Lewinsky regresa como activista

sociedad

En 1998 empezó el calvario de la becaria más famosa del mundo después de saberse su relación con el presidente de Estados Unidos. Diecisiete años después del que se considera el primer caso de ciberacoso, Monica Lewinsky da conferencias con la intención de ayudar a aquellos que, como ella antes y ahora, sufren escarnio en la red.

Horizontal

Con Bill Clinton, donde lo abraza en un acto para recaudar fondos para los demócratas antes de que fuera famosa por su relación íntima con él

"Fui la paciente número cero en perder la reputación personal a escala global de forma casi instantánea”. Así se presenta la que seguramente es la becaria más famosa del mundo. Monica Lewinsky ha decidido salir del silencio público por el que había optado durante una década con la intención de defender y luchar por aquellos que son acosados y humillados en internet. La estudiante en prácticas que tuvo una relación íntima con el entonces presidente de EE.UU., Bill Clinton, quiere compartir su experiencia, proclamándose activista contra el ciberacoso, para que otros en su situación no sufran lo que ella ha sufrido.

Fue en junio del año pasado cuando la revista Vanity Fair publicó un artículo suyo titulado La cultura de la humillación. Después, a finales del 2014, dio su primer discurso público importante en la cumbre de Forbes ante 1.500 emprendedores que no pasaban de los 30 años. También creó entonces un perfil en Twitter que en menos de 24 horas ya había logrado alrededor de 60.000 seguidores. Su segunda aparición pública se produjo hace unos meses (el 19 de marzo) en una charla TED en Vancouver con el título El precio de la vergüenza, que una vez subida en la red ya ha tenido hasta el momento cerca de cinco millones de visitas y todo tipo de reacciones.

“A los 22 años me enamoré de mi jefe y a los 24 descubrí las devastadoras consecuencias. ¿Pueden alzar la mano quienes a los 22 no cometieron un error o hicieron algo que lamentaron? A diferencia de mí, sin embargo, su jefe probablemente no era el presidente de Estados Unidos. No pasa un día sin que se me recuerde mi error, y lamento ese error profundamente”, explica en la mencionada charla. Por ese error casi pierde la vida, víctima del primer caso de acoso cibernético o en línea, sólo que entonces, cuando todo sucedió, hace 17 años, todavía no había cómo llamar a ese fenómeno.

Tras permanecer una década alejada de las multitudes, Monica Lewinsky ha decidido dar un giro a su vida y explicar públicamente qué es el ciberacoso, cómo superarlo y qué puede hacer cada uno en red

Ahora sí que hay un nombre y suicidios que no han sido sólo intentos y se han consumado. Si Monica Lewinsky quería convertirse en activista de las personas atacadas en la red y que su discurso no pasara inad­vertido, sin duda lo ha conseguido. Lo que sin embargo aún no ha logrado es que, a raíz de sus apariciones públicas, el mundo virtual se pueble de un respeto que todavía está lejos de conseguirse. Son dos caras de la misma moneda que sorprendieron a la propia Nadia Goodman, editora de medios de comunicación social de TED, curtida en estas lides. Esta recuerda que si bien es cierto que al finalizar el discurso los asistentes se emocionaron y se levantaron sin dejar de aplaudirla, los primeros comentarios en cuanto se colgó su charla en Facebook fueron desgarradores, insultantes y muy agresivos. “Como editora de TED he visto un montón de comentarios desagradables. Pero ninguno lo han sido tanto como los que recibimos cuando publicamos la charla de Monica Lewinsky. Nada me había preparado para esto”. Y eso ha ocurrido ahora, en marzo del 2015.

De alguna manera, tras su aparición pública, Lewinsky ha revivido lo mismo que en 1998, cuando el Drudge Report, uno de los primeros diarios digitales (estrechamente aliado con la derecha republicana) sacó la primera exclusiva sobre el affaire con Bill Clinton, primicia que convirtió a la becaria en alguien cuya intimidad fue violada a escala mundial por internet. Ya entonces fue tildada de todo. Y ahora siguen metiéndose con ella, pero su presencia de ánimo está muy lejos de la que tenía hace 17 años.

