Especies al filo de la desaparición

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Un informe realizado para la Unesco muestra que más de una tercera parte de los corales y de los mamíferos y más de un 40% de los anfibios, entre otras especies, están amenazados o en peligro de extinción. La pérdida de biodiversidad, causada por la acción humana, que ha alterado el 75% de la superficie terrestre, es un grave problema ambiental que también afecta al desarrollo económico y social. Estas son algunas de las especies en peligro.

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RANA VENENOSA PUNTA DE FLECHA (‘Dendrobates’) Las punta de flecha incluyen a varias especies de anfibios tropicales que viven en América Central y norte de Sudamérica y se distingue por su pequeño tamaño, colores brillantes y veneno potente. Los anfibios son uno de los grupos zoológicos más amenazados por el cambio climático, la destrucción de las selvas tropicales y el comercio de mascotas. Los colores chillones de estas ranas tienen varias funciones: sirven para la elección de pareja y se ha comprobado que las ranas escogen a los machos según el color y el diseño corporal. Los Dendrobates tienen altos niveles de toxicidad, que en algunos casos puede ser peligrosa para los humanos. Por eso, muchos nativos untaban sus flechas en el veneno para abatir a sus presas.

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RINOCERONTE NEGRO (‘diceos bicornis’) El rinoceronte negro es una de las especies más amenazadas de África. También están en peligro crítico el resto de rinocerontes del planeta: el blanco (África), el de India, el de Java y el de Sumatra (de estas dos subespecies apenas quedan 100 ejemplares en libertad). El caso del rinoceronte negro es extraordinario. Se calcula que había cerca de un millón a inicios del siglo XX. En los sesenta bajaron a 100.000. Y en 1995 a poco más de 2.000 ejemplares. Tras recuperarse, se calcula que hay unos 5.000. La amenaza principal es la caza furtiva que busca cortar los cuernos y venderlos para la medicina tradicional china (usos que en absoluto han sido probados), para fabricar puñales ceremoniales y como cura novedosa para el cáncer. También se le otorga propiedades afrodisiacas.

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CASUARIO (‘Casuarius casuarius’) La población del casuario austral está clasificada como en peligro de extinción en Australia. En Papúa se calcula que puede haber 15.000. Están amenazados por el retroceso de las selvas, los atropellos, la depredación de sus nidos por especies salvajes o por perros y gatos y en algunos lugares de Papúa la caza. Mide casi dos metros de altura y puede llegar a pesar 90 kg. Después de los avestruces, son las aves más pesadas del planeta. Tienen mucha fuerza y han llegado incluso a matar a personas al ser molestados en su medio natural. Sus patas escamadas acaban en garras afiladas similares a las de los dinosaurios. Son esquivos y difíciles de observar en libertad. Tienen vistosos colores azules en el cuello, una cresta de queratina y una barba roja colgante.

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ORANGUTÁN (‘Pongo’) Viven en las selvas tropicales de Borneo y Sumatra. Hay tres especies, el de Borneo, el de Sumatra y desde hace pocos años se ha reconocido el de Tapanuli con menos de 1.000 ejemplares. Las dos primeras especies están en un declive constante, por la caza directa y la destrucción de las selvas donde viven. En medio siglo han descendido a menos de la mitad de la población. Se calcula que viven menos de 100.000 orangutanes de Borneo y unos 7.000 en Sumatra. Las tres especies están consideradas como “en peligro crítico de extinción”. Los orangutanes pasan la mayor parte del tiempo en los árboles. Sus brazos largos y fuertes les permiten moverse a través de las ramas. Su nombre viene de una lengua malaya que se traduce como “hombre del bosque”. Su pelaje es de intenso color rojo. Comen frutos silvestres de todo tipo y hacen una especie de nidos en árboles de vegetación donde descansan y duermen por la noche. Los orangutanes machos adultos pueden pesar hasta casi 100 kilos.

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BIVALVO GIGANTE (‘TRIDACNA GIGAS’) Son almejas gigantes que viven dentro de los arrecifes de coral. Hay algunas especies enormes que pueden llegar a los 300 kg de peso. Muchas especies han sido extraídas del mar por diferentes motivos como alimentación y comercio para conchas y acuarios. Las más grandes son cada vez más escasas. La amenaza sobre los arrecifes de coral por el cambio climático y otras agresiones directas por parte de ser humano hace que estos ecosistemas son de los que están más en riesgo de desaparición en todo el mundo.

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QUEBRANTAHUESOS (‘Gypaetus barbatus’) El quebrantahuesos es una de nuestras especies más amenazadas. Hace dos décadas estuvo a punto de desaparecer y quedaron menos de cien parejas en el Pirineo. Se encuentra “en peligro de extinción”, según el Catálogo de Especies Amenazadas. Ahora en los Pirineos hay más de 150 parejas y se ha reintroducido en Picos de Europa y en la sierra de Cazorla. El veneno, los tendidos eléctricos y las molestias humanas directas son las principales amenazas para esta rapaz. Vive también en zonas de África y en Asia. Se ha comprobado que sufren los efectos del diclofenaco. En zonas del Himalaya como el Alto Mustang el descenso reciente ha sido tal que se ha cambiado su estado a “amenazado”.

