Las guerras de la Wikipedia

Internet

Desde topónimos hasta etiquetas políticas, en la llamada enciclopedia libre se desatan batallas por imponer distintas visiones y significados. ¿Se puede confiar en un conocimiento que nace y crece a partir de la disputa constante?

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El pasado enero, la entrada de Juan Guaidó en Wikipedia decía que había asumido la presidencia interina de Venzuela, lo que alimentó el enfrentamiento

Wikipedia cuenta con más de 50 millones de artículos escritos de forma colaborativa y voluntaria. Aunque en sus 18 años de historia se ha consolidado como la enciclopedia más visitada en internet, su validez todavía es cuestionada. Mientras algunos sostienen que la fiabilidad del conocimiento colectivo se sustenta en la corrección mutua y el debate transparente de los miles de editores voluntarios que la mantienen en funcionamiento, otros lo desestiman precisamente porque desconfían de la información susceptible de ser reescrita continuamente en función de consensos que puedan tejerse en un foro virtual. Aunque, en algunos casos, más que de consensos, en realidad habría que hablar de guerras.

La entrada “Brexit” se ha editado más de 2.600 veces: grupos con visiones distintas borran lo escrito y lo reescriben, son las “guerras de ediciones”

Lo cierto es que aunque cada uno de sus artículos es una síntesis de apariencia neutral, en muchos casos esconden fuertes discusiones por intentar imponer una versión. Desde una tilde hasta las etiquetas para nombrar a un líder político pueden disparar extensos debates –que a veces incluyen ataques personales–, donde se termina por perfilar cada artículo en función de los acuerdos alcanzados y las intervenciones de los administradores de la página cuando las aguas del debate dejan de ser plácidas.

Un claro ejemplo es el artículo sobre Vox en la edición española –que ya cuenta con más de 205.000 visitas–, donde una leyenda avisa: “Existen desacuerdos sobre la neutralidad en el punto de vista de la versión actual de este artículo”. La frase resume discusiones que datan desde agosto del año pasado, sobre si el partido debe definirse como de “extrema derecha” o de “derecha”.

Los partidarios de ambos términos se acusan entre sí de falta de neutralidad, en un intercambio de golpes bajo el que, en la práctica, subyace un profundo debate político. Hasta ahora, el artículo ha sido editado más de 2.000 veces, en su foro discusión se alerta de que se trata de “una fuente frecuente de debates acalorados”, y se pide mantener “la calma y la educación”.

Algo más intenso, por decirlo de alguna manera, sucede con el artículo del Brexit en inglés. Creado en enero del 2014, ya ha sido editado más de 2.600 veces. El pasado año, se acumularon la mayor cantidad de ediciones (41,5% del total) y, con ello, fuertes discusiones sobre sus efectos económicos que, según declaraciones de un usuario a la revista Wired el pasado 29 de abril, en algunos casos incluso escalaron hasta amenazas de muerte.

En la comunidad de editores les llaman “guerras de ediciones”, en alusión a los picos de edición donde personas con visiones contrapuestas se corrigen en bucle, borran y reescriben unos lo que han hecho los otros, para intentar imponer su versión. Para neutralizar estos bloqueos, se propone trasladar los desacuerdos al foro de discusión que cada artículo lleva asociado, para alcanzar un consenso.

Los “bibliotecarios”, administradores voluntarios que velan por los contenidos de la enciclopedia electrónica, pueden “proteger” los artículos bloqueando su edición

Los llamados “bibliotecarios” son administradores voluntarios que velan por los contenidos de la enciclopedia, monitorean las discusiones y buscan trasladar lo acordado al texto. Ellos pueden optar por “proteger” los artículos a través del bloqueo de su edición o de usuarios que no cumplan con las reglas de colaboración. En el caso de Vox son más de 90 los voluntarios que vigilan el artículo. A raíz de las discusiones, acordaron publicar una frase salomónica: “Vox está calificado por especialistas como de extrema derecha, aunque también se le sitúa en la derecha del espectro político”.