Tras la charla TED, Mackenzie Bezos, la esposa Jeff, el fundador de Amazon (una de las mayores empresas on line), la ha fichado como consejera estratégica contra el acoso en la fundación Bystander Revolution, que ella misma ha creado. Se trata de una organización que lucha contra los abusos en red. Como embajadora de Bystander Revolution, Lewinsky se encarga de promover iniciativas en las redes sociales para ayudar a otras víctimas a que salgan adelante como ha hecho ella.

Aunque eso no la blinda para seguir siendo un objetivo fácil para los chismes y las burlas. En una de sus últimas incursiones públicas, cuando asistió hace tres semanas (el 7 de junio) a los Tony Awards en el Radio City Music Hall de Nueva York, algunos medios digitales la ridiculizaron por el vestido rojo que llevaba y el calzado. En esta ocasión, al menos, otros reaccionaron afirmando que en cualquier caso e independientemente de lo que lleve encima, su mensaje contra el ciberacoso gusta y eso es más importante que cualquier vestido.

Tanto es así que Ogilvy & Mather, una de las mayores firmas publicitarias del mundo, ha decidido apoyar la campaña de Lewinsky. Y la invitó a presentar el quinto seminario anual Inspire de este pasado 25 de junio en el Cannes Lions, un festival internacional de creatividad, considerado el mayor encuentro de profesionales de todo el mundo de publicidad, diseñadores, innovadores digitales, en el que participan más de 90 países. Tham Khai Meng, director creativo mundial de Ogilvy & Mather, ha manifestado su orgullo al “apoyar a Monica en su misión de acabar con el acoso en línea. Creemos que empresas como la nuestra pueden desempeñar un papel importante para expandir sus mensajes inspiradores para lograr una sociedad más compasiva y empática”.

Tras la charla que dio en TED el pasado mes de marzo, Mackenzie Bezos, la esposa del fundador de Amazon, Jeff Bezos, la ha fichado como consejera estratégica contra el acoso en la fundación Bystander Revolution

¿Lo logrará? El cuadro de la situación actual es dramático. Internet tiene su cara oscura. Esther López, psicóloga especializada en adolescencia, explica que el abanico de cómo se manifiesta el acoso es amplio. “Se considera como tal toda información que se difunda a través de e-mails, SMS o ­watsaps, redes sociales como Facebook, Twitter o cualquier otra, así como a través de webs o comentarios que se realicen en ellas cuya finalidad sea difamatoria, vejatoria, para acosar o presionar a la persona que sea con ataques personales o difundiendo contenidos íntimos no autorizados, gran parte de ellos visuales. Solamente el hecho de seguir mandando e-mails a alguien que ha dicho que no quiere seguir recibiendo de alguien en concreto ya puede ser considerado acoso on line”.

Un alud de afirmaciones insultantes o que no se corresponden con la realidad, contenidos y falsas acusaciones se convierten en un tormento para la víctima. La autoestima se tambalea y no hay donde esconderse de la mirada colectiva. Provoca situaciones muy conflictivas, según se ha recogido también en la quinta edición del Foro de la Gobernanza de Internet en España que se celebró en la Universidad Politécnica de Madrid hace escasamente un mes. “Estamos ante la cultura de la humillación”, repite en distintas ocasiones Lewinsky en la conferencia TED. “El paisaje se ha poblado tristemente de muchos más casos como el mío. Sea o no que alguien, en realidad, cometa o no un error”, añade.

José Antonio Luengo, psicólogo, coordinador de la Guía de Ciberbulling y Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid durante diez años, distingue varios tipos de acoso cibernético: el que se produce entre adultos, el ciberacoso escolar o ciberbulling (entre menores), y el grooming (acoso de adultos a menores con fines sexuales). Los datos son apabullantes. Childline, una organización no lucrativa centrada en ayudar a los jóvenes, difundió a finales del año pasado una estadística según la cual del 2012 al 2013 hubo un aumento del 87% de llamadas y correos electrónicos relacionados con el acoso cibernético. Y en España, José Antonio Luengo comenta que los diferentes estudios realizados hasta ahora también muestran cifras preocupantes, así como “las denuncias que les constan tanto a la policía como a la Guardia Civil”. Según el Ministerio del Interior, los casos de ciberacoso rondaban el medio millón en el 2014.

