Espejismos reales en Arabia

Fotografía

Los países del golfo Pérsico son un sociedad hermética para muchos, hasta el punto de que las fotos en público han estado prohibidas hasta hace pocos años. Pero son una caja de sorpresas, como muestran las fotos de Roger Grasas, uno de los primeros fotógrafos occidentales en trabajar para la corte real saudí y que ha podido retratar Arabia y sus países vecinos.

Beduino de origen sirio vendiendo juguetes en el desierto en Riad, Arabia Saudí

Las sociedades del golfo Pérsico parecen, desde afuera, todas iguales: ricas, injustas, absolutistas y con una relación entre la tradición y la modernidad mal resuelta. Sin embargo, al enfocar mejor, la profundidad de campo aumenta, como constatan las fotos de este reportaje dentro del proyecto Min Turab que se expone en La Casa Árabe de Madrid hasta el 4 de mayo. Sólo llegar al golfo Pérsico, impresiona comprobar cómo el oro negro que ha tardado millones de años en formarse ha sido capaz de modificar en muy poco tiempo el paisaje y las costumbres de una sociedad ancestral nómada, la de los beduinos. Aquí, en el siglo XX, algunos jeques pasaron directamente del camello al jet privado.

En Arabia Saudí (32 millones de habitantes), este cambio radical se plasma en la creación de metrópolis como Riad o Yida, que en estos últimos años no han parado de crecer. Poseedora de una quinta parte de las reservas de crudo del planeta y primer exportador absoluto, en Arabia, la familia real, los Saud, dan nombre al único Estado del mundo que incorpora un apellido en su bandera.

Arabia es rica y consumista, pero la crisis económica, el descenso del precio del petróleo y la guerra en Yemen han afectado mucho a su economía. Sabe que no podrá vivir eternamente del petróleo y está incorporando reformas, como la privatización parcial de Aram­co (la petrolera del país), el fortalecimiento del sector financiero, la introducción de un sistema fiscal y una gran inversión en educación. Sin embargo, en el terreno de lo político y lo social, poco ha cambiado, y el lobby religioso mantiene un papel preponderante. No hay que olvidar que en Arabia está Medina, donde peregrinan más de 1.300 millones de musulmanes.

En Arabia, la riqueza procedente del petróleo ha sido capaz de transformar en muy poco tiempo el paisaje y las costumbres

Pero las contradicciones no se limitan a Arabia Saudí sino que se extienden por todas las naciones de la enínsula Arábiga, una tierra donde , pese a tener un 90% de desierto extremo, se han podido construir algunas de las ciudades más cosmopolitas y modernas del mundo como Dubái, Doha o Abu Dabi.

Fue en la isla de Bahréin donde se descubrió el primer pozo petrolífero de Oriente Medio (1932), pasando de ser una pequeña isla de pescadores y recolectores de perlas a una de las naciones más ricas del planeta. Las reivindicaciones en el ámbito político se han producido porque es una población mayoritariamente chií gobernada por una familia real suní.

Al norte de Bahréin, siguiendo el golfo Pérsico, se encuentra Kuwait, donde cautiva el carácter hospitalario de sus gentes. El país, casi una ciudad Estado (de unos tres millones de habitantes), todavía se lame las heridas de la primera guerra del Golfo (1991), cuando fue invadido por Iraq y liberado por EE.UU. Su economía depende mucho del petróleo (90% de sus exportaciones), pero presenta una de las rentas per cápita más altas del planeta, es un país más liberal que sus vecinos saudíes y goza de un buen sistema educativo con el mayor índice de alfabetización de la región.

Qatar aparece hegemónico, por sus inversiones multimillonarias en los ámbitos del deporte (organizará el Campeonato del Mundo de fútbol del 2022) y la educación (la Ciudad de la Educación promovida por la jequesa Moza ben Naser es un referente mundial). Sigue siendo de facto una monarquía absoluta, aunque en 2003 se aprobó un referéndum para promulgar una reforma constitucional, hecho que le otorga una de las legislaciones más liberales dentro de los estándares de la región. Es obvio que cada sociedad vive en su realidad histórica y por mucho que Occidente se empeñe en señalar con el dedo y en injerir en otras sociedades que han experimentado una evolución diferente a la suya, sigue habiendo un decalaje. El reto es velar por los derechos humanos en cualquier rincón del planeta, pero hay que ser conscientes de la hipocresía de la sociedad occidental y sus gobiernos: Qatar fue protectorado británico hasta que ganó su independencia en 1971. En esa década todavía se utilizaba la guillotina en Francia y el garrote vil en España.

En el sudeste de Qatar están los Emiratos Árabes Unidos (EAU), con Dubái a la cabeza. Ésta última es un claro ejemplo de diversificación económica, una especie de torre de Babel donde turistas de países acomodados gozan de un presente hedonista, mientras que emigrantes de todo el mundo luchan por un futuro mejor. Dubái se ha convertido en el paradigma de la globalización, donde la postmodernidad y la tecnología han acelerado el espacio y el tiempo. Pero el contraste en los EAU es muy grande, y el emirato de Dubái que se prepara para la Exposición Universal 2020 no tiene nada que ver con otros como Fujairah o Ras al Jaima, todavía muy vírgenes. Esta diversidad se amplifica si se viaja hacia la frontera sur de los EUA, allá donde el Rub al Jali (el mayor desierto del mundo) desaparece para ofrecer un país lleno de cordilleras que desembocan en el estrecho de Ormuz, uno de los pasos navales más legendarios y estratégicos del mundo.

Aquí, en Omán, quizás esa relación con el mar ha influido en un carácter más abierto y liberal que el de otros pueblos de la región. Se trata de un país que destaca por el carácter amable y curioso de sus gentes y donde la mujer se está integrando más y mejor en el mercado laboral.El golfo Pérsico es una de las zonas de la tierra que más han cambiado en el terreno socioeconómico en los últimos 50 años, pero su futuro es casi imposible de pronosticar. Pasado y futuro se funden anulando el presente.

Vertical

Pastor beduino en el desierto, en la ciudad santa de La Meca, Arabia Saudí

Pareja de emiratíes en el centro de Dubái, cerca de la torre Jalifa

Piscina de hotel en Al Ula, cerca de Madein Saleh, Arabia Saudí

Peculiar estación de servicio en la población de Skaka, Arabia Saudí

Niño saudí con su cámara en el cráter de Uajba, entre La Meca y Medina

Obreros de la construcción en el centro de Dubái, Emiratos Árabes

Joven occidental vestida con la obligatoria abaya saudí en Riad

Muro decorativo en la isla de Farasan, en el mar Rojo, Arabia Saudí

Camioneta de helados en el desierto al oeste de Riad, Arabia Saudí

Ciudadano kuwaití en el centro financiero de la capital del país

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