En suposición de tocar

No me digan por qué, pero en el mundo de los libros antiguos y viejos, los dedicados a la crotalogía o arte de tocar las castañuelas alcanzan cifras fabulosas. Supongo que será por su rareza, pero no debe de ser por eso sólo, ya que también hay un gran número de libros raros que no busca ni quiere nadie.

En la política española acaba de irrumpir un grupo de jóvenes puño en alto

En todo caso, en el primer tratado de crotalogía que se conoce, del agustino fray Juan Fernández de Rojas (y no pregunten qué hace un fraile escribiendo sobre las castañuelas), de 1792, se dice algo de ellas que recoge en 1878 el segundo, del que es autor Francisco Asenjo Barbieri, musicólogo y célebre autor de zarzuelas. Y es ello una de esas frases de aplicación universal, que justifica a mi modo de ver su peso en oro. La difundió e hizo célebre Rafael Sánchez Ferlosio, finísimo buscando píldoras conceptistas en otros y dándolas él mismo, con ocasión de su reedición facsímil en 1981. Decía el padre Fernández, para justificar la necesidad del estudio de las castañuelas, algo de Perogrullo que no lo es: “En suposición de tocar, mejor es tocar bien que tocar mal”. Hay en este “en suposición de tocar” una grandísima coña, algo así como un “en la vida no hay ninguna necesidad de tocar las castañuelas; ahora, si va a tocarlas, será mejor que las toque bien a que las toque mal, por usted, en primer término, pero sobre todo por los demás, que van a tener que sufrirle la murga esa de los palillos”, que es como se llama también a esos dos trozos de madera de granadillo que juntos forman una castaña, de donde les viene el nombre. De hecho, dos de las palabras universales que ha aportado la lengua castellana a las lenguas del mundo han sido estas: guerrilla y castañuela, que tal cual circulan en todos los idiomas.

En la política española acaba de irrumpir un grupo de jóvenes puño en alto, barbas y coletas que se ve quieren imitar a los guerrilleros que entraron en La Habana en 1959 con un aspecto parecido. Aquellos, aunque viejos, siguen allí, con la admiración de estos que ya han prometido acabar con el “régimen” de la transición, convencidos, ¿sí?, de que antes de un año gobernarán España, probablemente en mangas de camisa y sin dejar de hablar un solo instante como gustaban tanto hacer los comandantes Fidel y Chávez. Todo puede ser, porque no hay día que no veamos cosas inauditas. Por eso le parecía a uno oportuno recordarles aquello de “en suposición de tocar...”, y lo que sigue.

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