Ciencia, responde

Hace unos meses leímos una noticia fabulosa: “La mejor manera de llegar a nuestro cerebro es a través del torrente sanguíneo con nanorrobots, así que podremos aprender idiomas con tan sólo tomar una pastilla”. Aunque se le escapen a uno los detalles exactos que nos llevarían hasta esas píldoras logóteras, la seriedad del vaticinio queda acreditada por el científico que lo formulaba, Nicholas Negroponte, fundador junto a Jereme Wiesner del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Hace más de 30 años, Negroponte (gran nombre para un alquimista) se subió a un escenario armado con un puñado de papeles amarillentos y un proyector de diapositivas y lanzó algunas predicciones acerca de cómo sería el futuro cercano gracias a los ordenadores. Habló de pantallas táctiles, libros electrónicos y teleconferencias, “tres cosas que sonaban a ciencia ficción y que hoy están en el bolsillo de cualquiera gracias a los smartphones”.

sería estupendo aprender lenguas sin el penoso trabajo de estudiarlas

Por los mismos días, y a petición de algunos activistas, la alcaldesa de Madrid prometió plantearse en su ciudad la promulgación de una ordenanza que prohibiera en la capital de España los circos con animales y la exhibición de animales en cautividad (ignoro si tal ordenanza alcanzaría a los que viven en el zoo, ya que algunos de estos gozan de mucha más libertad de movimientos y desde luego mayores atenciones en lo que se refiere a alimentación y confort que algunos de los que viven en las ciudades modernas. Y de las carreras de caballos no digamos nada para no dar ideas).

¿Existe algún nexo entre una y otra noticia? Aunque sea de una manera oscura, yo sé que sí. Por un lado, la ciencia avanza a la mayor velocidad; por otro, a la mayor velocidad también, se destruyen cosas que contribuyeron a la felicidad de muchos. Sería estupendo poder aprender todas las lenguas sin pasar por el penoso trabajo de estudiarlas, pero una vez sabidas, ¿de qué y con quiénes podríamos hablarlas? ¿No estamos cada día más solos? Se lo pregunto a nuestra perra en una lengua para la que no hay perspectiva de píldoras, y ella me entiende. Lleva la perra su collar y si la paseo por la calle, va atada a una cadena. Vive en cautividad. ¿Y no es cautividad la nuestra, se preguntaba el Segismundo de La vida es sueño? Ciencia, responde.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...