La rodilla, materia sensible

Salud

La rodilla puede sufrir daños a cualquier edad, desde las lesiones entre niños futbolistas hasta la artrosis tan común entre los jubilados. El tratamiento de las dolencias de esta articulación pasa a menudo por la cirugía, pero va claramente hacia la biomedicina.

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El talón de Aquiles de los futbolistas es la rodilla (aunque también sufran lesiones en el talón de verdad). La mayoría de sus lesiones son en esta articulación. También es un punto débil para otros deportistas y para muchas personas aunque no hagan deporte, pues la degeneración de esta articulación supone la artrosis, muy común en la tercera edad.

A la rodilla lleva dedicado más de 40 años Ramon Cugat (l’Aldea, Tarragona, 1950). A los 21 se enfrentó a un dilema: seguir como jugador de fútbol de los juveniles del Barça o con la carrera de Medicina. “Era un jugador mediocre, así que elegí ser médico”, explica. Nunca dejó del todo el fútbol, pues se convirtió en médico de futbolistas. Y también, claro, de otros deportistas y no deportistas. Tras especializarse en Estados Unidos en tratar los problemas de rodilla y ser uno de los pioneros en España de las artroscopias (intervenciones de rodilla menos invasivas), por la mesa de operaciones de este cirujano ortopédico y traumatólogo de renombre han pasado numerosos jugadores de élite (de equipos españoles y de otros países) y muchos otros miles de futbolistas de todas las edades. Tal experiencia le permite explicar mejor que nadie las lesiones de rodilla en todas las edades y condiciones y hacia dónde va su tratamiento.

Por la mesa de operaciones de Ramon Cugat, cirujano ortopédico y traumatólogo de renombre, han pasado miles de futbolistas, lo que le ha dado una gran experiencia

Cugat, que ejerce en el hospital Quirón de Barcelona y en la Fundación Garcia Cugat (creada en homenaje a uno de sus mentores y suegro) y en la histórica Mutualitat Catalana de Futbolistes, dirigió un estudio de los casos atendidos en dicha mutualidad durante cinco temporadas (de la 2011-12 a la 2015-16). Son 125.251 lesiones, una media de 25.000 al año, en futbolistas de todas las edades, que muestran que la localización mayoritaria de la lesión, en casi uno de cada cinco casos, es la rodilla. Y una de las lesiones graves más usuales es la rotura del ligamento cruzado anterior.

Las lesiones musculares y de ligamentos se pueden prevenir en parte con programas de ejercicio específicos, señala. Pensando en no profesionales, se lamenta de “la plaga de lesiones” en categorías infantiles y juveniles (incluso en niños de menos de 10 años) por lo poco que se cuida esta cuestión: en la mutualidad atienden muchas lesiones de chavales por jugar sin suficiente preparación física previa, en malos campos y con botas de fútbol no adecuadas a esos terrenos (¡ay esas zapatillas como las de los cracks, pero en campos sin hierba!).

Las patologías de rodilla crecen por la práctica deportiva en condiciones inadecuadas y porque se alarga la esperanza de vida. Porque la lesión de rodilla tiene dos fases, cuenta Cugat: la traumática, casi siempre practicando algún deporte, y la degenerativa, la artrosis, debida al desgaste de la articulación y que obedece a la práctica deportiva continuada, al sobreesfuerzo por determinados trabajos o al envejecimiento.

Las lesiones de los cracks del fútbol y la artrosis de la tercera edad tienen pues más en común de lo que se podría pensar. De hecho, el médico apunta que hay una artrosis prematura que se relaciona con secuelas de lesiones previas, de futbolistas, por ejemplo.

La artrosis (u osteoartritis) es la degeneración de la articulación por deterioro del hueso subcondral (el extremo del fémur) y del cartílago, que actúa de cojín en la articulación. La enfermedad puede empezar por el deterioro de uno de los elementos o los dos a la vez (en personas de más edad, es difícil determinar qué se deterioró primero).

