Jaguar, los ojos de la selva

Panteras

El jaguar es el protagonista del primer capítulo de Panteras, una serie del Magazine que recorrerá el mundo en busca de los grandes felinos. Es el único representante del género Panthera (su nombre científico es Panthera onca) del continente americano. El Pantanal, un enorme humedal situado en el Mato Grosso brasileño, es el paraíso de los jaguares.

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Amanece sobre el río Paraguay. La lancha se mueve al ritmo lento que marca el chapoteo del remo. Una garza tigre posada sobre una rama observa fijamente un punto indeterminado. A poca distancia, un caimán mueve un ojo y delata su presencia. Inmóvil en la orilla, espera a que el desayuno pase cerca de sus mandíbulas. Más allá de la pared de árboles, no se ve nada: la selva es un muro uniforme que lo tapa todo.

El Pantanal, un humedal situado en la zona de Mato Grosso (en el noroeste de Brasil), es un mundo de agua; un área donde parece que todo sea plano con la excepción de la Sierra de Amolar. El día ha amanecido tranquilo; sin embargo, a media mañana comienzan a formarse grandes cúmulos. No hay que ser un experto en meteorología para saber qué depara la tarde. “Lloverá, seguro. Buscaremos refugio en la posada Amolar”, comenta Diego Passos, el veterinario experto en felinos del Instituto Homem Pantaneiro. “Allí pasaremos la siguiente semana y nos instalaremos para dormir. Por la mañana, con las primeras luces, haremos nuestra primera salida para buscar al jaguar”, detalla.

En la posada de la Sierra de Amolar, conocida como el Pantanal Profundo, tiene su base el Instituto Homem Pantaneiro, una oenegé dedicada a la protección del Pantanal, su gente y su fauna, tomando al jaguar como animal emblemático. Angelo Rabelo es el director. Fue coronel del ejército brasileño y estuvo luchando durante años para evitar el tráfico de pieles. “Durante la década de los noventa, se mataban miles de caimanes y jaguares para traficar con su piel. Tuvimos que enfrentarnos a los cazadores furtivos. Fue una época muy dura”, comenta Rabelo.

En uno de esos choques, le dispararon y perdió la movilidad en gran parte del cuerpo. Retirado con honores del ejército, Rabelo decidió crear el Instituto Homem Pantaneiro. “Ahora, las cosas son muy diferentes. Aun así, es básico que la población local pueda convivir con el jaguar, buscar soluciones a los ataques al ganado, porque tanto los pobladores nativos como el felino están amenazados”, concluye.

“Es básico que la población local pueda convivir con el jaguar, tanto los pobladores como el felino están amenazados”, dice el director del Instituto Homem Pantaneiro

A pesar de la experiencia de Rabelo y Passos, los jaguares no aparecen. Al día siguiente vuelve a llover y la previsión es similar para los siguientes días. Passos explica: “A los jaguares no les importa la lluvia, pero provoca que se dispersen al igual que hacen sus presas, porque ni los unos ni los otros dependen ya tanto de los ríos para beber. Aquí está empezando la época de lluvias. En unas semanas habrá agua por todos los sitios”. Incluso en estas condiciones, no hay otro lugar en el mundo como el Pantanal para observar jaguares. Este lugar es el paraíso para este felino gracias a la protección de la que goza.

El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de América y el único del género Panthera en el continente. Tradicionalmente, la población de jaguares se ha situado en las zonas húmedas y selváticas que van del sudoeste de Estados Unidos hasta el norte de Argentina. Aunque es capaz de vivir en distintos tipos de bosque, prefiere la selva y estar cerca del agua. Como al tigre, se le ve a menudo nadando. Cazador oportunista, se le considera un superdepredador y regula la población de diversas especies de los ecosistemas donde vive. El jaguar fue símbolo de poder en las culturas precolombinas. Y en las selvas del Amazonas, el jaguar y el chamán se identifican como un mismo ser.

A varias horas de lancha y todoterreno de Amolar, se encuentra la Hacienda San Francisco. Aparte de dedicarse a la agricultura y la ganadería, apuesta por el desarrollo ecoturístico. Rafael Hoogesteijn es un veterinario especialista en jaguares que tiene su base en esta hacienda. Es experto en manejo de ganado coordinando acciones entre científicos de campo y ganaderos. Trabaja para la Fundación Panthera –oenegé dedicada a la conservación de los felinos por todo el mundo–, buscando estrategias para reducir la depredación del ganado causada por el jaguar. Explica que “los ataques al ganado son el principal problema para el jaguar. Y también para la población que los sufre. Si podemos tener un manejo que reduzca los ataques al ganado, estaremos haciendo el mejor servicio posible al futuro del jaguar y a los habitantes de la zona”.

