Guerreros de la vela

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La 34.º edición de la Copa del Rey Mapfre reunió en la bahía de Palma la cifra récord de 136 barcos de 23 países. El viento no falló durante toda la semana y las regatas mantuvieron la emoción hasta el último día, cuando se decidió el título en pruebas decisivas.

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La tripulación de un velero se afana en recoger del agua el spinnaker tras una fallida maniobra de arriado de la vela. FOTO: MARÍA MUIÑA

Seguramente, cuando en el futuro se recuerde la edición de la Copa del Rey Mapfre del 2015 se hablará de la buena suerte. Porque se podrá rememorar con muy buenas sensaciones lo que podría haber sido una historia dramática. La odisea vivida por el armador y patrón barcelonés Jacinto Rodríguez, de 84 años, en el preámbulo de la competición, cuando se dirigía a Palma para tomar parte en las regatas y cayó por la borda desde su velero durante la noche, tuvo un final feliz con su rescate cinco horas después, y eso pareció insuflar energía extra y buena estrella a la semana de vela organizada por el Real Club Náutico de Palma en su 34.ª edición, convertida en uno de los grandes acontecimientos anuales de este deporte en el Mediterráneo. Una cifra récord de 136 veleros de 23 países da fe de que la Copa del Rey es un referente internacional.

El ‘Quantum Racing’ se impuso entre los TP52 con una gran actuación de su navegante, Joan Vila, en la última regata

Así que, después del afortunado desenlace del accidente del patrón del Duende, también las pruebas deportivas se desarrollaron con una notable buena suerte. La vela es un deporte que depende absolutamente de las condiciones meteorológicas, y estas acabaron siendo magníficas cada día en la bahía de Palma. Las ocho clases en las que se agrupaba la multitudinaria flota (TP52, ORC 1, ORC 2, IRC 0, IRC 1, Soto 40, X-35 y J80) pudieron celebrar las pruebas previstas, y se llegó al último día de regatas, el sábado 8 de agosto, con la necesidad de disputar una última manga decisiva en algunas de ellas para conocer al vencedor del torneo. En TP52, la clase que reúne el no va más de la tecnología en un monocasco de regatas y de profesionalidad de las tripulaciones, cuatro veleros se encontraban separados por un solo punto tras siete pruebas disputadas y afrontaron esa última regata a todo o nada. Se impuso el Quantum Racing estadounidense con una actuación estelar de su navegante, el español Joan Vila, quien marcó a sus compañeros por qué zona del campo de regatas debían navegar para imponerse a sus rivales.

En ORC 2, la victoria del Movistar de Pedro Campos fue un tenaz trabajo de recuperación jornada a jornada después del aparatoso fiasco de la primera regata del primer día, cuando cometieron un fuera de línea y eso les supuso cargarse con 32 puntos (uno más del total de veleros que compiten, que en este caso eran 31). Normalmente, salir antes de la señal obliga a un barco a dar media vuelta para cruzar de nuevo la línea y reemprender a continuación la marcha correctamente. Pero cuando la flota de contendientes es especialmente numerosa, el comité de regata puede anunciar que la salida se dará con la amenaza de bandera negra, dado que resulta muy difícil identificar a algún infractor que se adelante.

La suerte para el Movistar es que también ese pésimo resultado se puede descartar cuando se alcanza un determinado número de pruebas disputadas –que en este caso eran ocho– y los equipos eliminan de sus casilleros su peor resultado. Así que con un trabajo de hormiguita que incluyó cinco victorias y un quinto puesto como peor posición durante el resto de la semana, el velero de Campos saltó al liderato tan pronto como pudo soltar el pesado lastre de los 32 puntos.

El triunfo final permite al patrón gallego, artífice de la participación de España en diversas ediciones de la Copa del América y en grandes regatas de vuelta al mundo, sumar su octava victoria en la Copa del Rey, algo que nadie más ha conseguido. José Cusí logró seis triunfos con la exitosa estirpe del Bribón, y en cinco de ellas el patrón fue el rey Juan Carlos.