El médico alerta de una auténtica plaga de lesiones entre futbolistas infantiles y juveniles por la práctica en malos terrenos o con calzado inadecuado

Ramon Cugat aconseja a las personas de más edad intentar mantener el tono físico para que sufran menos sus articulaciones y retrasen su desgaste: caminar, ir en bicicleta, hacer ejercicios en el agua, fisioterapia, cuidar el movimiento articular… todo ayuda. Otros aspecto importante es la dieta: es aconsejable no aumentar mucho de peso. El médico es devoto de la alimentación ecológica y recuerda que se ha comprobado que tóxicos como el tabaco y el alcohol dañan toda clase de tejidos.

El traumatólogo preconiza así retrasar en lo posible el padecimiento de la artrosis y el dolor y problemas de movilidad, porque, en última instancia, la solución suele ser la cirugía y la sustitución de la articulación natural por una prótesis, tratamientos caros y que ni siquiera son la solución óptima en muchos casos, aunque no haya mejores alternativas generalizadas. Pero en las próximas décadas, Cugat cree que cambiará mucho el tratamiento de esta patología por la bioingeniería y las terapias celulares.

Él, a través de la Fundación Garcia Cugat y en colaboración con diversos centros universitarios y médicos de Catalunya, la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía o Canarias, ya es uno de los que trabajan en nuevas terapias, de momento dirigidas a retrasar en lo posible entre los pacientes el dolor, las dificultades de movilidad y la cirugía. En el horizonte está aprender a regenerar el cartílago en lugar de aliviar sólo los síntomas de su degradación.

Cugat empezó hace casi 20 años a estudiar los factores de crecimiento, “de los que aún se sabía poca cosa, por lo que decidimos meternos a fondo” (estableció colaboraciones con otros centros para ensayar terapias, normalmente con animales como ovejas). “El grupo suma más de 80 personas, y hemos publicado más de 250 estudios”, explica el médico.

Cugat ensaya terapias con factores de crecimiento y condrocitos para reducir el dolor y la inflamación e intentar regenerar el cartílago

Los factores de crecimiento son sustancias, la mayoría proteínas, que intervienen en el ciclo celular, en hacer proliferar las células, en su diferenciación… Se obtienen de la sangre (del mismo paciente), que se somete a un proceso de centrifugado para separar sus componentes. Cada uno tiene diferente uso. Cugat y su grupo han estudiado distintas patologías de la rodilla y su tratamiento: cartílago, ligamentos, hueso, músculo, tendones y piel.

El cartílago se intenta regenerar desde hace décadas sin un éxito rotundo hasta ahora. Es una matriz de glicoproteínas, varios tipos de colágeno, aunque el 98% es del llamado tipo 2, y condrocitos, las células cartilaginosas. La mayoría del que se consigue obtener mediante cultivos de células del propio paciente en laboratorio es uno que se conoce como cartilage-like, porque se parece al cartílago original, pero no tiene su alta concentración de colágeno tipo 2, sino del tipo 1, lo que lo hace un tejido más fibroso, señala Cugat.

Su grupo ha ensayado ya con pacientes dos terapias. Una consiste en inyectar factores de crecimiento en la rodilla, por ejemplo en pacientes con artrosis inicial (aunque sean de la tercera edad), para retrasar la fase degenerativa más dolorosa. Con unas tres infiltraciones (una cada dos semanas), la mayoría de los tratados se han encontrado mejor. Hay pacientes en los que el efecto dura unos seis meses, y en otros, más de un año. El objetivo es retrasar la cirugía sin tener un gran dolor ni ver limitada la movilidad.

La otra terapia recurre a la bioingeniería, pero a un nivel que no complique la cirugía ni exija largos cultivos celulares (lo que encarece los tratamientos). Así, por ejemplo, para tratar a un paciente de 43 años con lesiones en el cartílago, se le operó y además se le colocó una malla. Esta se realiza en el laboratorio en apenas un cuarto de hora (por lo que se implanta en la misma operación) a partir de factores de crecimiento obtenidos del paciente. Se tratan (se dejan cuajar y se activan con sustancias químicas) y después se les añade trocitos mínúsculos de cartílago de la misma persona, y esta especie de malla se coloca encima del punto lesionado (como un parche).

Se ha observado que este tratamiento, probado en fractu­ras de cartílago de la rodilla y el tobillo, ofrece una mejor cura­ción de la lesión. “No debe tomarse como una panacea –advierte Cugat–, pero llevamos ya unos 70 pacientes tratados en tres años y los estudios han mostrado que se forma cartílago, que hay regeneración”.