Antes había 100.000 de vacas y ahora, menos de la mitad. Antes no había áreas protegidas, y ahora hay una extensa red por todo Mato Grosso. “Hace años, cuando se veía un jaguar, lo único que pensaba la gente local era en matarlo para evitar que atacara a su ganado. Ahora, saben que es mucho más valioso y provechoso tener un jaguar en sus tierras que matarlo. El beneficio que aporta un desarrollo turístico equilibrado es mayor que el de un jaguar muerto”, asegura Hoogesteijn.

El jaguar ha sido y es objeto de la caza furtiva por el valor de su piel, sus patas y sus dientes; además, la destrucción de su hábitat selvático también amenaza su existencia

Agrega que las posibilidades de ver un jaguar en esta época son de un 5%. La verdad es que parece imposible, y ese es el motivo de que en la temporada de lluvias muy pocos turistas viajen al Pantanal. Sin embargo, se pone el sol y lo improbable se hace realidad. Ya de noche, con el sonido de cientos de ranas de telón de fondo y el ulular de un lechuzón orejudo, de repente... ¡se escucha un chapoteo! Algo grande se mueve en el río. Entonces, aparece. Es un jaguar enorme, el macho dueño del territorio, que cruza un brazo de río para sorprender a ciervos o capibaras (un roedor de hasta 50 kilos) que se acerquen a beber. Una vez sale del agua, se pierde su pista mientras camina sigiloso mimetizándose con la selva. Unos segundos después, desaparece.

Como buen felino, el jaguar puede cazar prácticamente de todo (y lo hace), pero en función de dónde viva tendrá sus presas favoritas. En el Pantanal son el caimán, la capibara y el ciervo de los pantanos. El jaguar posee la mandíbula más poderosa de todos los felinos. Tiene tanta fuerza que es capaz de romper el cráneo de un caimán de un mordisco. Ningún otro felino puede hacerlo, ni tigres ni leones, que son de mayor tamaño. Su técnica suele ser acechar a los reptiles: esperar a tenerlos a una distancia que le dé ventaja y, entonces, atacarlos.

El jaguar es una especie amenazada que entra en conflicto con el hombre por sus ataques aislados al ganado. También ha sido y es objeto de la caza furtiva porque sus pieles están muy bien valoradas. Lo mismo ocurre con sus patas y dientes (se ve como una alternativa al tigre para elaborar medicinas). La destrucción de su hábitat, principalmente la selva, es también un problema grave. Es una especie en descenso, que se considera amenazada en muchas de sus áreas de distribución. Se estima que en toda América viven menos de 15.000 jaguares.

Al norte, en el otro extremo del Pantanal, está el parque natural Encontro das Águas, uno de los santuarios donde el jaguar goza de mayor protección. Allí, en el área de Porto Jofre, trabaja Ailton Lara, propietario del Pantanal Jaguar Camp, donde lleva casi 20 años practicando el turismo sostenible. Lara explica: “Mi padre me llevó al Pantanal a los ocho años y vi el primer jaguar cuando tenía 10. Más adelante, comencé a colaborar con diferentes organizaciones que trabajan con felinos y a hacer salidas para llevar a gente a ver jaguares”. Mientras navega parece radiografiar la orilla. “Aparte de tener la mirada atenta, hay que prestar atención a los sonidos. Cuando se mueve un jaguar, la selva cobra vida y muchas aves y otros animales dan gritos de alerta”, cuenta. La lancha avanza despacio por los meandros del río. Unos monos aulladores dan la alarma: el jaguar está cerca. A la vuelta de una de las curvas, aparece un jaguar comiéndose un caimán.

EL JAGUAR

Hábitat América: vive junto a los ríos y en selvas tropicales, desde México hasta el norte de Argentina.

Población En toda América se calculan que viven unos 15.000 jaguares.

Estatus Calificado en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como “especie casi amenazada”. Especie en proceso de extinción en muchas zonas.

Amenazas La deforestación del hábitat, el conflicto con el hombre por ataques al ganado, la caza furtiva y el comercio de pieles.

Animal emblemático Mayas y aztecas lo relacionaban con el poder, la fuerza y los dioses; para las tribus amazónicas está ligado al poder y la fuerza chamánicos. 

Fuerza Tiene el cráneo más grande de todos los felinos y su mordedura es la más fuerte.

Peso Hasta 150 kg los machos adultos.

¿POR QUÉ PANTERAS?

El término pantera procede del griego pánther y se traduce como gato salvaje. Las panteras negras son jaguares o leopardos con pelaje muy oscuro a causa del melanismo. La pantera de las nieves vive en las montañas de Asia. La pantera de Florida es una subespecie de puma declarada oficialmente extinta en el 2018. Panteras es el nuevo proyecto del fotógrafo Andoni Canela. Trata sobre los grandes felinos y su lucha por la supervivencia. E incluye a los felinos del género Panthera: león, tigre, leopardo, jaguar y pantera de las nieves y, además, a pumas, guepardos y linces. El proyecto, que se inicia con esta serie del Magazine y cuenta con el apoyo de WWF, tendrá continuidad en un documental producido por Wanda Natura y un libro de gran formato.

(Más información en www.panteras.org)

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