A escala global, el estudio Global Youth Online Behavior Survey de Microsoft realizado en más de 25 países apunta que cuatro de cada diez jóvenes aseguran haber sufrido ciberacoso. Y en el estudio elaborado por Cristóbal Torres, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, se constata que las aplicaciones de mensajería instantánea son los medios más frecuentes en los que se registran mensajes insultantes y amenazantes. El 67,1% de las jóvenes afirmaron haber recibido mensajes con insultos de este tipo. Aún más preocupante, el 36% recibieron mensajes que les hicieron sentir miedo y, todavía más grave, el 14,7% indicó que haber recibido un mensaje en el que las presionaban a tener algún tipo de actividad sexual; asimismo, el 16,6% manifestaron que vieron imágenes suyas comprometidas o de carácter sexual sin su consentimiento.

Ángeles Esteban, psicóloga, criminóloga especializada en la adolescencia, aclara que los jóvenes no tienen generalmente conciencia del peligro que puede suponer intercambiar por la red imágenes de alto contenido erótico. Quedan grabadas ahí para siempre y cualquiera puede acceder cuando quiera y desde donde sea. Cristóbal Torres explica que los jóvenes incurren en lo que se denominan prácticas de riesgo, como hablar con desconocidos, colgar fotos, facilitar datos personales o intercambiar imágenes eróticas a través de la red.

El estudio ‘Global Youth Online Behavior Survey’ de Microsoft, realizado en más de 25 países, apunta que cuatro de cada diez jóvenes aseguran haber sufrido acoso en las redes sociales e internet

Estas prácticas no las consideran peligrosas. En cambio, la humillación virtual puede ser insoportable, como explica Lewinsky. “Las víctimas no pueden imaginar vivir hasta el día siguiente, y algunos, por desgracia, no lo hacen, y no hay nada virtual en eso”, se lamenta. Y recuerda el suicidio de Tyler Clementi, un estudiante de primer grado de la Universidad de Rutgers que fue filmado secretamente por su compañero de habitación mientras tenía relaciones íntimas con otro hombre. Cuando las imágenes circularon por la red, la burla y el acoso cibernético se expandieron rápidamente. Unos días más tarde, Tyler saltó desde el puente George Washington para matarse. Tenía 18 años.

Precisamente en España, para que los jóvenes tomen conciencia sobre las consecuencias de la burla por internet, en algunas aulas se ha pasado el vídeo de otro caso, el de Amanda Todd, una adolescente canadiense de 15 años que se suicidó también ante las burlas a raíz de una foto suya semidesnuda subida a Facebook. Durante nueve minutos en unas imágenes en blanco y negro y sin sonido, la joven cuenta en unas hojas de papel el calvario que sufrió hasta que puso fin a su vida.

Un metaanálisis realizado en los Países Bajos mostró por primera vez que el ciberacoso llevaba a ideas de suicidio mucho más significativamente que el acoso no cibernético. Ante este fenómeno, la Confederación de Organizaciones Familiares de la Unión Europea han manifestado su preocupación. Y hace dos años organizaron en Madrid (el 28 de mayo del 2013) la primera conferencia europea sobre el ciberbulling. Tanto profesores como psicólogos y autoridades policiales estuvieron de acuerdo en la necesidad de potenciar entre los jóvenes que hablen más entre ellos sobre sus malas experiencias.

Para muchos jóvenes, las interrelaciones se alimentan por internet y su estado anímico fluctúa a golpe de clics. Los efectos se multiplican. “Cientos de millones de personas han integrado el uso de servicios de redes sociales en su vida cotidiana”, explica Nicholas A. Christakis, experto en los comportamientos de las redes sociales y coautor de Conectados: el sorprendente poder de las redes sociales y cómo nos afectan (Ed. Taurus), que ofrece una serie de claves que ayuda a entender este efecto multiplicador de las redes sociales y cómo puede resultar avasallador emocionalmente. Según explica Christakis en su libro, “nuestra red nos da forma, y el lugar que ocupamos en la red nos afecta de manera sensible. Nuestros amigos nos influyen de manera decisiva. Aquello que navega por las conexiones es crucial en nuestras vidas. Los amigos de los amigos de nuestros amigos también nos influyen: no sólo podemos identificarnos con nuestros amigos, sino con los amigos de nuestros amigos y, también, con los amigos de los amigos de nuestros amigos”. Los efectos se multiplican al pasar de persona en persona más allá de los vínculos sociales directos de un individuo. Todo eso puede ser beneficioso, pero en el caso del ciberacoso tiene unas consecuencias devastadoras.

