La cocina

Cuando estrené el piso donde vivo ahora lo que menos me preocupaba era el tamaño de la cocina. Recuerdo que mi madre, que hizo las veces de buscapisos yendo a agencias, visitando pisos a la venta y filtrando aquellos que según ella ya no valía la pena que fuera a ver, dijo sobre el que acabé adquiriendo que todo estaba genial, pero la cocina era muy pequeña. Qué tontería, pensé yo, como si tuviera pensado estarme muchas horas entre pucheros. Lo que en ese momento era importante era disponer de muchos metros en la sala de estar, ya que venía de un piso en el que las fiestas que se organizaban de forma un tanto imprevista se desparramaban por todas las habitaciones y el día después aparecían restos de comida (encargada) en los sitios menos pensados.

Avancemos cinco años y un momento epifánico doméstico cuando te das cuenta de que lo que has ido esparciendo por la casa ahora no son los amigos sino las sartenes, los accesorios de cocina, la colección de ralladores, los electrodomésticos de poco uso (que al estar escondidos todavía se les saca menos partido) e innumerables utensilios que he ido adquiriendo en los viajes a Williams Sonoma, la cadena de tiendas de cocina de Estados Unidos.

En poco menos de cinco años he cambiado costumbres, he intentado aprender a cocinar y los encuentros con amigos y familiares han dejado de girar alrededor de comida preparada (por Maggi, mi abuela o en forma de restos de celebraciones familiares anteriores) para ser momentos en los que intento (en vano) evangelizar sobre mis nuevas costumbres veganas.

Pocas cosas me ayudan más a desconectar que plantarme delante de mi minisuperficie de trabajo en la cocina y preparar una receta de Jerusalén, el magnífico libro de Yotam Ottolenghi que luego se va directa en tápers a la oficina.

Hay quien ve el paso del tiempo en canas o en el número de plazas del coche familiar. Yo lo noto cuando en las recomendaciones de Amazon me aparecen siempre las últimas versiones del robot de cocina Kitchen Aid (que, por supuesto, acabaré comprando a final de mes).

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