Emigrantes invisibles

Sumando las cifras oficiales con las de la emigración clandestina, los estudiosos calculan que más de cuatro millones de personas abandonaron la España pobre y atrasada de finales del XIX y principios del XX para lanzarse a la incierta aventura de emigración. Aunque mayoritariamente se asentaron en América Latina, muchos optaron por el norte también.

Dependiendo de las distintas capacidades laborales o en respuesta al efecto llamada de sus paisanos se establecieron como mineros en los pozos de Virginia Occidental, obreros industriales en factorías metalúrgicas y altos hornos de Pensilvania, Ohio y los alrededores de San Luis (Misuri), pastores de ovejas en Nevada y Idaho, recolectores de caña de azúcar en Hawái, picadores de piedra en las canteras de Nueva Inglaterra, envasadores de fruta en las fábricas de conservas de California, torcedores de cigarros en las tabaqueras de Tampa (Florida), marineros, fogoneros y estibadores en los muelles del Hudson y del East River, paleadores de carbón en las centrales térmicas y montones de pinches y camareros repartidos por los restaurantes de todo Nueva York.

Varias decenas de miles de españoles buscaron un porvenir en Estados Unidos

Trabajar, ahorrar y volver a su tierra era el objetivo común. Las coyunturas históricas –nuestra Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, principalmente– hicieron, sin embargo, que casi todos se acabaran quedando. Con el paso de los años se fueron asimilando a la sociedad norteamericana, si bien nunca cejaron en su empeño por transmitir a sus hijos y nietos un profundo sentimiento de doble identidad.

Dos investigadores apasionados de este capítulo olvidado de nuestra historia –el profesor neoyorquino James Fernández y el periodista asturiano Luis Argeo–, han pasado una década recorriendo tanto España como

Estados Unidos, llamando a la puerta de los descendientes de aquella emigración. El resultado de su esfuerzo es una maravillosa colección de fotografías, documentos, enseres y testimonios enormemente informativos y conmovedores que evidencian las aventuras y desventuras de aquellas decenas de miles de hombres, mujeres y a menudo familias enteras que integraron colonias en su día cohesionadas y activas y hoy caídas prácticamente en el olvido.

Todo ello podremos verlo en la maravillosa exposición Emigrantes invisibles. Españoles en Estados Unidos (1848-1945). La organiza la Fundación Consejo España-EE.UU. en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid. No se la pierdan.

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