Hollywood: ¿hay plata sin plomo?

Cine

El poderoso productor de las películas de Tarantino dijo hace tres años que quería hacer filmes menos violentos. Actores y directores tienen opiniones diversas sobre el omnipresente uso de armas en Hollywood, eje del cine de acción, pero también de la taquilla.

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Abrumador despliegue de armas en John Wick: 'Pacto de sangre'

En el mundo postapocalíptico de La guerra del planeta de los simios nada ha quedado en pie de nuestra civilización. El hambre es desgarradora, y el nivel de destrucción ha convertido el mundo en un páramo, dividido entre los pocos hombres que han sobrevivido al virus que va convirtiéndoles rápidamente en sordomudos y les va restando capacidad intelectual, y los simios que experimentan un incremento igualmente acelerado de su inteligencia. Sin embargo, hay algo que no cambia en lo más mínimo en ese horrible futuro y que parece estar disponible en abundancia tanto para el uno como para el otro bando: las armas, presentes en todos los tamaños, modelos y calibres. Y es que el filme sigue al pie de la letra un viejo postulado del entretenimiento, aquel que enunció alguna vez D. W. Griffith y que repitió François Truffaut: “Eodo lo que necesitas para hacer una película es una chica y una pistola”.

Si bien en el filme de Matt Reeves la chica es una orangutana (o bien la niña humana que esta adopta), el precepto se repite en casi todas las propuestas que llegan a los cines. Tampoco faltan armas en el cine independiente ni en las series de televisión. Sin embargo, la relación entre los que hacen las películas y quienes fabrican uno de sus elementos principales no podría ser más conflictiva.

“Este país fue fundado en la violencia”, dice de la proliferación de armas Bruce Willis. Y Chris Evans no cree que el cine contagie violencia a la calle

Entre quienes ya han logrado que se limite el uso del cigarrillo en la pantalla y que no se avalen imágenes que estimulen la misoginia, el racismo o la homofobia, ingredientes que eran habituales en otras épocas, no faltan los que piden, a veces a gritos, que se reduzca la presencia de armamento. Aducen que tanta exhibición estimula las masacres que habitualmente sacuden el mundo.

El reclamo ha surgido de las propias entrañas de la industria del entretenimiento. Tres años atrás, fue Harvey Weinstein, el dueño de la empresa que ha financiado todas las películas de Quentin Tarantino, el que dijo, aparentemente arrepentido: “Tengo que elegir películas que no sean tan violentas como las que he hecho en el pasado. El cambio tiene que empezar por mí. No puedo hacer una película violenta y decir que esto no es lo que quiero para mis hijos”. Y, aunque en los últimos tiempos Weinstein ha apostado por proyectos con menos violencia como Gold, Lion o El fundador, el legendario productor será quien aporte el dinero a una tercera parte de Kill Bill, que dirigirá Tarantino, y a una versión televisiva de Sin City, seguro que con armas.

Tras él, fue el irlandés Liam Neeson quien, durante la promoción de Venganza, filme donde no faltan los rifles y los revólveres, pidió la abolición de la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, la que garantiza el derecho a armarse para todos los habitantes del país. “Hay demasiadas armas en Estados Unidos. En un país con 320 millones de habitantes debe de haber 300 millones de armas en manos privadas. Es una desgracia”, dijo el actor.

SIN ARMAS NO HAY HISTORIA

Otros actores tienen una relación mucho más sincera con el uso de revólveres en el cine y la televisión, además de en su vida personal. Ben Affleck, quien usa todo tipo de armamento en la exitosa El contable y también en la fracasada Vivir de noche, admite que es propietario de varias pistolas. “Creo que tiene que haber un control razonable –señala–. Si bien hay que respetar la Segunda Enmienda, los ciudadanos comunes no necesitan tener un fusil automático en su casa”.