Es difícil que los mayores se enteren de qué pasa con sus hijos en la red. La mitad de los adolescentes indica que esconden parte de su actividad a sus padres, mientras que un tercio afirma que cambia su conducta cuando son observados por ellos

Hay un dato que ha hecho saltar las alarmas: uno de cada cinco adolescentes españoles reconoce haber acosado en las redes sociales, según un estudio de la compañía Intel Security dado a conocer hace un par de semanas. Tal vez lo más llamativo de este fenómeno, según comenta Guillermo Cánovas, director del Centro de Seguridad en Internet para España del Safer Internet Programme de la Comisión Europea y presidente de la organización de protección del menor Protégeles, es que casi la mitad de los adolescentes que han sido ­víctimas de acoso se han convertido posteriormente en acosadores. Son capaces de reproducir el comportamiento que ellos mismos han sufrido.

Sin duda, la caja de resonancia de las redes sociales no es poca, y más teniendo presente que el 95% de los jóvenes las utiliza a diario para comunicarse, y uno de cada cuatro dedica más de tres horas a esta actividad, explica Cristóbal Torres.

El caso es qué hacer ante el acoso. El 35% de los adolescentes que ha presenciado este tipo de comportamientos en la red asegura haberlo explicado a un adulto, mientras que el 28% admite no haber hecho nada. Tampoco es fácil que los padres siempre se enteren, como explica José Antonio Luengo. La mitad de los adolescente indica que esconde parte de su actividad a sus padres, borrando su historial de navegación, eliminando mensajes o usando la configuración de privacidad, mientras que un tercio afirma que cambia su comportamiento cuando es observado por los padres. “Sin duda los jóvenes van a seguir asumiendo riesgos en la red. Así que la primera intervención debe ser, sin duda, la prevención. Y, en cualquier caso, aunque los hechos no sean cometidos en las aulas o espacios de los centros escolares, estos también deben actuar”.

Para José Antonio Luengo es responsabilidad de todos. La crueldad con los demás no es nueva. Pero en red, la vergüenza se amplifica, es incontenible y de acceso permanente. Las fronteras se han diluido, no existen. Ante este fenómeno “se requiere una educación intensa, y esto no se ha hecho nunca. La actual ciudadanía digital requiere una ética digital. Es una asignatura pendiente, pero tengo esperanzas”. Educar en valores y actuar, tanto los adultos como los más jóvenes.

Ante comentarios humillantes, se puede publicar un comentario positivo o informar sobre una situación de acoso, explica Lewinsky. A ella la ayudó que personas conocidas y no conocidas la acogieran con esta empatía y le permitió coger fuerzas. “Mostrar empatía con los demás nos beneficia a todos y ayuda a crear un mundo más seguro y mejor. Necesitamos comunicarnos en línea con compasión”. Todo lo que se hace o deja de hacer en red tiene una repercusión amplificada, se pretenda o no se pretenda. Es el poder de internet.

Horizontal

El suicidio de Tyler Clementi, de 18 años, al divulgarse imágenes de su encuentro con otro hombre, propició que Lewinsky decidiera ayudar públicamente a las víctimas

Vertical

Su aparición en público aún suscita comentarios desagradables, como los que propicio el vestido rojo que llevó en los premios Tony en el Radio City Music Hall, en Nueva York el pasado 7 de junio

Horizontal

Gran expectación mediática cuando se presentó el 4 de marzo el libro titulado Monica’s Story, donde se cuenta la historia de Lewinsky y su relación con el presidente de Estados Unidos Bill Clinton

Horizontal

En el auditorio de TED en Vancouver, donde dio la charla El precio de la vergüenza el pasado mes de marzo, donde manifestó de manera reiterada su determinación de luchar contra el acoso en red

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...