Viaje al corazón del espectáculo

artes

Totem ya ha pasado por Madrid y Sevilla y en dos semanas llega al Districte Cultural de l’Hospitalet para viajar después a Málaga y Alicante. Pero antes de que lo vea el público, el Cirque du Soleil invierte un par de años en tener a punto cada creación. Magazine ha visitado su sede de Montreal para ver cómo y dónde se construye y pule el espectáculo. Pasen y lean.

Horizontal

Los acróbatas han de adaptarse a las normas del circo y trabajar su expresividad para conectar con el público

El gran zapato de payaso que muestra el camino de entrada a la sede del Cirque du Soleil apenas se intuye bajo la nieve. Pero esto es Montreal (Quebec, Canadá), y aquí el frío, más que asustar, estimula las neuronas. De puertas adentro el ambiente es cálido, luminoso, formalmente relajado, pero los horarios son estrictos y todo funciona como un engranaje bien ajustado. Hay muchas obras de arte en las paredes, en el jardín con huerto propio que surte al restaurante y en las ágoras donde se reúnen los empleados a tomar un café. Dibujos, esculturas, carteles del circo y algunas, ya muy pocas, de las famosas cabezas de yeso, réplicas exactas de las de los artistas, que servían para ajustarles capuchas y sombreros cuando estaban de gira.

Ahora las medidas se toman en el ordenador y en 3D, y las cabezas están guardadas en los almacenes del circo. Máxima eficiencia, la misma que se respira entre bambalinas en un cuartel general del espectáculo donde lo profesional prima sobre lo vistoso. Los colores, la música y la magia se reservan para la escena; este es un templo donde nacen las ideas y se concretan ajustando los sueños a medida de la realidad.

“Aquí, en Montreal, empieza todo”, resume Neilson Vignola, director creativo del espectáculo Totem. La semilla la puso el director teatral quebequés Robert Lepage. “Presentó una idea sobre la evolución del hombre y el agua”, explica Vignola. “Vino con una escena dibujada, anfibios que salen del agua, reptan, se ponen en pie, corren y hasta sueñan con volar –dice–. Se imaginaba cascadas, ríos y un lago en el escenario, y en Totem los vemos, pero a través de una proyección de imágenes que hemos rodado en escenarios tan dispares como Islandia o Hawái. El resultado es muy real, sobre todo cuando parece que los artistas caminan sobre el agua salpicando a cada paso”.

Un buen plan... abierto

Todos los espectáculos se construyen en esta sede de más de 800.000 metros cuadrados del barrio de Saint Michel, que era un área degradada cuando se instaló el circo, en 1997, y que su presencia ha contribuido a dinamizar. El proceso dura dos años. Las primeras reuniones son cosa de tres, el director del espectáculo, el director creativo y el diseñador del escenario. Arman el esqueleto y presentan a los responsables del circo el proyecto ya esbozado. Si lo aprueban, el equipo se amplía a 12 e incluye a los directores de vestuario, maquillaje, luces y sonido, diseñadores de acrobacias, músicos... Son encuentros de tres largos días dándole vueltas a la historia en jornadas de 10 horas donde todos comen juntos para no interrumpir la fluidez de las ideas.

Cuando se empieza a crear un espectáculo, el departamento de casting ve números circenses de todo el mundo; a quien vaya a trabajar en el Cirque du Soleil se le exige mentalidad abierta

“Se escucha a todo el mundo –no tenemos espacio para el ego personal–, salta la chispa y se marca el rumbo. Nunca se habla de dinero, eso lo dejamos para más tarde, para producción”, comenta Vignola. Y agrega que a estas reuniones hay que asistir con mentalidad abierta a los cambios: “Cuando entrevisto a alguien para que forme parte del Cirque du Soleil siempre intento saber si sabe reaccionar bien frente a ellos, porque hay gente muy rígida, y eso no funciona aquí”.

Cazadores de talento

Próxima parada: departamento de casting –16 personas– para explicarles el nuevo proyecto y ver lo que tienen. “Nos presentan números de todo el mundo y hacemos una primera selección que nos orienta para saber qué es lo que estamos buscando”, explica el director creativo.

Se diseñan las acrobacias, se les pone música, se ponen a punto el vestuario, el maquillaje, las luces... “Cada número se crea por separado, pero sin perder de vista el hilo conductor de la obra. Después vemos dónde encaja mejor cada uno para mantener el ritmo, lo que llamamos el esqueleto acrobático de la función”, relata Vignola. Una de las partes en las que más se implica es en los actos que enlazan un número con otro para hilvanar el show. “A veces usamos los payasos o a personajes –en Totem presten atención al científico, al rastreador y al Hombre de Cristal– para que nos guíen a través del argumento”, apunta.