¿Hasta qué punto? Es lo que hay que seguir estudiando, señala. No se sabe aún si el efecto será continuado en el tiempo. Hasta ahora, se ha visto que a los pacientes tratados se les elimina la inflamación y el dolor (al menos durante meses) y se regenera tejido cartilaginoso.

Muchos especialistas trabajan en la biomedicina para tratar artrosis y otras lesiones de rodilla; en el futuro sustituirá seguramente a la cirugía y las prótesis

Muchos especialistas –en Europa, Estados Unidos, China...– ensayan terapias similares. Desde el cultivo y la reinserción de condrocitos hasta la inyección en la lesión de células madre (extraídas de la grasa o de la médula ósea del paciente). Con esta última terapia se ha constatado una reducción del dolor, de la inflamación y cierta regeneración, pero varía según los casos. No se sabe controlar todavía la acción de las células madre. Por ello, hasta ahora no se han estandarizado estos ­tratamientos.

También se ensaya con bioprints: se combina la impresión 3D y la terapia celular para ir reconstruyendo (como si se añadieran capas nuevas) el tejido que se desgasta. “Hacen falta muchos más estudios, pero está claro que estas terapias se extenderán y la artrosis y muchas lesiones se tratarán en el futuro mediante esta biomedicina más que con cirugía y prótesis”, asegura Cugat. Recuerda que en los años ochenta estaban en boga productos como ligamentos artificiales. Hoy todo se fía a la biomedicina.

Lesiones con secuela

La mayoría de las lesiones de futbolistas son hematomas, contusiones, esguinces de ligamentos y daños musculares, y la localización mayoritaria (17,5% de los casos) es la rodilla, según un estudio de casos atendidos en la Mutualitat Catalana de Futbolistes. Por lesión, la más usual es de tejidos blandos del pie, seguida de la de cartílago de rodilla. Y la más común entre las graves es en el ligamento cruzado anterior de la rodilla. Ramon Cugat señala que en estudios como uno que hizo la Premier inglesa se ha constatado como las lesiones de rodilla favorecen en muchos casos una artrosis temprana (muchos exfutbolistas han debido recurrir a prótesis). Cuando una persona joven se rompe un ligamento cruzado o el menisco, por ejemplo, se opera y se recupera. Pero se ha visto que el líquido que segrega la membrana sinovial queda alterado, aparecen en él sustancias inflamatorias. Es como si dejara de ser de calidad. Y, a la larga, se relaciona con una aparición de artrosis más acentuada y prematura de lo normal.

Consejos para corredores

Lo que afecta a los futbolistas, en el caso de la rodilla (y otras lesiones) se puede extender a otros deportistas, como a los numerosos corredores aficionados. Ramon Cugat tiene para ellos dos consejos: “Para hacer deporte hay que estar en forma antes; no se trata de hacer deporte para ponerse en forma, no se puede practicar un deporte si no se tiene ya cierta forma física y uno no se cuida”. Hay que tener buen tono muscular, sostiene, hacer regularmente estiramientos musculares, siempre calentar antes de correr… Y también hay que tener en cuenta el calzado (usar uno adecuado) y el suelo sobre el que se corre. Se desaconseja el pavimento duro urbano (hace que sufran más a cada zancada las rodillas, el talón y resto del pie, las caderas, la columna…) La lástima es que en las ciudades hay pocas pistas blandas (como las de tierra) que serían más adecuadas. Cugat señala que la popularidad del running ha multiplicado los casos que llegan al médico de lesiones de huesos, cartílago, músculos y  tendones. Y recuerda que en EE.UU. ya hace años que dicen que cada runner da pie a que un traumatólogo se gane la vida.

Artrosis

Es la dolencia articular degenerativa más común (en España afecta al menos a siete millones de personas). Suele aparecer a partir de los 45 años y obedece a la degradación del cartílago y del hueso, normalmente de la cadera y la rodilla. Se trata con medicamentos analgésicos, antiinflamatorios y condroprotectores, y si el dolor y la limitación de movimiento son graves, se acaba reemplazando la articulación por una prótesis.

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