Maestros de la oratoria

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Llega el momento. Hay que subir a la tarima y hablar en público. Algunos lo llevan marcado en el ADN y lo hacen de manera natural. Pero lo más habitual es que las pulsaciones se aceleren y la respiración se agite. “Es normal. Hablar delante de personas, siendo el foco de atención, puede producir ansiedad”, asegura la psicóloga Esther López.

Y esto puede suceder aunque la persona conozca al dedillo los temas que tratar o los haya estructurado muy bien. También puede no ponerse nervioso y que el problema radique en que la exposición resulte cansina o no se escuche bien la voz.

Tal como explican María Ángeles Chavarría en Hablar, en público y en privado (editorial Esic) y Esther López, hay varios aspectos que tener presentes para que hablar a un auditorio sea satisfactorio para el orador y los oyentes.

1. EL PRINCIPIO Es importante prepararse cómo empezar una intervención, sobre todo para captar la atención del público, así como el final para dejar una buena impresión.

2. MEMORIA No es imprescindible memorizarlo todo, pero sí saber los argumentos que se van a exponer y su orden. Introducción, puntos principales y conclusión.

3. EXPERIENCIA PERSONAL Añadir algo personal ayuda a captar la atención. Puede ser una vivencia o simplemente la sorpresa en relación con lo averiguado al preparar el tema.

4. BLOQUEOS No pasa nada. Mejor tener papeles cerca para consultarlos y utilizar el sentido del humor al bloquearse. Ser natural ayuda también a relajarse.

5. LA IMAGEN Es de perogrullo, pero hay a quien conviene recordarle la pulcritud del aseo personal. El desaliño reduce el encanto o la credibilidad de una persona.

6. LENGUAJE CORPORAL Sonreír, espalda recta. Gesticular y moverse es mejor que estar estáticos. Tampoco hay que ser un huracán. La mirada, dirigida a unas pocas personas.

7. LOS TIEMPOS Sobrepasar los tiempos establecidos puede inquietar a más de un oyente. Mejor quedarse cortos y llenar el espacio con intercambio de impresiones y preguntas o dudas.

8. VOZ Sobre todo, vocalizar, aunque parezca que se está exagerando. El público ha de entender cada palabra que se está pronunciando. Proyectar la voz como si se estuviera hablando con la persona que está al fondo de la sala.

9. TONO Y RITMO Mantener el mismo tono y el mismo ritmo es ideal para dormir al oyente. Hay que jugar con la tonalidad y los ritmos para seguir captando la atención.

10. SILENCIO Es un buen recurso utilizado con mesura. El silencio produce una tensión y llama la atención. Pero, ojo, si se alarga demasiado, se romperá esa tensión de la misma manera que si se utiliza cada dos por tres a lo largo de la exposición.

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