La verdad según quién la mire

Tras los eventos del 27 de octubre del 2017, si alguien consultaba el artículo de Catalunya en Wikipedia, se hubiera encontrado con tres versiones muy distintas en función de si lo buscaba en español, catalán o inglés. Minutos después de la resolución del Parlament de declarar a Catalunya como una república independiente, en la versión en catalán Viquipèdia se pudo leer “Catalunya es un país europeo situado en el Mediterráneo Occidental” y se la llegó a incluir en el listado de estados soberanos, mientras que en la versión en castellano se la describía como una “comunidad autónoma española”, y en inglés como un “territorio en disputa”.

Santiago Navarro, administrador de Wikipedia desde hace más de diez años y también presidente de la Fundación Wikimedia España, admite que muchos artículos pueden tener contenidos muy distintos según el idioma, dado que cada comunidad de editores lleva consigo sus tendencias de opinión. “No es igual el artículo sobre Gibraltar o sobre el conflicto israelí-palestino en inglés que en español”, explica.

“Al ser un reflejo de la sociedad se reproducen algunos sesgos”, confirma Virginia Díez, portavoz de la Fundación Wikimedia España, y afirma que existen algunos más difíciles de neutralizar que los ideológicos, como es el caso del “sesgo machista”. Díez explica que “hay una brecha de género muy amplia, donde sólo una de cada cuatro editores es mujer, y hay muchos menos artículos biográficos de mujeres”. En abril pasado, The New York Times relataba incluso casos de acoso sufrido por mujeres y miembros de la comunidad LGTBI en los espacios de debate de Wikipedia.

Una guerra por una tilde

Los contenidos pueden ser distintos según el idioma; la variedad de lenguas también origina guerras, admite Santiago Navarro, presidente de Wikimedia España

Los conflictos “también se pueden originar por temas que parecen muy triviales”, explica Santiago Navarro. Por ejemplo, “hay muchas guerras por topónimos”, señala. Dado que la regla para los topónimos de Wikipedia en español es utilizar la versión en castellano, los lugares cuyo nombre oficial es en otra lengua dieron pie a reiterados intentos de corrección, como en el caso, por ejemplo, del uso de “Casteldefels”, “Gerona”, “Lérida”, “La Coruña” o “San Sebastián”.

En su experiencia como administrador, a Navarro le tocó participar, por ejemplo, en una larga discusión en torno a si la isla de Pórtland debía llevar o no tilde, donde incluso se puso en duda la legitimidad de la Real Academia Española de la Lengua.

Las batallas lingüísticas también encuentran un fuerte catalizador en los distintos usos que se dan del idioma en cada país. Así, los intentos de llamar “bocadillo de chorizo” al “choripán”, al considerar el término “un argentinismo, un neologismo”, se encontraron con el rechazo al otro lado del Atlántico. También se libraron batallas parecidas, a veces muy acaloradas, entre “ordenador” y “computadora” o entre “ratón” y “mouse”, donde se discutía acerca de si debía primar “la regla de la mayoría” o si la forma “española” es más válida que la “latina”.

Mirada enciclopédica a la inmediatez de lo digital

Después de que Juan Guaidó se autoproclamara presidente interino de Venezuela, en Twitter llegó a trending topic su artículo biográfico de Wikipedia, donde se afirmaba que “el 11 de enero del 2019 asumió la presidencia interina de Venezuela con apoyo de la OEA, en paralelo a Nicolás Maduro, quien no es reconocido por el Parlamento y más de 60 países”. Esta publicación, que aseguraba que Guaidó era el “presidente número 51 de Venezuela”, llegó a registrar alrededor de 37 ediciones en el lapso de dos horas.

