Patrimonio de todos

naturaleza

Con una historia que abarca casi un siglo desde que, en 1916, se redactó la ley de Parques Nacionales, estos espacios son patrimonio de todos los españoles. Un nuevo libro fotográfico testimonia su belleza y valor ecológico: recordatorios de que su preservación ha de estar por encima de ideologías e intereses económicos.

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Ordesa y Monte Perdido El cañón de Añisclo es el más agreste de los cuatro grandes valles que nacen en el Monte Perdido (Huesca). El valle de Ordesa es, con el de los Picos de Europa, el parque nacional más veterano de España. Con su ampliación en 1982 pasó a denominarse Ordesa y Monte Perdido y alcanzó 15.608 hectáreas. FOTO: JAVIER ARA

Son quince en total. Los más veteranos: el parque nacional de los Picos de Europa y el de Ordesa, a punto de cumplir su centenario. El último de la lista, el de la Sierra de Guadarrama, que forma parte de este selecto grupo desde el 2013. Entre ellos, otras doce joyas, como los parques del Teide, Caldera de Taburiente, Timanfaya y Garajonay, en Canarias; Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, en Catalunya; el archipiélago de Cabrera, en Baleares, y el de las Islas Atlánticas de Galicia. Sin olvidar Doñana y Sierra Nevada (Andalucía), las Tablas de Daimiel y Cabañeros (Castilla-La Mancha) y Monfragüe (Extremadura). Todos ellos, lugares de gran belleza y un extraordinario valor ecológico que conforman la que, según los expertos, es la red de parques nacionales más importante y diversa de Europa.

La primera ley de Parques Nacionales fue aprobada en 1916. Constaba de tres únicos artículos y convirtió a España, puntera en pocas cosas, en uno de los países europeos pioneros en la protección de la naturaleza. En 1918, el macizo occidental de los Picos de Europa fue declarado parque nacional de la Montaña de Covadonga, y posteriormente, se instauró el del Valle de Ordesa. La ley no protegió ningún nuevo espacio hasta que en 1954 se incorporaron los del Teide y de la Caldera de Taburiente. Un año más tarde, Aigüestortes i Estany de Sant Maurici.

Algunos de los parques más carismáticos, como Doñana, no hubieran sido posibles sin la iniciativa de naturalistas como José Antonio Valverde, fundamental para que en 1969, las marismas del Guadalquivir se convirtieran en espacio protegido. Otro pionero, Félix Rodríguez de la Fuente, fue clave para que, en 1973, se paralizara el plan para desecar las Tablas de Daimiel: un oasis en medio de la llanura de La Mancha, donde incluso vivían familias de pescadores de cangrejos.

La sorprendente variedad es una de las señas de identidad de la red de parques nacionales, que reciben unos diez millones de visitas anuales. Mientras que en Timanfaya (creado en 1974), el paisaje es volcánico, en Garajonay, en La Gomera, se mantiene viva una selva templada de la era terciaria. En Cabrera, que (junto a Cabañeros) entró en la lista en la década de los noventa, se conservan, prístinas, las praderas sumergidas de posidonia oceánica. En 1999, la red se amplía con un nuevo enclave: Sierra Nevada. En el 2002 se crea el parque marítimo-terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, y en el 2007, el de Monfragüe, en Extremadura. Para la declaración de este último fue fundamental una larga batalla popular encabezada por otro pionero: el naturalista Jesús Garzón, que logró impedir que se llevaran a cabo los planes gubernamentales de plantar eucaliptos para producir papel.

Aunque el estatus de parque nacional ha sido clave para evitar un mayor deterioro de estos lugares, los expertos aseguran que no es una garantía de su supervivencia. A la tradicional falta de medios para su conservación (acuciada con la crisis) se unen los cambios en la legislación, no siempre positivos. Como el actual anteproyecto de ley de Parques Nacionales, que prevé nuevos usos: de equipamientos de turismo rural a actividades como la pesca y la caza deportivas… Las organizaciones ecologistas ya han denunciando la “mercantilización del medio natural” y alertan del riesgo de permitir, en nombre del desarrollo económico, actividades que pongan en peligro la preservación para las generaciones futuras de estos lugares privilegiados pero frágiles.