Bruce Willis, inolvidable protagonista de la franquicia de La jungla de cristal, y quien a los 62 años sigue esgrimiendo armas en la pantalla con la eficacia de siempre, sostiene que la violencia es parte del ser estadounidense y que ha sido así desde el nacimiento de la nación: “Este país fue fundado en la violencia. Llegamos aquí y les dijimos a los indios: ‘Tenemos malas noticias, tenemos otras que son peores y unas que son terribles. Las malas son que estamos aquí; las peores son que no nos vamos a ir y las terribles son que vamos a quitaros vuestras tierras y enviaros al desierto donde no crece nada y no os vamos a molestar a menos que encontremos petróleo allí; en ese caso, os enviaremos a otro sitio en Arizona y os regalaremos mantas infectadas con viruela’. Si eso no es violencia, ¿qué es?”.

“Hay que respetar la Segunda Enmienda, pero los ciudadanos comunes no necesitan un fusil automático en su casa”, opina Ben Affleck

Chris Evans, que interpreta al Capitán América en las películas de Marvel, afirma, por la misma razón, que la violencia ha sido una constante de Hollywood: “Siempre ha estado ahí, y lo que vi en la década de los ochenta, cuando yo crecí, era sin duda mucho peor que lo que vemos hoy. La pregunta es si eso tiene un efecto en la gente que elige salir a aterrorizar a los demás. Yo no creo que se inspiren en lo que ven en el cine o en la televisión, me parece que esa violencia tiene un origen mucho más profundo”.

Lo mismo opina Common, el músico y actor que recientemente ha dejado su marca en el cine de acción, con papeles en Escuadrón suicida y John Wick: Pacto de sangre. “No creo que el cine insensibilice al público. Hay gente que crece en ambientes violentos y no por que vayan a ver una película donde se muestra un montón de armas van a salir a usarlas. Me parece que hay situaciones mucho más complejas que incitan a la violencia y que no tienen nada que ver con el entretenimiento”, opina.

Aaron Taylor-Johnson, quien muchas veces ha interpretado a personajes que usan armas como quien bebe agua, sostiene que el cine puede ser un elemento disuasorio: “En muchas de las películas que he hecho le estamos recordando a la audiencia que en el mundo real hay consecuencias muy serias para los actos de violencia. Que si quieres meterte en problemas, los encontrarás. Muchas veces mis personajes pierden todo lo que aman por hacer lo que no deben. Si ese mensaje no es suficiente para un espectador que se ve tentado por el crimen, no sé cuál podría ser mejor”.

David Cronenberg, el director de clásicos como Promesas del este y Una historia de violencia, explica por qué es importante para él no hacer las cosas con medias tintas cuando se trata de mostrar las consecuencias de usar armas: “Yo no creo en la vida después de la muerte. Y por lo tanto entiendo que si vas a matar a alguien, es un acto de destrucción absoluta. No se va a ir al cielo, no vas a renacer. Para mí la violencia es el acto de destrucción de un cuerpo humano para siempre, y por eso me lo tomo muy seriamente. Si la voy a mostrar en la pantalla, quiero que sea real. Me interesa que la audiencia lo viva como lo que realmente es y no mostrarlo como algo abstracto. Tiene que estremecer a quien lo ve”.

Obviamente, no todos opinan igual. Mientras que Steven Spielberg se ocupó de aclarar en su momento que en Salvar al soldado Ryan intentó que la violencia fuera brutal para sensibilizar al público y lograr su objetivo de que el filme fuera un manifiesto antibélico, para Quentin Tarantino mostrar armas y violencia es simplemente una cuestión estética: “No hay nada más cinematográfico que una escena de acción. Es puro cine. De todos modos, también tengo claro que una cosa es la violencia en el cine y otra en la vida real. Son dos cosas completamente diferentes”, dijo ya harto de que le hablen siempre del mismo tema.

UNA MAQUINARIA ENGRASADA

De la misma manera que los directores buscan mostrar las escenas de acción de la forma más realista posible, ya sea por cuestiones ideológicas o estéticas, los fans de las armas prestan igual atención a cómo se presentan en la pantalla pistolas, fusiles y bazucas. Quien quiera saber todos los detalles sobre cada una de las pistolas que se usaron en el rodaje de Deadpool, las armas que usó el fallecido actor italiano Adolfo Celi a lo largo de su vasta carrera o las series y películas en las que algún personaje utilizó una Beretta 418, sólo tiene que buscar en internet la página Movie Firearms Database y allí está todo.