Pedro Campos logró con el ‘Movistar’ elevar a ocho su récord personal de triunfos en la Copa del Rey

El rey Felipe, que ha heredado de su padre también la pasión por la vela, tomó parte en la clase ORC 1 al timón del Aifos de la Armada española, que en esta ocasión era un viejo Corel 45 con el que el entonces príncipe de Asturias ya regateaba hace veinte años. El velero no resulta competitivo en la actualidad, pero el Monarca pudo disfrutar de las regatas en la bahía de Palma a partir del miércoles, y el jueves logró acabar una de las mangas en un meritorio tercer puesto en una categoría en la que los modelos de la marca finlandesa Swan se revelaron inalcanzables: once de los doce primeros de la clasificación general (con un total de 44 veleros participantes) fueron Swan 45 o 42.

En la clase monotipo X-35, en la que todos los veleros son iguales, el Red Eléctrica de España encadenó una actuación prácticamente perfecta. El velero del armador Javier Sanz, presidente del Real Club Náutico de Palma y del comité organizador de la Copa del Rey Mapfre, se preparó a conciencia para esta edición, después de los éxitos de rivales italianos en los años anteriores.

Con un equipo patroneado por Alberto Viejo, quien formó parte de la tripulación del Bribón durante muchas temporadas, el Red Eléctrica firmó una semana con cinco victorias y dos cuartos puestos como peores resultados en doce pruebas disputadas. La clase, formada por once barcos, tenía otros dos representantes españoles: el Grupo Ceres, de Javier Banderas, hermano del famoso actor Antonio Banderas, y el Fyord del valenciano José Luis Maldonado, tercero y cuarto, respectivamente, en el cuadro final.

En la clase Soto 40, también monotipo, había cinco participantes y lo que parecía un duelo entre el español Noticia IV, del armador Luis Martín Caviedes, con el cántabro José María Torcida como patrón, y el portugués Bigamist, que llevaba como táctico al gallego Roberto Bermúdez de Castro, reciente vencedor de la vuelta al mundo Volvo Ocean Race, se decidió finalmente hacia el lado del Noticia, con el francés Glen Ellen desplazando al Bigamist a la tercera posición en la última regata.

El Bigamist se despedía de la competición tras el fallecimiento de su armador, Pedro Mendonça, el pasado marzo, a los 80 años, y recibió un sentido homenaje por parte del Real Club Náutico de Palma en la persona de su hija Ana, artífice de que el velero portugués acudiera a la Copa del Rey para despedir a su padre como a él le hubiera gustado, luchando hasta el final por su trofeo más querido.

IRC 0 reunía a cuatro barcos de lo más heterogéneos. Un mini maxi de 21,9 metros de eslora (como un TP52 muy grande), un gran crucero de 23,7 metros y dos antiguos participantes en la Volvo Ocean Race, de 21,3 metros. De esloras similares, pero muy diferentes entre sí, especialmente los dos VOR, diseñados para correr por los océanos alrededor del mundo y no para enlazar viradas en una bahía. El resultado era previsible: el mini maxi ganó todas y cada una de las diez regatas disputadas.

En el grupo IRC 1 era donde debía participar Jacinto Rodríguez con su Duende, un TP52 ya fuera de las reglas actuales que rigen esa clase, pero, tras el accidente sufrido, el veterano regatista barcelonés no tomó parte en las pruebas. La victoria final fue para otro TP 52 antiguo, el Mamma Aiuto armado por el japonés Naofumi Kamei. El patrón era el palmesano Manu Weiler, y sus tripulantes eran españoles en su gran mayoría.

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El Movistar de Pedro Campos lidera una regata en la clase IRC2. FOTO: MARÍA MUIÑA

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El Noticia IV, vencedor en Soto 40. FOTO: MARÍA MUIÑA

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El rey Felipe, a la rueda del Aifos de la Armada, un viejo Corel 45 no muy competitivo en las pruebas actuales pero con el que consiguió la tercera posición en una de las regatas. FOTO: MARÍA MUIÑA

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Los TP52 con sus spinnakers izados y el Quantum estadounidense liderando el grupo. FOTO: MARÍA MUIÑA

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Una regata de la siempre competida clase J80. FOTO: NICO MARTÍNEZ / MARTÍNEZ STUDIO

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El Red Eléctrica de España, en cabeza de la clase X-35. FOTO: NICO MARTÍNEZ / MARTÍNEZ STUDIO

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Celebración del triunfo en el Mamma Aiuto, con el tradicional saltó al agua del armador del velero, el japonés Naofumi Kamei. FOTO: LAURA G. GUERRA

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