En busca de E.T.

Carl Sagan ha sido uno de mis ídolos intelectuales desde hace mucho tiempo. El astrofísico estadounidense cambió mi vida a principios de los 80 con su asombrosa serie de televisión Cosmos y el libro posterior del mismo nombre, que sigue siendo una de mis lecturas de cabecera. Entre las cosas extraordinarias que Sagan hizo, una de la más notables fue su apoyo fundamental a los proyectos SETI de búsqueda de inteligencia extraterrestre (Search for Extraterrestrial Intelligence).

Como muchos astrónomos, Sagan siempre estuvo convencido de que en el universo cabe mucha más vida que la de la única tierra. Y de que es nuestra obligación intentar contactar con otros seres que puedan poblar mundos distintos del nuestro. En 1974, Sagan y su colega Frank Drake enviaron al espacio desde el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, un mensaje de radio de dos minutos con información sobre nuestro planeta y nuestra especie. Ese mensaje atraviesa desde entonces la infinita oscuridad camino de su destino final, el cúmulo de estrellas M13, al que llegará dentro de 25.000 años. La idea de que “alguien” pueda un día captarlo y respondernos, es realmente estremecedora.

ESE MENSAJE LLEGARÁ A SU DESTINO EN EL CÚMULO DE ESTRELLAS M13 DENTRO DE 25.000 AÑOS

Entretanto, el mismo radiotelescopio, junto con otros muchos de todo el mundo, rastrea día y noche las señales de radio procedentes del cosmos en busca de alguna que por su potencia y su ritmo pueda provenir de seres inteligentes. No les estoy hablando de una chifladura, sino de un programa científico serio y riguroso, sostenido por instituciones de enorme prestigio y por grandes investigadores. Aún no ha habido grandes resultados, pero por dos veces se han percibido señales que podrían contener un mensaje. Y quizá, teniendo en cuenta ciertos estudios estadísticos sobre las posibilidades de vida extraterrestre inteligente, algo más prometedor pueda llegar entre 2020 y 2025.

Una de las cosas más hermosas del proyecto SETI es que todos podemos participar en él. A través del programa SETI@home, más de cinco millones de personas colaboran con la universidad de Berkeley para analizar las señales recibidas, cediendo su ordenadores durante el tiempo en que no los utilizan. Ustedes mismos pueden hacerlo con tan sólo descargarse un software, y convertirse así en colaboradores póstumos de Carl Sagan, el científico que dijo la frase más poética que he oído sobre los seres humanos: “Somos polvo de estrellas”.

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