¿Cuándo se da el espectáculo por bueno? Ha de pasar por lo que aquí llaman “las fauces del león”. Un mes antes del estreno muestran el resultado de dos años de trabajo a los directores del circo, a los que se informa cada seis meses de por dónde van las cosas. “Aunque lo que dicen siempre es positivo, a veces resulta duro escucharlos”, reconoce Vignola. Como cuando comentan: “¿Estáis seguros de haber respetado la idea original?”. Tienen dos semanas para introducir cambios. “Se trabaja al límite, pero si quieres hacer algo impresionante, es la única manera”, apostilla Vignola. Otra vez ante el león. Y una semana antes del estreno, la última revista. Que pase el público. Los primeros en verlo son los empleados de esta sede central, un público entendido y exigente que ha visto casi todas sus obras. Los responsables del espectáculo han aprendido a leerlo: “Su reacción es muy útil y a veces provoca los últimos cambios”, dice el director creativo.

Casting de robots

“Las nuevas tecnologías están aquí para ayudarnos a llegar más lejos en nuestras ideas”, dice Vignola. Yves Sheriff, de casting, da un paso más y habla de trabajar con distintos tipos de robots para ver cómo integrarlos en el espectáculo (y hasta interactuar con los payasos). También habrán de pasar un casting: él ya distingue entre los que tienen movimientos más mecánicos, que nunca se equivocan, y otros más complejos.

Sheriff actuó en la calle. Era payaso. Ahora rastrea el mundo y la red “buscando lo nuevo, lo único, lo que no se ha visto todavía”, puntualiza. ¿Lo último que le ha sorprendido? “Unos hermanos malabaristas de Togo y lo que son capaces de hacer en Asia con elementos tan simples como los lápices o el yoyó”.

“Se trabaja al límite, pero si quieres hacer algo impresionante, es la única manera”, dice Neilson Vignola, director creativo de ‘Totem’

Hacen 90 audiciones al año de las grandes disciplinas del circo artístico y reciben 6.800 solicitudes: “Desde el niño de 11 años que quiere ser acróbata hasta los artistas más reputados”.

Viajan a la Fira de Teatre al Carrer de Tàrrega, a los festivales de Avignon y Edimburgo, al Festival Mondial du Cirque de Demain, en París, a las ciudades donde se instala el circo (acudirán a Barcelona)... Tienen una base de datos con más de 25.000 fichas. “Lo guardamos todo porque a veces los directores no saben exactamente lo que buscan hasta que lo ven”, señala Sheriff. Nunca han dicho “de esto no tenemos”.

Fantasía y realidad

En Totem trabajan 10 costureras –en este taller de Montreal trabajan 22– para hacer 92 trajes, 519 piezas incluyendo calzado y accesorios. Encima de cada mesa están las instrucciones plastificadas y perfectamente documentadas para hacer los distintos modelos paso a paso. La diseñadora de vestuario, la australiana Kym Barret, ha dispuesto que en Barcelona la cantante estrene un traje que la convertirá casi en mariposa. “Ya está listo para enviarlo”, apunta orgullosa la costurera Sandra Ramos.

“La diseñadora dibuja cómo quiere exactamente el traje, estudiamos su coste y, si es asumible, las patronistas y los diseñadores textiles se ponen manos a la obra”, explica Vanessa Lafond, jefa del departamento de producción de vestuario. “Nuestro lema es ‘todo es posible’”, afirma. Colores de neón, pigmentos fluorescentes, telas deslumbrantes, avanzadas técnicas de estampación y serigrafía, telas pintadas a mano con cepillos de dientes, fragmentos de espejos y cristales, licras, cueros... Ahí está la fantasía que imita la piel de peces y ranas, pero también las inspecciones de seguridad.

“Debemos asegurarnos de que el traje sea cómodo y seguro para los artistas. No se puede caer una lentejuela ni uno de los 4.500 espejos que lleva el del Hombre de Cristal, porque alguien podría pisarlo y resbalar”, comenta Lafond. Los trajes no son intercambiables. Se hacen a medida (tienen las de todos los artistas en el ordenador), y se les deja siempre un poco de tela extra en las costuras por si hay que ajustarlos al volver de vacaciones. El 3D se está convirtiendo en parte importante del proceso creativo”, indica Lafond. El departamento de I+D, que todo el mundo cita en un momento u otro, tiene mucho que ver en ello. “Podemos hacer prototipos en versión reducida y probar cómo funcionan”, dice Lafond.

