La sostenibilidad pasa por casa

Energía

Alcanzar los objetivos de una generación y consumo energéticos sostenibles requerirá de un nuevo modelo de gestión y distribución en el que el usuario doméstico y el hogar serán los protagonistas. En un futuro no muy lejano no seremos simples consumidores de energía, sino que también la generaremos y la distribuiremos como parte de una eficiente red. Bienvenidos a la era de la compensación energética.

Horizontal

Los edificios energéticamente sostenibles, con placas y hasta vidrios de generación fotovoltaica, son ya una tendencia que definirá un nuevo modelo de gestión energética

Hubo un tiempo en el que todos los ascensores funcionaban como lo siguen haciendo aún los modelos antiguos o los de edificios de poca altura: subiendo y bajando a demanda, operando por una conmutación del circuito tras otra. Alguien lo llama desde el quinto y sube desde la planta baja, mientras en el del tercero debe esperar a que vuelva a subir para bajar de nuevo. La lógica difusa cambió el paradigma tecnológico, y ahora los ascensores optimizan sus viajes y con ello la energía que utilizan y el tiempo de los usuarios gracias a un circuito que gradúa sus paradas según la demanda. En la era de los algoritmos, la inteligencia artificial y las redes interconectadas, el sistema energético y de servicios públicos sigue manteniendo esa vieja lógica binaria: el usuario realiza una demanda, y las compañías distribuidoras y generadoras –de electricidad, de gas o de agua– la atienden, asumiendo sin más la pérdida que conlleva ofrecer un servicio holgado y el coste medioambiental que comporta atender sin riesgo de colapso los picos de demanda.

Las cosas, sin embargo, están empezando a cambiar. Y tanto la concienciación ciudadana como los objetivos que se están marcando a escala internacional para alcanzar un modelo energético sostenible a medio plazo no pasan sólo por una transición hacia las fuentes de generación renovables, que en el caso de la electricidad superan ya el 40% del total, según los últimos datos publicados por Red Eléctrica Española, sino por un nuevo cambio de paradigma hacia un modelo de cogeneración y codistribución que tiene en el hogar y en el actual consumidor pasivo su gran protagonista.

“El actual modelo energético y todas sus infraestructuras no son más que el desarrollo de un modelo creado a principios del siglo XX al que hemos ido añadiendo elementos y caudal de energía, pero sin replantearlo. Es una evidencia que ni es eficiente ni sostenible. Un coche eléctrico aparcado en el garaje puede abastecer de energía a un hogar medio durante una semana; sin embargo, lo único que hace actualmente es consumir y almacenar energía de ese mismo hogar”, explica Oriol Guimerà, director de desarrollo del Área de Diseño del Istituto Europeo di Design y experto en sostenibilidad.

De ahí que baste dotar al sistema de una reciprocidad que ahora no tiene y estructurarlo en pequeñas redes interconectadas para que su eficiencia crezca de forma exponencial con la electricidad como base del sistema. Un modelo que a pequeña escala ya funciona en los países escandinavos y en el que en España ya trabajan comercializadoras como Endesa, a la espera de las normativas que permitan hacerlo una realidad.

“Ahora mismo tenemos en la factura eléctrica hasta 15 conceptos que no tienen nada que ver con el consumo que nos podemos ahorrar. Generar bajo demanda tiene un gran coste energético y medioambiental, y si debemos hacerlo con urgencia, dependemos de la energía nuclear, que es la única que nos puede suministrar rápidamente energía. Con los hogares interconectados a la red podemos modular el sistema con eficacia, suministrando con mayor eficiencia y aprovechando a su vez esa energía que pueden generar los hogares o que almacenan las baterías y los coches conectados a la red”, explica Xavier Sola, gestor técnico de Endesa.

El ejemplo siempre recurrente es el de la generación doméstica de electricidad mediante placas fotovoltaicas en las horas de sol, cuando el consumo en los hogares es mínimo, pero de gran demanda en la industria. Una práctica ya regulada en España. El siguiente paso es que la distribuidora pueda aprovechar también la energía almacenada en las baterías de los coches e incluso desconectar de la red por periodos breves –lógicamente, con la autorización del usuario– los hogares o algunas de las fases de sus circuitos para optimizar la distribución eléctrica.

Ese nuevo modelo de compensación vendrá acompañado en ese hogar del futuro de electrodomésticos con baterías que les permitirán funcionar con autonomía de la red y que estarán interconectados a través del denominado internet de las cosas. Eso hará que puedan ser también proactivos en la gestión energética. En cuanto a su eficiencia, la tecnología led no sólo ha ganado la batalla en la iluminación, principal demanda de energía en el hogar, sino que aún tiene recorrido de mejora. Actualmente, estas lámparas ya convierten en luz el 80% de energía que consumen. Los ojos de buey, sólo un 10%.

La calefacción y la refrigeración, que siguen en demanda energética doméstica a la iluminación, tienen en la aerotermia su última frontera. Conectados a la red eléctrica, los actuales sistemas son capaces de ofrecer aire acondicionado, calefacción mediante bomba de calor o agua caliente y agua caliente para todo el hogar, con una rendimiento de hasta 4,5 kW por cada kW de electricidad. Un sistema que se antoja idóneo para países con requerimiento tanto de refrigeración como de calefacción y agua caliente y que parece llamado a desplazar tanto a las calderas de gas como a las placas solares de agua caliente, cuyo elevado mantenimiento las ha condenado al fracaso.

La arquitectura y el interiorismo también tienen su relato es esta transición energética mediante la construcción de edificios cada vez más sostenibles, la instalación sistemática de placas fotovoltaicas y hasta vidrios fotovoltaicos, la domotización del hogar, la instalación de redes de saneamiento que segreguen y aprovechen las aguas grises –las que provienen de la higiene personal y el lavado de ropa y vajilla– o la sustitución de materiales como el PVC de las conducciones por otros que tengan un menor impacto medioambiental.

Las bombas de calor permiten una reducción de hasta un 50% en el uso de energía en comparación con otros sistemas de calefacción y refrigeración.

Las lámparas led son más del 50% y 80% más eficientes que las lámparas de filamento estándar, respectivamente, en iluminación pública y residencial.

Los motores de los coches eléctricos son un 40% más eficientes en comparación con los motores de combustión, y los accionamientos eléctricos para usos industriales son un 25% más eficientes en comparación con los tradicionales.

Las baterías de iones de litio tienen una eficiencia energética un 12% mayor que los sistemas de almacenamiento electroquímicos alternativos.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...