Aunque la base de datos es obra de un fan, Chris Serrano, que inició la página en el 2007, es buen reflejo de la fascinación que muchos ardientes devotos del cine sienten por las armas que aparecen en la pantalla. Algo que también se puede palpar en el museo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) en Fairfax, Virginia, donde en su salón de Hollywood están exhibidas 125 armas célebres, que también se pueden apreciar por internet. Allí se pueden ver la Magnum Smith & Wesson modelo 29 que usó Clint Eastwood en Harry el Sucio, el Winchester de 1892 que utilizó John Wayne en muchas de sus películas e incluso el Remington 11-87 con el que Javier Bardem se ganó el Oscar en No es país para viejos. Y el museo preveía agregar el pistolón Flintlock que Johnny Depp blandió como Jack Sparrow en las películas de Piratas del Caribe y el rifle MacMillan usado por Bradley Cooper en la taquillera El francotirador.

Cronenberg dice que si usa la violencia es para estremecer al espectador, y Spielberg justificó la violencia en ‘Salvar al soldado Ryan’ como alegato antibelicista

La ironía de que estas armas estén en manos de la organización que defiende el derecho de los norteamericanos a tener en sus casas armas consideradas de guerra refleja cuan estrecha es la relación que los fabricantes tienen con el cine, más allá de que en las declaraciones frente a la prensa las estrellas y directores se muestren totalmente opuestos a la violencia.

La cruda realidad es que para avanzar en su carrera un actor necesita demostrar que sabe tirar de manera realista. Y las grandes superproducciones dependen de la ayuda que los que negocian con las armas puedan prestarles. Igual que en Hollywood existen profesiones específicas que se ocupan del vestuario o el maquillaje, también hay armeros, por lo general, militares retirados que se ocupan de negociar y obtener lo que sea necesario para el rodaje; de controlar que todo funcione perfectamente y, sobre todo, de que no ocurran accidentes, un fantasma que acecha cada filmación desde que Brandon Lee falleció en 1993 en un plató de Carolina del Norte.

Muchas superproducciones cuentan con su propio departamento dedicado específicamente a conseguir y mantener el armamento, y en algunos casos, como en Guardianes de la galaxia 2, a fabricarlo. En una visita a la filmación de esta película en Atlanta, el año pasado, este periodista pudo conocer a Russell Bobbit, un veterano con una carrera de 30 años y que ha provisto las armas para todas las películas de Iron Man, Capitán América, Resacón en Las Vegas y Los ángeles de Charlie.

Mientras mostraba una mesa repleta de pistolas intergalácticas que harían perder el aliento a más de un fan, Bobbit explicaba que de cada modelo se habían hecho unas 20 copias, muchas de ellas en fotocopiadoras 3D, pero que en algunos casos se habían fabricado muchas más, teniendo en cuenta que, en ciertas escenas, había 150 personas, entre actores y extras, disparando armas láser. “En estas películas tenemos 16 semanas desde que leemos el guion para prepararlo todo. Hay ocasiones en que se terminan de fabricar justo cuando faltan dos días para rodar determinada escena, y eso es algo que suele ponerme los nervios de punta”, explicaba.

INDUSTRIA ‘DISCRETA’

Pero cuando se trata de reunir armamento contemporáneo o histórico, los recursos son otros, y la enorme demanda que generan no sólo las grandes superproducciones sino también las películas de clase B y las series de televisión ha llevado a la creación de verdaderos monopolios del armamento como ISS, una empresa ubicada en Los Ángeles que posee un arsenal de casi 16.000 unidades, casi todas reales. Entre los servicios que provee, siempre con precisión militar, se incluye el entrenamiento de las estrellas, la preparación de las armas para que puedan ser disparadas usando salvas e incluso la construcción de réplicas electrónicas para aquellas figuras que por viejos problemas con la ley no pueden tocar armas reales, como Mark Wahlberg o Danny Trejo.