La grieta política se filtró en Wikipedia y desató una marea de correcciones y discusiones en torno a cómo había que nombrar tanto a Guaidó como a Maduro, entre presidente “de legitimidad discutida”, “interino” o “de facto”, entre otras. Durante ese mes, se hicieron 360 cambios en el artículo biográfico del primero y 115 en el del segundo. “Estamos construyendo una enciclopedia, no un sitio de noticias”, advertía un editor el 12 de enero, en medio de la discusión sobre cuál era el verdadero “presidente legítimo”.

Sólo una de cada cuatro editores es mujer, por lo que a menudo también hay un sesgo machista en los contenidos, aparte de menos artículos sobre mujeres

Ernesto Babino, director del Proyecto Interbarómetro de la Fundación CiGob de Argentina y experto en tendencias de opinión en el territorio digital, afirma que Wikipedia “es un ejemplo de cómo el territorio digital es un espacio de disputa donde se expresan una multiplicidad de actores que buscan incidir en la opinión pública”. A veces, esa guerra da lugar a información errónea o parcial: “En Wikipedia se encuentran perfiles tendenciosos o directamente falsos de dirigentes. Justamente, porque en esa disputa hay una intención de incidir”, agrega.

Virginia Díez explica que al tratarse de conocimiento enciclopédico, a veces requiere aislarse del pulso de la inmediatez. “Al estar en el entorno digital, el artículo está vivo y se le incluye información nueva constantemente. Pero para tener una visión enciclopédica de un hecho, muchas veces hay que dar tiempo para que se asiente y retomarlo una vez que se reúnan las distintas voces que participan”, afirma.

Sin embargo, en el lapso entre que se disparan las guerras de edición hasta que se protege un artículo, Wikipedia es una zona liberada donde los usuarios enfrentan distintas versiones, en busca de que la suya perdure la mayor cantidad de tiempo. En esa vorágine de correcciones es donde se filtran la mayor cantidad de datos falsos. Desde la Fundación Wikimedia, aseguran que la clave para reducir sesgos e imprecisiones –involuntarias y voluntarias– es que haya la mayor cantidad posible de voluntarios vigilando los contenidos. “Cuanto más grande y variada sea la masa de editores, serán más las fuentes consultadas, y más se van a poder compensar mutuamente”, afirma Santiago Navarro.

Wikipedia es un ejemplo de cómo el ámbito digital es espacio de disputa para incidir en la opinión pública, opina el experto argentino Ernesto Babino

Para Marc Argemí, periodista, consultor de comunicación y autor del libro Los siete hábitos de la gente desinformada. Cómo informarse y tomar decisiones en las redes sociales, la masividad por sí misma no asegura la fiabilidad de la información: “Lo clave no es tanto que colabore mucha gente sino las reglas de colaboración que se establecen. Wikipedia tiene un sistema que permite que el contenido más robusto pueda perdurar en el tiempo, y que el de menos sustentación pueda ser cuestionado. Si un usuario vierte una falsedad o imprecisión, los demás pueden corregirla bajo reglas claras. Esto no es garantía de que sea exacto, pero sí permite una comprensión del proceso por el cual se llega a lo que está publicado, y eso otorga mucha credibilidad”.

Santiago Navarro señala que el hecho de que la información pueda variar en función de los consensos no cuestiona su credibilidad: “Una de las grandes virtudes que tiene Wikipedia es que el conocimiento puede ser discutido. No hay una verdad absoluta”. Para Argemí, “lo interesante de estas plataformas es plantear la información no como algo acabado sino en construcción. La verdad completa y desde todos los puntos de un hecho sólo se puede lograr ocasionalmente. La posibilidad de abrir a colaboración permite que el esfuerzo de ir recopilando se reparta en mucha más gente”.

“Wikipedia no está terminada ni lo va a estar nunca”, dice el presidente de Wikimedia España. “No tiene fecha de entrega –concluye–. Los voluntarios van creando poco a poco y todo puede variar. La verdad es muy relativa, nosotros intentamos simplemente reflejar lo que dicen las distintas fuentes. El editor no tiene que tomar partido por una supuesta verdad”.

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