De acróbatas a artistas

Antes de salir a escena, el artista se sienta frente al espejo, extrae de una bolsa de plástico los productos y las herramientas que necesita para maquillarse y mira de reojo las fotos con el paso a paso y el resultado final de lo que será su obra de arte. A muchos les relaja; otros creen que no han nacido para esto, pero se aplican. Todos se acostumbran. Es parte del trabajo. “Somos un poco madres, un poco psicólogas”, afirma la maquilladora Elenis Uranis. Les enseñan sus técnicas y sus trucos en sesiones de dos horas y les inculcan que el resultado ha de ser fiel al diseño original. Cuando crea un maquillaje intenta evitar los eyeliners complicados para los hombres, “lo que más les cuesta”.

En la compañía son conscientes de que el circo se está diversificando y abren la puerta a las nuevas tecnologías y los deportes extremos, pero la emoción siempre ha de estar ahí

Los entrenadores artísticos y acrobáticos Hélene Lemay y Mitch Head trabajan juntos el 90% del tiempo. La primera ayuda a los artistas a trabajar su expresividad, a actuar, a cantar, bailar y hacer una haka, si se tercia “a conectar con la gente por otras vías”. El segundo afirma que “desenseña más que enseña; en gimnasia las anillas no se mueven; aquí les decimos ¡balancéalas!” “La curiosidad es vital”, coinciden los dos.

Necesitan tener a los artistas al menos cuatro semanas en sus manos para prepararlos si han de hacer una sustitución. “Cuando llegan les digo que no han de demostrarme nada, tan sólo que saben escuchar. A algunos hay que animarlos a salir de su zona de confort; a otros, frenarlos. En acrobacia generalmente tengo que frenarlos –dice Head–, parte de mi trabajo es ver los peligros que ellos no ven”.

Captar a audiencias más jóvenes. Ese es el gran reto compartido por miles de empresas en el mundo. “El circo se está diversificando. Las acrobacias no estarán siempre presentes al 100%”, augura Neilson Vignola. “Estamos atentos a las novedades, abiertos a las nuevas tecnologías y a las redes sociales, a los deportes extremos... Lo probamos todo, pero la emoción ha de estar siempre ahí. ¿En 20 años todavía existirán espectáculos en directo? Espero que sí, creo que el ser humano necesitará siempre sentirse parte de una comunidad”, ­reflexiona.

LA MÁGIA EN CIFRAS

100.000 jóvenes participaron en el 2017 en el programa social Cirque du Monde, que les ayuda a superar situaciones vulnerabilidad con herramientas creativas.

25 lenguas distintas manejan los artistas del circo. Cuando pasan por Montreal les dan un kit de bienvenida para limar aspectos culturales, y los intérpretes les facilitan el trabajo.

6.800 solicitudes por año recibe el departamento de casting del Cirque du Soleil. Entre el 10% y el 20% de los solicitantes tiene el nivel que buscan y los ven en directo en Montreal. Cada día entrevistan a unas 20 personas y al final de la jornada se quedan a 4 o 5 que continuarán en el proceso de selección.

5 millones de entradas al año vende el circo para los diferentes espectáculos que representa por todo el mundo. 

Entre 40 y 50 horas tarda una costurera en hacer un traje del Cirque du Soleil. Los modelos más elaborados –y excepcionales– necesitan más de 60 horas de taller.

23 metros de altura tiene el estudio de Montreal donde los artistas entrenan sus acrobacias aéreas antes de un estreno. 

Unas 20.000 muestras de telas, estampados y colores se guardan en los talleres de Montreal. Hay un departamento específico para comprar tonos discontinuados o el material y el color específicos que a veces busca el diseñador de vestuario. Ahora, el 80% de los tejidos ya se tiñen y estampan en la misma sede canadiense.

4.500 espejos y cristales dan vida al traje del Hombre de Cristal de Totem. 

Entre 20 y 25 tonos de piel distintos para incorporar a los vestidos y adaptarse a las diferentes etnias se manejan en los talleres del circo.

46 artistas de 16 países trabajan en Totem.

45 minutos tarda de media un artista en maquillarse antes de salir a escena. De promedio, el maquillaje tiene entre 20 y 25 pasos, aunque alguno ha llegado a tener 63 y se tardaba más de 2 horas en acabarlo. 

Más de 1.300 artistas, de 55 países diferentes, estarán actuando esta noche en algún espectáculo del Cirque du Soleil alrededor del mundo.

6,8 millones de entradas se han vendido en España para ver el Cirque du Soleil desde que se estrenó en 1988 con Alegría.

2 años tarda un espectáculo desde que se aprueba la idea inicial hasta su estreno.

Horizontal

Cada departamento tiene sus talleres, desde escenografía hasta costura.

Horizontal

En la sede de Montreal hay espacios donde el personal se pueda tomar un respiro

Horizontal

La mayoría de las telas usadas para el vestuario ya se tiñen y estampan en los talleres de la sede canadiense

Vertical

El impresionante estudio donde se ensayan las acrobacias, de 23 metros de altura

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...