La creatividad

Reelaborar cuadros clásicos funciona. De entrada, da una pátina cultural y, luego, asegura que la base –la obra de un pintor consolidado por los siglos– no pueda fallar. Picasso lo hizo con Las meninas de Velázquez, pero antes que él lo habían hecho otros. El guiño, la referencia, el homenaje, casi siempre aportan frescor. Y si alguien no entiende qué sentido tiene, en general se guardará muy mucho de decirlo en voz alta, por miedo a que lo tomen por un ignorante incapaz de captar el mensaje o la ironía.

Ahora, al artista Nicolas Amiard se le ha ocurrido añadir tatuajes a famosos cuadros de la historia. Hoy día, con el Photoshop puedes manipular cualquier imagen, empezando por las de modelos y acabando con las de políticos. Y como Amiard lo domina como los ángeles, se ha puesto a la tarea y ha creado una serie que lleva por título El arte del tatuaje.

Hoy veremos como cierto arte enrollado ha pasado a ser una broma y poco más

Incluye su versión de La Gioconda de Leonardo, que luce tatuajes en las manos, el pequeño trozo de brazo que se ve y el escote, en el que aparece una cara de mujer más bien tontorrona. La gran odalisca de Ingres le habrá dado más trabajo. Como está desnuda y de espaldas, ha podido explayarse a gusto: flores y plumas de colores verde, naranja y gris, desde el cuello hasta las nalgas. En el Almuerzo sobre la hierba de Manet, como los dos hombres van vestidos y la muchacha que se baña queda lejos, ha concentrado sus esfuerzos en la mujer desnuda, que muestra tatuajes en brazos, costillar, pierna y pie. En El nacimiento de Venus de Cabanel, Amiard ha dedicado sus esfuerzos a los brazos, la cintura y las piernas de la protagonista, la diosa del amor. Curiosamente, a los cinco angelitos que revolotean sobre ella les ha dejado la piel intacta. En la Lección de anatomía de Rembrandt, lógicamente el tatuado es el cadáver que ya han empezado a diseccionar y que, por la cantidad de dibujitos que luce, en vida debió de ser portero de discoteca.

Visto todo lo cual, la pregunta es: ¿y qué? ¿Qué aporta eso? Pues unas sonrisas y poca cosa más. Pronto algún artista tendrá la genial idea de reelaborar esos mismos cuadros clásicos, u otros, con los retratados haciéndose una selfie. La Gioconda haciéndose una selfie... Los de Almuerzo sobre la hierba haciéndose una selfie... Uno de los alumnos de Lección de anatomía haciéndose una selfie con el cadáver... No me extrañaría que algún hiperventilado lo haya hecho ya.

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