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EL PRIMER LIBRO OFICIAL

Las imágenes de este reportaje proceden del libro Parques nacionales de España (Lunwerg Editores). El primer libro oficial de la Red de Parques Nacionales cuenta con imágenes de algunos de los mejores fotógrafos de naturaleza y con textos avalados por los directores de cada parque.

www.lunwerg.com

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El libro se completa con una aplicación gratuita para tablets y está respaldado por una exposición fotográfica que viajará por los distintos parques en los próximos meses. DescargAR APP

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Garajonay Los líquenes, como la Cladonia macaronesica, fruto de la simbiosis entre hongo y alga, señorean este parque, en las cumbres de La Gomera, declarado en 1986 patrimonio de la humanidad por la Unesco. Canarias cuenta con cuatro de los quince parques nacionales españoles. FOTO: VICENTE GARCÍA CANSECO

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Aigüestortes i Estany de Sant Maurici Con más de 450 lagos, el parque conforma uno de los paisajes más espectaculares del Pirineo catalán. Cuenta con más de 40.000 hectáreas, de las cuales 14.000 corresponden a la zona central y casi 27.000 a la llamada zona periférica de protección. FOTO: JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ

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Cabañeros En el corazón de los Montes de Toledo, entre las provincias de Toledo y Ciudad Real, este parque de 40.856 hectáreas cuenta con la llamada Raña de Cabañeros, una altiplanicie de inmensos pastizales salpicada de encinas, alcornoques y quejigos. FOTO: JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ

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Doñana Este parque de 54.252 hectáreas situado entre Huelva y Sevilla tiene en las aves uno de sus elementos más característicos. Aquí llegan a reunirse hasta 45.000 de los 60.000 flamencos que viajan desde África. FOTO: JOSÉ MARÍA PÉREZ DE AYALA

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Cabrera Integrado por las islas de Cabrera y Conejera y otros 17 islotes, suma 10.021 hectáreas. Fue territorio militar y eso lo protegió del desarrollo urbanístico hasta su declaración como parque, en 1991. FOTO: FEDERICO PUIGDEVALL

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Timanfaya Representa el vulcanismo reciente en las islas Canarias. El núcleo de 5.107 hectáreas, en Lanzarote, es donde se registraron las erupciones más importantes del siglo XVIII y lo constituyen las llamadas Montañas de Fuego o Timanfaya, con más de 25 cráteres. FOTO: VICENTE GARCÍA CANSECO

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Monfragüe El castillo de Monfragüe domina la zona oeste de este parque ubicado en la desembocadura del río Tiétar sobre el Tajo, en Cáceres. Sus 18.396 hectáreas son un refugio para la fauna, como las 300 parejas de buitre negro que anidan aquí. FOTO: JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ

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Sierra de Guadarrama Instaurado en el 2013, es el más joven de los parques nacionales. Se encuentra entre las comunidades de Castilla y León y Madrid. El granito tallado por la erosión ofrece un paisaje muy característico en La Pedriza. FOTO: JOSÉ MARÍA PÉREZ DE AYALA

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Islas Atlánticas de Galicia Formado por cuatro archipiélagos: Cortegada, Sálvora, Ons y Cíes, de las provincias de A Coruña y Pontevedra. Son un total de 8.480 hectáreas, de las cuales 1.194,8 son terrestres. Alberga el Agujero del Infierno, en Ons, un profundo pozo natural. FOTO: JAVIER SÁNCHEZ MARTÍNEZ

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Teide El Parque Nacional del Teide es Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2007 por sus valores geológicos representativos del fenómeno volcánico y por su belleza natural e importancia paisajística excepcional. Foto: Javier Sánchez Martínez

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Caldera de Taburiente El Parque Nacional se caracteriza por ser un enorme circo de cumbres de ocho kilómetros de diámetro con aspecto de caldera, donde múltiples erupciones volcánicas, grandes deslizamientos, la erosión del agua y el tiempo han modelado su geomorfología. En su escarpado paisaje destacan una extensa red de arroyos y torrentes, profundos barrancos, altas crestas y roques que se elevan hacia el cielo. Foto: Vicente García Canseco

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Picos de Europa El lobo es cada vez más frecuente en los Picos de Europa. Su población se recuperó notablemente a partir de los años ochenta del siglo XX, al aumentar sus presas principales: jabalí, corzo y ciervo en el Parque Nacional. La población estimada hoy es de unas seis manadas (sobre 40 ejemplares) de 270 manadas que se calculan en España. Foto: Miguel Ángel de la Cruz

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Tablas de Daimiel El más pequeño de los parques debe su creación al empeño que puso el naturalista Félix Rodríguez de la Fuente en 1972 para impedir que este ecosistema fuera desecado. Cuenta con 1.928 hectáreas y una zona de protección de 5.410 ha. FOTO: VICENTE GARCÍA CANSECO

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