’Oréal con las supermodelos de entonces. Recuerda que tenían muchísimo poder: “Pero no el poder político del que hablamos ahora sino publicitario: campaña que hicieran, éxito asegurado. ¡Cobraban millones! Esto ya no sucede, y quizás por eso han de buscar otros mercados”.

Este experto en marketing recalca asimismo que antes las modelos no tenían que abrir la boca, mientras que ahora “ya no son mudas”. “Ahora son un florero que habla, que dice, que hace su discursito... Eso sí que es muy nuevo”, dice.

Esta relación belleza/poder, observa, es casi simbiótica: “Porque a ellos, los poderosos, les da el punto de sofisticación, que llama la atención, y a ellas, las modelos, les dota del punto de intelectualidad que necesitan”. Cita a Naomi Campbell, cuya amistad con el líder sudafricano Nelson Mandela le sirvió como altavoz para denunciar la discriminación racial en la moda, pero también “para lavar una imagen de frivolidad”.

Campbell es famosa por meterse en líos con gente importante, como aceptar diamantes de sangre del dictador liberiano Charles Taylor. La top también tuvo una polémica amistad con Hugo Chávez, a quien entrevistó para la revista GQ en el 2008. Quizás la famosa erótica del poder esté detrás de su descripción del presidente venezolano como “un ángel rebelde”.

En ocasiones, los vínculos del poder pueden resultar peligrosos. Es el caso de la supermodelo pakistaní Ayyan Ali, que fue arrestada en marzo cuando volaba a Dubái con 500.000 dólares en el bolso. Ayyan, de 21 años, es una auténtica estrella en su país y tiene amistades en las altas esferas. Según The Times se la acusó de blanquear dinero para Asif Ali Zardari, el expresidente pakistaní.

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Gisele Bündchen, en un acto público como embajadora de las Naciones Unidas para el medio ambiente

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Carla Bruni ejerciendo de primera dama de Francia junto a la reina de Inglaterra, el duque de Edimburgo y su esposo, entonces presidente, Nicolas Sarkozy

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Naomi Campbell y Nelson Mandela. La supermodelo explicó que el líder antiapartheid fue su mentor y el hombre “al que le contaba todos mis problemas”

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La top Ayyan Ali acude al juzgado: toda una estrella en Pakistán, se la acusó de lavar dinero para el expresidente del país

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Valeria Mazza y su marido, con el Papa. A petición de este, la exmodelo moderó una conferencia internacional en el Vaticano en julio

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