La náutica también tiene su Balón de Oro. Es el premio que conceden las revistas estadounidenses Sailing World y Cruising World, que cada año destacan los mejores veleros del mundo que se hayan estrenado en el mercado norteamericano, desde barcos de bajo presupuesto hasta los yates más prestigiosos.
Pero ¿cómo ha de ser el barco ideal? Responde Lorenzo Argento, director creativo del Estudio Luca Brenta: “Un velero nunca tiene que ser un mero ejercicio de estilo, sino una embarcación cómoda, segura y bella. Es un conjunto de equilibrios, pero al final el resultado necesita un sentido”.
Los barcos galardonados tienen la opción de montar un spinnaker asimétrico, más fácil de llevar que uno convencional
Los diseños más actuales permiten al patrón llevar la embarcación con seguridad incluso con tripulación reducida
El vencedor absoluto del 2014 fue el Xp 44, del astillero danés X-yachts. Aquí va la razón. “Cuando un propietario gasta aproximadamente 340.000 euros en un velero, espera que cada céntimo ganado con esfuerzo –o heredado– valga la pena. Querrá admirarlo y permanecer a bordo, mostrarlo a sus amigos en el club y saber que está construido como un velero de este precio. Este es el caso”.
Destacan entre los otros galardonados el Dehler 38, que ya ganó la versión europea del premio, el European Yacht of the Year, y que fue considerado el mejor yate polivalente. En el apartado de innovación, el Tiwal 3.2 es un proyecto muy curioso y sorprendente: es un barco hinchable. “Yo no podía creer lo bien que navega”, dijo Chuck Allen, miembro del jurado. El RS Cat 16 destacó entre los catamaranes. “No es el enésimo barco de plástico para la playa, sino una embarcación ideal para niños y para adultos”. El mejor One Design, velero que aspira a formar una clase propia, fue el J88. “No es un diseño revolucionario, pero sí tremendamente práctico”, sentenciaron los jueces. El Catalina Sport 275 fue considerado el mejor velero para uso recreativo de regatas. “Simple, funcional, asequible. Ideal para primer barco de jóvenes familias”.
Como dice el arquitecto naval Mauro Micheli: “Los barcos crean emociones. La náutica no es racional; si no, nadie compraría barcos. Son sueños. Pero los sueños ayudan a vivir”. Pues sí.