¿Eres feliz?

¿Qué habrán pensado los paraguayos de la encuesta Gallup, según la cual ellos serían, pese a vivir en uno de los países con mayor injusticia, corrupción y desigualdad, los seres más felices de la tierra? ¿Qué pensaremos nosotros? ¿Deberíamos emigrar al Paraguay?

Sólo un 11% de los españoles se declaraba enteramente feliz en una encuesta

En cuanto se conoció la noticia, muchas gentes trataron de dilucidar algo tan paradójico, aclarando en primer lugar qué se entiende por felicidad y computando los factores que la aumentan o disminuyen. Las conclusiones a las que parecen haber llegado son: a/ no hay una sola clase de felicidad, b/ es relativa y c/ es circunstancial. Dos de las preguntas que se les hicieron a los paraguayos y que les llevaron a lo alto del podio fueron estas: “¿Se sintió bien descansado ayer? ¿Fue tratado con respeto durante todo el día ayer?”. Las demás eran parecidas, y para mí casi siempre desconcertantes, porque conozco a personas que descansan mal y son felices y muchos nos sentimos maltratados por los políticos (principalmente, aquellos que confunden la política con estar cómodos o ser felices), y pese a ello somos aceptablemente felices. La primera pregunta no tendría, pues, el mismo sentido hacerla en El Puerto de Santa María o en Calcuta, y las respuestas a la segunda serían muy diferentes en Noruega y en Mali.

Este verano el CIS dio a conocer una encuesta sobre el Quijote. Los resultados eran desoladores: ocho de cada diez españoles no lo han leído y de los dos que aseguraban que sí lo habían hecho, sólo un 16% pudo decir el nombre de don Quijote (Alonso Quijano) y menos de un 10 el de Dulcinea (Aldonza Lorenzo). No sé por qué la última pregunta de aquella encuesta era esta: “¿Se siente usted feliz o infeliz?”. Y los resultados eran aún más desalentadores. Sólo un 11% de los españoles se declaraba enteramente feliz, en tanto que más de un 70% se declaraba infeliz, en diversos grados (aunque no creo que fuese por no haber leído el Quijote). ¿Son en verdad los paraguayos tan felices, somos los españoles tan infelices? ¿Tendrán algún valor esas encuestas o serán únicamente parte de estadísticas recreativas? Porque “no, no venimos a ser felices ni desdichados, sino a cumplir con nuestro deber”, decía Nietzsche. Y no porque la felicidad no exista o sea inalcanzable o dañina de algún modo, sino porque a ella sólo se llega, precisamente, cumpliendo con nuestro deber, “dichosos si logramos saber cuál es”.

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