“No hay nada más cinematográfico que una escena de acción. De todos modos, también tengo claro que una cosa es la violencia en el cine y otra en la vida real”, ha dicho Tarantino

Una vez seleccionados los modelos que se van a utilizar en una película, llega una segunda fase que consiste en obtener las autorizaciones de los fabricantes. Aunque tradicionalmente las marcas de coches y de ropa invierten fuertes sumas de dinero para garantizar que el espectador se entere de quién ha hecho lo que ve en la pantalla, lo que ha llevado a la creación de una industria paralela de colocación de productos en filmes y series televisivas, eso no ocurre con las armas. Quienes aspiran a popularizar sus pistolas y ametralladoras pueden venderles a los armeros un arsenal a precio de coste, pero son raras las ocasiones en que una marca paga para que su fusil aparezca en la pantalla.

Beretta pagó 250.000 dólares para que la 92FS apareciera en un lugar destacado en El único superviviente de Peter Berg, pero, por lo general, las empresas que contratan los fabricantes de armas para que protejan sus marcas se limitan a esperar que les lleguen los pedidos de autorización. El guion debe cumplir tres supuestos para garantizar este trámite sin sobresaltos: que el revólver no se trabe y que no sea usado para dispararle a un niño ni a un perro.

Es probable que más de cien años después de que D. W. Griffith explicitara cuáles eran los elementos básicos de una película, nada haya cambiado, aunque tal vez como un signo de que por fin las mujeres han ocupado otro lugar en la industria, la fórmula se convierta en un: “Todo lo que necesitas para hacer una película es una historia de amor y una pistola”. Lo que está claro es que más allá de debates y controversias, el revólver, el cuchillo o la ametralladora seguirán siendo un elemento clave para que un filme cuente algo que se aleje de lo habitual.

¿Quién ha empuñado más modelos de armas en hollywood?

Bruce willis

110

Vertical

CLINT EASTWOOD

84

Vertical

SYLVESTER STALLONE

83

Vertical

ROBERT DE NIRO

74

Vertical

JEAN-CLAUDE VAN DAMME

69

ANGELINA JOLIE

36

Vertical
Vertical

MILA JOVOVICH

27

Vertical

KATE BECKINSALE

24

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MICHELLE RODRÍGUEZ

21

Vertical

SALMA HAYEK

21

Vertical
Vertical

En Terminator Genisys se utiliza el AKS-74U, también llamado Krinkov, rescatado de la era soviética, pero modificado para hacerlo futurista. Lo han usado también en Fast & Furious 6 y Loca academia de policía 7

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En Terminator Genisys se utiliza el AKS-74U, también llamado Krinkov, rescatado de la era soviética, pero modificado para hacerlo futurista. Lo han usado también en Fast & Furious 6 y Loca academia de policía 7

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'Harry el Sucio' convirtió en mítico para los amantes de las armas este revólver 'Magnum Smith & Wesson' modelo 29

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Revólver 'Magnum Smith & Wesson' modelo 29

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En la serie 'Piratas del Caribe', en concreto en la segunda entrega, se usó esta 'Blunderbuss Flintlock', intencionadamente herrumbrosa, que también tiene una versión en pistola más corta y que se usaban en el siglo XVII

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La 'Blunderbuss Flintlock' que se usaba en el siglo XVII

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En 'Guardianes de la galaxia 2', las armas que llevan Star Lord y compañía se fabricaron expresamente para la película con aire futurista

Armas futuristas fabricadas expresamente para 'Guardianes de la Galaxia 2'

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En 'John Wick: Pacto de Sangre' se usa el rifle 'TTI TR-1 AR-15'

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El rifle 'TTI TR-1 AR-15' de la película 'John Wick: Pacto de Sangre'

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La Heckler & Koch USP Match Compensator es una de las armas utilizadas por Lara Croft en 'Tomb Raider'

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La Heckler & Koch USP Match Compensator es una de las armas utilizadas por Lara Croft en 'Tomb Raider'

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Y en 'El francotirador' se contrató a un veterano que había servido con el SEAL Chris Kile (cuya historia narra el filme) para garantizar que todo era lo más real posible, incluido el rifle McMillan

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El rifle McMillan del film 'El francotirador'

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