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BALLENA GRIS (‘Eschrichtius robustus’) La ballena gris vive en el Pacífico donde se encuentran dos poblaciones diferenciadas (del Pacífico Oriental y Occidental). A finales del XIX la ballena gris estuvo a punto de extinguirse. Se las cazaba a miles: solían viajar paralelas a la costa y eran fáciles de localizar. La población del Atlántico desapareció. Luego a finales del siglo XX llegó la protección que ha hecho que se recupere: en la actualidad hay más de 20.000 ballenas. Existe una población en el Pacífico Occidental (cerca de Japón) donde está amenazada de extinción. Los peligros que estas especies afrontan son los derrames de combustibles y las acciones del ser humano. En otoño, las ballenas grises del Pacífico Occidental empiezan a viajar desde las aguas frías del Ártico, desde el estrecho de Bering, hacia la costa de California y México. A inicios de año, las hembras preñadas buscan unas lagunas tranquilas para dar a luz y amamantar, mientras que machos, ballenas jóvenes y otras hembras no preñadas buscan enclaves del Mar de Cortés ricos en pequeños crustáceos o krill. su alimento preferido. En estas aguas pasan una temporada antes de volver al Ártico en primavera.

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ELEFANTE (‘Loxodonta’ /’ELEPHAS’) El elefante suele vivir en manadas de entre 10 y 20 individuos dirigidas por la hembra de más edad. Las hembras son muy cooperativas y entre todas se hacen cargo de las crías de la manada en la que permanecen durante toda la vida. El elefante tiene fama de tener una gran memoria y de ser muy inteligente. Utiliza una amplia gama de sonidos emitidos con la trompa para comunicarse con sus iguales. Hay dos especies, la africana y la asiática. Come cada día entre 100 kilos y 200 kilos de materia vegetal (hierba, hojas, flores, frutos, corteza de árboles, etcétera). Y también necesita grandes cantidades de agua. Por ello, pasa la mayor parte del día pendiente de la localización de comida y también de agua. El ser humano ha significado siempre una grave amenaza para el elefante. Al elefante africano se le ha cazado indiscriminadamente para la obtención de marfil, igual que a su pariente asiático, o cuando ha entrado en conflicto con los intereses del hombre. La destrucción de su hábitat también es un grave problema. Según la Lista Roja de la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza, el estado del elefante africano es grave con sus poblaciones reduciéndose a un alto ritmo.

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PANGOLÍN (‘Phataginus tricuspis’) El pangolín de vientre blanco es un pangolín arbóreo, típico de la selva lluviosa, que se alimenta de hormigas y otros insectos y que tiene el deshonor de ser el mamífero salvaje que sufre el mayor tráfico ilegal del mundo. Se matan más de 100.000 cada año. La mayoría de ellos se exportan a China y Vietnam, donde se valora mucho su “carne de bosque”, consumida con regularidad. Es en estos y otros lugares de Asia donde se considera una auténtica delicatesen por la que se paga cientos de dólares el kilo. Sus escamas son de queratina (al igual que las uñas y el cuerno de rinoceronte) y están muy cotizadas en la medicina tradicional asiática, ya que se usan para fabricar supuestos remedios contra todo tipo de enfermedades. Es precisamente la demanda desde Asia por esos productos la que está causando la mayor parte de las capturas y el tráfico ilegal de pangolines, mucho más que el consumo local. Su futuro es incierto, porque, además, son unos animales que rara vez sobreviven en cautividad.

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BUEY ALMIZCLERO (‘Obvios moschatus’) Reliquia de la era glacial y el más nórdico de los herbívoros, este coloso de casi 400 kg es una de las especies mejor adaptadas al clima extremo del Ártico. Los inuits llaman a los bueyes almizcleros umingmak, los barbudos. Cuando se siente amenazados forman un círculo para proteger a sus crías. Esa técnica funciona a la perfección con sus depredadores naturales como las manadas de lobos árticos, pero no con el hombre. A finales del XIX, los humanos llegaron a zonas inexploradas del Ártico. Allí se encontraron con bueyes almizcleros que en lugar de huir se quedaban inmóviles haciendo es ese círculo de protección. Un lobo o un oso no se atrevería con los cuernos de los grandes toros de la manada. Pero las armas de fuego los abatían sin piedad. Así murieron centenares de miles de bueyes almizcleros hasta que se extinguieron en Alaska, Siberia y grandes partes de Canadá y Groenlandia. En Escandinavia tras la primera guerra mundial se mataron los pocos ejemplares que quedaban hasta que la especie quedó totalmente extinguida en Europa. Años después hubo una reintroducción de ejemplares de Canadá y Groenlandia que está logrando, poco a poco, que vayan recuperando antiguos territorios.

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GUACAMAYO JACINTO (‘Anodorhynchus hyacinthinus’) He aquí un tesoro viviente. Hace 20 años quedaban poco más de mil ejemplares tras situarse cerca de la extinción...a mediados del siglo XX había más de 100.000. Años después la población se ha recuperado un poco. Se encuentran en los pantanales brasileños, en Bolivia y Paraguay. Los números han subido y se calcula que hay alrededor de 5.000 ejemplares en libertad. Parece un personaje de cómic. Sus plumas, de un intenso azul y muy suaves, parecen de terciopelo. Unos ojos oscuros casi negros rodeados de unos aros de un color amarillo intenso. Parecen de goma. Los Jacinto tienen uno de los picos más fuertes de su género y logran pelar esos cocos para acceder al interior y comerse la pulpa.

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OSO POLAR (‘Ursus maritimus’) Solitarios e inteligentes, los osos polares vagan por la banquisa polar (el mar helado) buscando continuamente alimento. Es una de las especies a las que más afecta el cambio climático puesto que los días en que el mar permanece helado se ha reducido en las últimas décadas. Si no hay hielo marino, los osos no pueden salir a cazar focas. Ello supone más tiempo en tierra firme donde casi no hay comida para ellos y tienen que recurrir a buscarla en cualquier sitio, incluidos los asentamientos humanos. Las crías de oso polar son diminutas al nacer (pesan medio kilo). Las hembras paren en invierno en guaridas excavadas en el hielo y la nieve. Los oseznos, suelen permanecer junto a la madre hasta el año y medio de edad.

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